XXXVII - Hogar

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"Mi hogar son ustedes..."

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—Bien, es aquí. —La pequeña estaba sentada sobre las piernas de su hermana en el auto el cual estacionó en la entrada de la gran mansión.

—Oh dios... ¡ES UN CASTILLO! ¡BAMBI! ¡NIALL SI VIVE EN UN CASTILLO! —La sonrisa de la menor era tan grande.

—Lo sé amor. —su hermana acaricio su cabello con delicadeza.

—Bienvenida a su nuevo hogar señorita Peyton. —Habló Mario al estacionar el auto.

Niall fue el primero en bajar y abrió la puerta del lado de Angela para tomar a Peyton entre sus brazos, ya que aún no podía deambular mucho por la reciente operación.

—Con cuidado princesa. —La pequeña se aferró a los brazos del mayor y observo a detalle aquella gran entrada del lugar donde viviría. — ¿Te gusta?

— ¡SÍ NI! ¡ME ENCANTA! —el hombre río ante la emoción de la menor y extendió una mano para ayudar a Angela a salir del auto como todo un caballero.

Cuando los 3 estuvieron fuera del vehículo caminaron hacia la entrada la cual fue abierta por Marta quien tenía una gran sonrisa en su rostro al ver a la niña entre los brazos del mayor.

— ¡Oh Peyton! ¡Bienvenida pequeña!

— ¡Marta! —la mujer se acercó a la menor y lleno su rostro de pequeños besos que la hacían reír.

—Estoy tan feliz de que por fin estés aquí princesa. He preparado un pastel de chocolate solo para ti.

— ¿Todo esto es para mí?—Preguntó la menor al ver globos y un enorme cartel que decía "Bienvenida Peyton".

—Todo esto y más. —Le sonrió Niall. — ¿Te gustaría conocer tu habitación?

— ¡SI! ¡SI QUIERO! —todos rieron por la emoción de la menor y Angela tomo el tanque de oxígeno para llevar a la menor hasta la planta de arriba.

—Bien, vamos. —los tres subieron hasta la planta alta y se adentraron en la gran habitación rosada. — ¿Te gusta pequeña? —Interrogó el mayor al ver el brillo en los pequeños ojos de Peyton.

La niña no podía creer que aquella era su habitación, simplemente estaba fascinada de ver tantos muñecos y peluches por doquier.

—Me encanta... —Habló intentando volver a la realidad. — ¡ME ENCANTA NI! ¡GRACIAS! —la menor aferró sus brazos al cuerpo del mayor y él le correspondió con gusto.

—Todo lo mejor para ti pequeña. —Niall dejó un suave beso en su frente y la dejó en el suelo.

—Ve pequeña, recorre tu habitación. —La alentó su hermana, Niall la abrazo por la cintura 6 beso su frente para observar a la más pequeña de la habitación.

Peyton no dudo en tomar su tanque de oxígeno y recorrer la habitación, tocando los suaves peluches que reposaban en la cama, o su escritorio lleno de lápices de colores, o el gran armario blanco repleto de vestidos y prendas para la niña.

La menor estaba cegada por todos los lujos que ahora poseía, y es que jamás en su vida había tenido una habitación como aquella, estaba tan acostumbrada a vivir en una pequeña habitación con apenas un par de decoraciones que aquel lugar se le hacía un mundo nuevo para ella.

— ¡BAMBI! ¡MIRA! ¡PILETA! ¿Puedo ir a nadar? —La pequeña junto sus manitas en forma de súplica y su hermana río.

—Otro día, pequeña, aún no puedes hacer mucha fuerza. —La niña suspiró.

—Qué tal si juegas con... ¡El oso Lotso!—el hombre sacó el oso de su espalda y los ojos de la niña se iluminaron, corrió hacia él y lo abrazo con fuerza.

— ¡Lotso! —A Niall se le hacía irresistible ver la sonrisa en el rostro de la menor, y es que adoraba hacer feliz a aquellos dos ángeles que había conocido. La menor miró al hombre y lo abrazo con fuerza. — ¡Gracias papi! —Niall se paralizó al igual que Angela, la menor se apartó con rapidez y sus mejillas rápidamente tomaron color pensando que había hecho muy mal por llamarlo así. —Lo... Lo siento Ni... —el hombre sonrió y se agachó para tomar el mentón de la menor y mirarla a los ojos.

—No pequeña, no te disculpes, puedes decirme papá si deseas. —Los ojos de la niña se iluminaron y no dudo en aferrarse a los brazos del hombre.

Y es que jamás en su vida habían tenido aquella figura paterna y Niall era lo más cercano a un padre que Peyton había tenido. Niall se sentía completo, y es que Peyton era una niña increíble y le tenía tanto amor como a Angela. Aquellas palabras lo habían emocionado demasiado y se sintió tan a gusto que alguien como Peyton lo llamara papá.

La niña escondió su rostro en el cuello del mayor y se sintió como si estuviese en su hogar, y es que cuando estas con las personas correctas, no importa donde estés, el estar con ellas es sentirse como estar en el hogar.

—Te quiero mucho Ni.

—Y yo a ti Peyton. —El hombre la tomó entre sus brazos y ambos miraron a Angela quien tenía sus ojos llenos de lágrimas de emoción. —Vengan aquí. —Niall atrajo a su novio por la cintura y se fundieron en los tres en un abrazo tan acogedor. —Las amo mucho. Prometo hacerlas muy felices a las dos.

—Y nosotras te amamos a ti amor. —Angela observo los ojos del mayor y no dudo en darle un pequeño beso. Peyton sonrió tan feliz y es que se sentía completa.

En aquel momento se sintió como la niña del centro donde estaba. Ella se sintió muy triste colando vio a una niña quien estaba rodeada por su madre y su padre, quienes la hacían reír. Peyton quería eso, ella quería un padre y una madre que la hicieran reír, que la hicieran sonreír de aquella manera.

Y sin darse cuenta, en aquel momento se sintió completa, y es que su hermana y Niall eran como sus padres, la hacían feliz y la hacían sonreír como nadie. Y eso llenaba de emoción su pequeño corazón.

—Awwww —Los tres voltearon con una sonrisa al ver a Marta observarlos desde la puerta. —Son una muy hermosa familia. —Los mayores rieron y dejaron a la niña en el suelo.

— ¿Por qué no vas a recorrer la mansión con Marta, Peyton? —alentó su hermana.

— ¡Si! —La menor corrió hacia Marta y ambas se fueron de la mano a recorrer la gran mansión.

Niall se quedó observando a Angela quien secaba sus lágrimas, la tomó entre sus brazos y acogió su cuerpo con amor.

—Eres increíble Niall Horan... Nunca me cansaré de decírtelo —Niall tomo su rostro con delicadeza y le dio un pequeño beso.

—Tú y Peyton son todo lo que necesitaba en mi vida, y ahora que las tengo no quiero perderlas. Ustedes son mi hogar de verdad. —la joven mordió su labio sin saber que decir. Y es que la emoción la estaba consumiendo.

—Te amo... —El hombre se sintió tan lleno al oír esas palabras. —Te amo con todo mi corazón Niall.

—Te amo Angela. —no dudo en unir sus labios ante aquella confesión.

Y es que ambos corazones parecían unirse a cada segundo, con cada beso,cada caricia, cada palabra. Ninguno de los dos se había sentido de aquellamanera hasta que se conocieron y no querían detener aquella sensación por nadadel mundo.

Valley of Angels © |njh|Where stories live. Discover now