Capítulo 1. Bienvenido al apocalipsis.

10.2K 558 716
                                    


Abro los ojos. Parpadeo brevemente para acostumbrarme a la luz de la luna que se filtra por la ventana. Oigo el ajetreo que hace el personal del orfanato al correr por los pasillos. Me sorprende, siempre han sido demasiado estrictos con el comportamiento. Bajo de la parte de arriba de la litera donde estaba y zarandeo a mi compañera aun dormida.

- Eh, eh Hannah, despierta. – digo mientras observo la gran habitación vacía. Ninguna de sus compañeras está en las literas.

- Tengo sueño... - dice mientras se cubre con la sábana. Vuelvo a moverle. - ¡Joder Áyax! ¿¡Qué te pasa?!

- Alguna... Alguna mierda rara está pasando. – respondo mientras miro a la puerta cerrada que se encuentra al final de la gran habitación. Un grito lejano confirma lo que digo. Corro hacia la ventana y miro a través de esta. No puedo creer lo que veo. Una enorme horda de seres con apariencia humana ocupa las calles, y algunos de ellos entran por la puerta central del orfanato. - ¿Pero qué...? – interrumpo mi pregunta cuando dirijo mi mirada a una casa que está empezando a arder, veo como algunos coches huyen de la escena, estrellándose uno de ellos en el camino, causando que unos cuantos monstruos de esos acudan al vehículo como si fuera un reclamo, y lo que más me horroriza, cuerpos desmembrados están esparcidos por el patio del orfanato.

Al rededor se encuentran decenas de lo que yo creo que son personas, y un grupo de ellas devora el cadáver de una niña en el suelo.

La reconozco. La he visto asomada a la ventana más de una vez, en el pabellón de las chicas, justo dónde yo me encuentro ahora, mirándome durante mis escapadas nocturnas... Y hace unas horas no ha sido excepción. Mi cara cambia del horror al asco, cuando el cuerpo podrido de la chica se levanta por propia voluntad, mientras sus tripas caen delante suyo, arrastrándolas por el césped mientras camina, transformada en una de esas mierdas.

Tardo unos segundos en entender lo que está pasando.

Oigo gritos. Un grupo de mis compañeros acompañados por un par de profesoras salen por las ventanas de las habitaciones del primer piso. - ¡NO! ¡NO HAGÁIS ESO! ¡Quedaos dentro, joder! – Grito mientras golpeo la ventana.

Tarde. Esas mierdas se abalanzan sobre ellos en segundos. Los gritos de los niños pequeños no se hacen esperar.

Me aparto de la ventana, apoyándome en la pared mientras cierro los ojos y cojo aire un par de veces. No quiero vomitar lo poco que aquí nos dan de cenar.

Hannah ocupa mi lugar para ver la escena, su cara no tiene precio.

- Qué coño está pasando... Qué... - dice en un susurro mientras caen lágrimas por sus mejillas.

- Hay que largarse – digo acercándome a la litera. Empiezo a hacer mi mochila, la cual dejé aquí anoche al visitar a mi amiga, cogiendo mi escasa ropa y la poca comida que tengo escondida.

- ¿Qué? ¿¡Y que pretendes hacer!? ¿Salir ahí fuera para que te coman? – me grita esta mientras seca sus lágrimas con la manga de su camiseta.

- Tampoco voy a quedarme aquí para verlo. – digo mientras me pongo una sudadera negra.

- Muy bien tipo duro ¿Cómo piensas defenderte? ¿Con tus puños de acero? – responde de forma irónica.

Me agacho. Empiezo a tocar las maderas bajo su cama hasta encontrar lo que busco. Sonrío. Saco lo único y más importante que tengo: Dos katanas unidas por sus fundas, una sobre la otra, en forma de X.

De nuevo, su cara no tiene precio. - ¿¡Desde cuando lleva eso bajo mi cama!?

- Eso no importa. – digo sonriendo mientras paso los brazos por los arneses de cada funda, cosidos por la mujer que me las regalo. Abrocho la hebilla que queda a la altura de mi pecho. Perfecto.

The Walking Dead: Nuevo MundoWhere stories live. Discover now