Capítulo 5 "no lo ama"

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Me acuesto y luego de leer un libro por un largo rato, lo dejo sobre la mesita de luz y me acomodo para dormir. Lorenzo no había vuelto todavía y la verdad era que me alegraba, no me importaba en lo más mínimo lo que hiciera. Casi enseguida caí en un profundo sueño pero me despertó el golpe de una puerta, me senté sobresaltada en la cama y miré la hora, era de madrugada; vi a Lorenzo entrar a la habitación sacándose la ropa, yo me quedé sentada mirándolo hasta que se acercó a mí para saludarme pero no deje que me besara y beso mi frente, pude notar que había tomado, no tanto como para emborracharse pero algo había tomado. Dios mío, cuánto tiempo más tendré que aguantar a este tipo, deseaba que terminaran las elecciones de una buena vez así le pediría el divorcio y no se negaría a firmar.
Veo cómo se saca la ropa para después meterse a la cama y yo me giro quedando de espaldas a él dispuesta a dormir.

Al otro día espero a que Lorenzo se vaya para levantarme y cuando termino de vestirme suena mi teléfono, lo agarro y atiendo

-Hola– sosteniéndolo entre mí hombro y mi oreja mientras que con mis manos subía el zipper del vestido bordó

-Hola Leonor, soy Sebastián

-Oh, Sebastián! No sabía que tenías mi número– me río

-Se lo pedí al director. Como ayer no querías desahogarte conmigo porque decías que no me conocías, se me ocurrió que podíamos desayunar juntos antes de ir a grabar. Capaz y entras más en confianza– se ríe por lo último, era obvio que lo decía irónico

-Ja, ja.– seria– está bien, te espero en el café qué hay a dos cuadras de donde estamos grabando

-En media hora estoy ahí– dice por último y yo corto la llamada

Me pongo perfume y después de agarrar mi cartera y las llaves del auto salgo rumbo al café.

Narra Sebastián

¿Qué estás haciendo Piave? Invitar a desayunar a la mujer de un poderoso político y candidato a la presidencia no es algo que sea muy bien visto, pero puede ser simplemente un desayuno de amigos o compañeros de trabajo aunque creo que nunca podría ser amigo de esa mujer...

Llego al café y la veo sentada en una mesa para dos al lado uno de los ventanales, sonrío y me acerco a ella. Luego de saludarla con un beso en la mejilla– y sentir su exquisito perfume– me senté de frente a ella y pedí un café cargado.

-Mejor?– pregunto

Ella hace un gesto como de no estar entendiendo mi pregunta, no se daba cuenta a qué me refería

-Por lo de ayer, estás mejor?

-Oh, si. Gracias por eso– sonríe

-Podes contar conmigo para cualquier cosa que necesites

Asiente algo nerviosa y le da un sorbo al café. Ella me mira a los ojos mientras toma el café y yo no puedo dejar de pensar en: ¡que hermosa mujer!
Conversamos un buen rato mientras tomábamos los cafés y aunque yo era el que más hablaba, ella también me contó algunas de sus cosas, ninguna de ellas incluía a su marido.
Cuando alguien nombraba a su marido o hablaba de él, ella se pone incómoda, pasó algo entre ellos dos por lo que a Leonor no le gusta hablar de él, la pone incómoda y enseguida quiere salir de ese tema; aunque no sé nada, con solo ver fotos recientes de ellos juntos me doy cuenta de que la mirada de ella no es de felicidad, ella no lo ama y cualquiera que pusiera un poquito de atención lo notaría.

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