XIV - Encuentro

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"No creo que sea casualidad este encuentro"

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Luego de que Niall se fuese Bambi salió del Valle de los Ángeles con una paga mayor a la que había obtenido, Niall le había dejado más dinero del acordado.

En la entrada, un auto negro la esperaba, no pudo evitar sentirse intrigada.

— ¿Señorita Angela? —ella asintió. —El señor Horan me envió para llevarla a su hogar, soy su chófer, Mario.

— ¿El señor Horan lo envió para que me lleve a mi casa?—Habló intrigada y sorprendida a la vez.

—Si señorita. —El hombre abrió la puerta de la parte trasera y Angela dudo en subirse.

Una parte de ella estaba en alerta pero únicamente gente exclusiva podía tener acceso a aquel recinto por lo que dejó de hacerse una película en su mente y se subió al auto.

El hombre comenzó a llevarla siguiendo las indicaciones de la joven y la orden de su jefe.

—Así que... ¿Trabaja para el señor Horan?—Preguntó intrigada.

—Soy su chófer, cuando lo dejé en su trabajo me pidió que fuera por usted. —Habló tranquilo.

Angela no pudo evitar sonreír por lo que Niall había hecho por ella, tal vez le había gustado mucho su pequeña travesía en la ducha.

El auto se detuvo frente a su casa y el hombre bajo del auto para abrirle la puerta, Angela se sentía como si fuese de la realeza.

—Muchas gracias. —le dedico una sonrisa al hombre. —Que tenga buen día.

—Usted también señorita Angela. —El hombre le sonrió de manera amigable y volvió al auto para luego marcharse.

Angela entró a su casa con cuidado de no despertar a nadie hasta llegar a su habitación, la misma rutina que hacía desde que había comenzado a trabajar en el Valle de los Ángeles.

Mientras se encontraba debajo de la ducha no pudo evitar pensar en Niall, en sus palabras, en sus acciones la noche anterior. El la respetaba, respetaba su manera de estar, respetaba su cuerpo, pero sobre todo la respetaba a ella.

Jamás creyó que sería elegida por un hombre como él, lo único que podía imaginarse cuando fue seleccionada era dolor, pero no era el caso. Niall no hacía sentir sucia, no la obligaba a hacer cosas que no quisiera, e incluso parecía cuidar de ella.

Mordió su labio al pensar en la primera noche que se vieron, él había sido tan dulce con ella, tan respetuoso, la había hecho sentir bien y no la había dañado en absoluto por su propio placer.

Detrás de aquella mirada fría y aquel semblante serio, se escondía un hombre soñado, un hombre cariñoso, un hombre que ella quería descubrir.

(***)

Angela llego a la cafetería algo apresurada ya que estaba llegando tarde nuevamente, el autobús parecía no querer que ella llegara a tiempo.

—Lo siento, lo siento. —se disculpó a su compañero de trabajo quien la esperaba en la entrada de brazos cruzados. —El autobús... —El hombre la detuvo con su mano.

—Tranquila Angela, no voy a retarte. —ella lo miro agradecida. Noto la presencia de la joven que la suplantaba los días que no podía ir y miró a su superior. —Hoy no trabajaras. —abrió los ojos de par en par al oír aquellas palabras.

—Me... ¿Me estas despidiendo? ¡No! ¡Por favor! Prometo que...

—No te estoy despidiendo Angela. —Marcos sonrió por el desespero de la joven. —Tienes tu día pagado. —Ella lo miro extrañada. —Tómalo como un obsequio por tus esfuerzos. —le guiño el ojo para luego darse la vuelta.

Angela no entendía lo que sucedía, dio un paso hacia atrás y dos manos la tomaron de sus hombros para que no tropezara, se dio la vuelta asustada y vio una sonrisa muy peculiar.

—Cuidado pequeña, no queras caer. —Angela no podía creer que estuviera nuevamente allí. Sus mejillas se tornaron rosadas de solo sentir su presencia.

Niall por su lado se deshizo de sus lentes y la observo con una sonrisa.

—Señor Horan... que sorpresa verlo aquí. —Lo observo detenidamente, llevaba ropa normal y no alguno de aquellos trajes que solía usar al momento de estar con ella. Niall sonrió al sentir la vista de Angela examinarlo, le encantaba como aquellos ojos lo recorrían de pies a cabeza intrigados.

— ¿Te sorprende verme Angela? Pasaba por aquí porque venía a hacerte una pequeña propuesta. —Hablo tranquilo mientras colocaba sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—Entonces no creo que sea una casualidad este encuentro. —Hablo entendiendo por qué Marcos extrañamente le había dado el día libre. Miró a marcos quien los observaba y volvió su vista a Niall. — ¿Por qué lo hace? —Habló mirándolo a sus ojos.

—Por qué quiero ayudarte. —el hombre se acercó a ella y llevó su mano a su mentón para acariciarla con su pulgar. —Así como tú me ayudas a mí. —Angela no pudo evitar morder su labio, los ojos de aquel hombre eran dos joyas que la observaban, tan tranquilo y con sinceridad en su mirada. — Está noche tengo una fiesta de la empresa de Louis y bueno... Quiero que vengas conmigo. —Ella lo observo sin saber que decir. ¿Por qué ella? ¿Por qué no otra? —Te pagaré lo que te corresponde si tienes dudas de ello.

—No es eso. —Hablo algo avergonzada. —No quiero que piense que todo lo hago por el dinero. Es solo que... Usted es tan bueno conmigo y yo... Siento que no doy lo suficiente de mí como para... Devolvérselo.

—Tú haces más de lo que deberías. —acaricio su mejilla y la observo cerrar sus ojos. Sus labios rosados llamaban tanto su atención, deseaba tanto besarla en aquel momento pero debía contenerse. —Quedé muy complacido por lo de esta mañana. —Ella abrió sus ojos y vio aquella sonrisa llena de picardía. —No puedo sacar tu imagen de mi mente Bambi... —Angela sintió como su cuerpo se estremecía ante aquella voz.

Niall parecía saber perfectamente cómo excitarla con tan sólo hablar, parecía conocer sus puntos débiles sobre su cuerpo, así como conocía a la perfección que partes tocar a la hora de estar a la cama. La conocía de pies a cabeza, la conocía más de lo que cualquier otro podía hacerlo. Y eso en cierto momento comenzaba a molestarla por qué ella también quería conocerlo, quería saber sus gustos, sus puntos débiles.

—Señor Horan... —Él sonrió ante el pequeño jadeo de su ángel y se separó para calmarla, no era el momento, no aún.

—Iremos a comprar las prendas que usaras esta noche. —Volvió a tomar sus lentes y ella lo observo.

— ¿Ahora? —pregunto sorprendida.

—Si. —Le sonrió para luego abrirle la puerta para salir.

Ella lo siguió y ambos fueron al auto donde Mario los esperaba para abrirles la puerta.

Angela estaba tan nerviosa, pasaría su tarde con Niall. Él se veía tan relajado, moviendo sus dedos al ritmo de la canción que sonaba por el estéreo.

Ella intento controlarse a sí misma, quería dar una buena impresión, debía actuar natural y tranquila. Todo lo contrario a como él la conocía según ella.

El auto se estacionó frente al centro comercial y todos bajaron del vehículo, Angela estaba maravillada al ver aquel lugar lleno de tiendas llenas de marcas muy caras y cosas muy costosas.

Niall apoyó su mano en la espalda de la joven y le sonrió.

— ¿Lista?

Ella asintió algo aturdida y ambos se adentraron al mundo de las compras.

Valley of Angels © |njh|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora