Capítulo 23 "en casa"

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Sebastián no me habló desde el camino desde el sofá a la puerta. Yo abrí la puerta y sonreí emocionada al verlo del otro lado

-Hola– se acerca a mí y me besa

-Te pareció gracioso?– respondo al beso y cierro la puerta con una mano

-Quería sorprenderte– me agarra de la cintura– no me aguantaba hasta mañana para estar juntos– vuelve a besarme y tira suavemente de mi labio inferior

Nos separamos y yo sonrío. Dios mío, no puedo estar más enamorada de este hombre.

-Comiste algo?

-Estaba por eso cuando se me ocurrió venir

-Queres que comamos?

-La verdad es que...– me mira de arriba abajo– de repente me entró hambre de otra cosa

Me río y muerdo mi labio

-Yo tengo el otro tipo de hambre– le guiño un ojo y agarro el teléfono para pedir algo

Termino pidiendo pizza y al rato llegó el hombre, le pagué y la puse sobre la mesa del living.
Comimos entre charla, besos y risas y luego dejamos las cosas sobre la mesa para subir a la habitación. Llevaba una copa de vino en la mano y Sebastián venía atrás de mí, entramos al cuarto y me agarra de la cintura

-Dame esto– me saca la copa– creo que tomaste mucho

-Pero si esa es la segunda recién– me río

-Y ya es mucho– me besa

Continúo el beso mordiendo suavemente su labio inferior y luego me separo

-Ay– suspiro– tengo sueño

-Es temprano todavía– se ríe

-No para mí– le guiño un ojo y me meto al baño cerrando con seguro por dentro

Al rato salgo y lo veo acostado en la cama, muerdo mi labio. Me saco la ropa quedando en corpiño y bragas, agarro el pijama y me lo pongo; puedo darme cuenta la mirada penetrante de Sebastián y sonrío. Tenemos tiempo mi amor, voy a hacerte sufrir un poquito.
Voy a mi lado de la cama y me acuesto de espaldas a Sebastián. Me quedé así por unos minutos y no demoró mucho en agarrarme de la cintura y pegarme a él, sentía su respiración en mi cuello

-En serio vas a dormir?

-Claro, tengo sueño– sin moverme

Él no responde y besa mi cuello, yo intento contenerme aunque me es difícil. Baja una mano y la pasa por debajo de camisón de seda recorriendo mi pierna hasta llegar a mi trasero y luego va hasta mi vagina, comienza a hacer movimientos circulares con sus dedos sobre mi clítoris y yo no pude contener el gemido.
Hace a un lado mis bragas y luego de masajear mi clítoris mete dos dedos en mi interior, hundo mi cabeza en la almohada cerrando los ojos y me aferro sobre el orillo de la cama. Metía y sacaba sus dedos de mí lentamente, me estaba volviendo loca. Iba a girarme y ponerme encima de él pero se detuvo y sacó sus dedos de mí, gemí molesta, él besó mi nuca y yo me giré al no sentirlo más. Estaba de espaldas a mí dispuesto a dormir

-Sebastián.– lo llamé

Estaba haciéndose el dormido, no me puede dejar así. Cómo no me contestó me giré molesta y me quedé dormida casi enseguida.
Me desperté y aún era de noche, supuse que era de madrugada. Sentí como había un leve movimiento en la cama y cerré los ojos para poder girarme, mordí mi labio al ver a Sebastián con una mano debajo de la sábana subiendo y bajando mientras miraba mi cuerpo, estaba tocándose mientras me veía y no pude dejar de excitarme. Pasé mi mano lentamente por debajo de la sábana hasta llegar a su pene y se alteró un poco al sentirme luego sacó su mano y dejó que lo hiciera yo.

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