Capítulo 36. Amor mío

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Martes por la mañana, Ámbar sabía que sólo tenía una oportunidad para conseguir el protagónico que ella se merecía, seguía sin entender cómo alguien podría elegir a Jim por sobre ella, lo entendería si fuera Delfi, o incluso Sol, que había demostrado ser casi tan buena como ella.

Obviamente no quería perjudicar el protagonismo de Ramiro, él era su amigo, y por mucho que ella deseara poder patinar con Matteo, tal como lo hacían siempre, sentía que su amigo merecía la oportunidad y ella no se la arrebataría.

Llegó a la cafetería de la escuela en compañía de Delfi y vio a Ramiro sentado al lado de Jim, las chicas se quedaron en una mesa alejada hasta que vieron a Jim irse al ver a Yam. Ámbar y Delfi se acercaron y se sentaron junto a Ramiro quien sonrió al verlas.

- Creí que estabas molesta – dijo él mirando a Ámbar, ella puso su mejor cara de sorpresa.

- ¿Yo? ¿por qué iba a estar molesta contigo? –

- Por lo del protagónico, sé que querías patinar junto a Matteo... –

Ella sonrió – Bueno, obvio que me hubiera encantando eso, pero me siento feliz y orgullosa de ti, yo sé que lo harás súper bien - lo miró más fijo borrando su sonrisa – Si reaccioné así es porque estoy preocupada por Jim... – Ramiro la miró sin entender y ella prosiguió –Es verdad que es buena patinadora, pero no tiene experiencia suficiente para una competencia regional, tú mismo dijiste que se puso súper nerviosa la vez que cantaron juntos en el show, si fue así entonces, imagínate cómo será para ella cargar con todo el equipo, porque ahora todos dependemos de ella para pasar a la siguiente etapa, ¿En serio crees que ella va a soportar la presión? Porque, seamos honestos, si perdemos por su culpa, imagínate lo mal que se va a sentir... –

Ramiro se le quedó mirando pensativo - ¿En serio crees eso? –

Ámbar se acercó más y tomó su mano - Mira, yo sé que estás muy interesado en ella, he notado como la miras - Ramiro agachó la mirada - Si ella te importa tanto deberías hacer algo para evitarle todo eso... –

Ramiro volteo hacia donde Jim aún estaba en compañía de Yam - Pero, ¿qué puedo hacer? -

Ámbar sonrío sin que él la viera - Convéncela de que renuncie, es la única manera... –

...

El equipo de patín estaba por reunirse en la pista, Simón salió de la cocina encontrándose con su viejo amigo Benicio, lo había conocido durante su empleo de verano en Cancún, y ahora Benicio había llegado a vivir a Buenos Aires y lo había buscado de inmediato, en ese momento Clara entró a la cafetería y se acercó también a Simón.

- Simón, ¿podemos hablar? –

Él se sorprendió de que ella quisiera hablar con él, pero pensó que tal vez sería algo relacionado con Ámbar, y la realidad era que no tenía muchos deseos de hablar sobre ella con Clara.

- Perdón, es que tengo que ir a la práctica, ¿hablamos después? –

Ella lo miró y asintió con la cabeza para luego irse, Benicio se le quedó mirando mientras se iba y Simón lo notó.

- Ni siquiera lo pienses... -

Benicio volteó a verlo con sorpresa – No me digas que es tu chica... -

Simón se puso nervioso, pero intentó hablar sin que se le notara – No, pero es alguien importante, y sé cómo eres con las chicas, así que en general te pido que no intentes nada con ninguna de mis amigas –

Benicio sonrió rodando los ojos y Simón suspiró para luego irse hacia la pista.

La segunda fase del plan de Ámbar era algo relativamente sencillo, Jim acostumbraba dejar sus patines sobre el pequeño banco ubicado en el área de los lockers, salía un momento a la cafetería con Yam, y luego regresaba por ellos para después ir a la pista. Esos breves minutos en los que Jim estaba en la cafetería, eran los que ella pensaba aprovechar.

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