Capítulo 52. Bruja hada (Edición solista pt.7)

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El público aplaudió a la banda, ellos bajaron de escenario después de recibir un abrazo por parte de Tamara.

Los tres se quedaron al pie del escenario, tanto Simón como Nico sentían muchos nervios de tan sólo mirar hacia la barra, donde aun se encontraban las chicas.

Matteo pasó a su lado al momento en que Tamara se dispuso a presentarlo – Hemos llegado al final de este show, los esperamos el próximo viernes para el gran show final, donde los finalistas se presentarán por el gran premio – Los chicos intercambiaron varias miradas, ninguno de ellos sabía que el siguiente show sería el último – Ahora, para cerrar con broche de oro, un fuerte aplauso para recibir a ¡Matteo! –

El italiano se acomodó al centro del escenario con su guitarra en las manos, buscó la única mirada que lo inspiraba, la causante de esa y todas sus canciones; su musa, su Ámbar, su primer y único amor.

Sonrió levemente ante la mirada de ella, si el destino ya no los quería juntos, al menos se permitiría entregarle a ella una última canción.

No, no me mires así, por favor, por tus ojos se opaca mi voz;
sé muy bien lo que quieres y sé tus razones.
Más no, no me mires así, por favor,
¿Que no ves que tus ojos me dan pavor?
Aunque sé, que precisas de tu encanto niña.

Bruja de noche, hada de día, ¿Qué más quieres de mí?
Si tomas mi cuerpo a tu antojo y medida
¡Cuánta ironía! ¿Quién lo iba a decir?
Que el fuego en tus ojos es magia bendita, niña bonita...
Mía, tan mía, mi niña. . .

Las palabras de Matteo eran hermosas y cantaba con tanto sentimiento, que logró emocionar a todo el público presente, sobre todo a Ámbar, quien no podía dejar de mirarlo con una pequeña sonrisa, la cual se mezclaba con su mirada de tristeza.


No, no me mires así, por favor, que en tus ojos me asalta el temor,
yo no tengo razones, ni quiero encontrarlas...
Hoy no, no me hagas hablar, por favor,
sólo besa mis labios y olvídalo.
¿Que no ves que en palabras se nos va la vida?

Bruja de noche, hada de día, ¿Qué más quieres de mí?
Si tomas mi cuerpo a tu antojo y medida
¡Cuánta ironía! ¿Quién lo iba a decir?
Que el fuego en tus ojos es magia bendita, niña bonita...
Mía, tan mía, mi niña. . .

Todos notaban las miradas de ambos, clavadas el uno en el otro, reconociendo que lo suyo era algo muy difícil de romper.

Mientras Matteo llegaba al final de la canción, Ámbar se dio cuenta de lo mucho que había estado extrañando su voz, su mirada sólo para ella y todos aquellos gestos y momentos tan únicos y tan suyos.

Lo extrañaba, y quería recuperarlo.

Bruja de noche, hada de día, ¿Qué más quieres de mí?
Si tomas mi cuerpo a tu antojo y medida
¡Cuánta ironía! ¿Quién lo iba a decir?
Que el fuego en tus ojos es magia bendita, niña bonita...
Mía, tan mía, mi niña. . .

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