Capítulo 9 "recordar"

397 31 2
                                    

Estuve toda la noche sin poder pegar un ojo, tenía a Lorenzo durmiendo a mi lado, sintiéndolo roncar y me ponía de mal humor ¿cómo es que puede dormir tan tranquilo sabiendo las cosas que hace? Me levanté y después de ponerme una bata bajé a la cocina, me serví un vaso de agua, prendí la tele y me senté en el sillón. De alguna manera tengo que distraerme.
Pero obviamente que no funcionó, cuando quise acordar tenía mis dedos sobre mi labio, recordando ese increíble beso. Dios mío! ¿Será posible que no puedo dejar de pensarte Sebastián?

Finalmente me dormí en el sillón y me despertó la empleada cuando llegó. Corrí a mi cuarto y Lorenzo ya no estaba, me cambié rápido, agarré mis cosas y me fui a grabar. Hoy tenía escena con Sebastián, está claro que no voy a poder zafar siempre y pensaba hacer la escena pero iba a ser el único momento en el cual le hablara o lo mirara.
Lo vi llegar y saludó a todo el mundo, a mí solamente me miró y se metió al camerino ¿y ahora? Obviamente no le di trascendencia en el momento pero claro que me quedé pensando en eso. Hice mis escenas, él las suyas y ahora nos tocaba la nuestra; respiré hondo y empezamos a grabar.

Narra Sebastián

Hicimos toda la escena con normalidad, como dos profesionales que somos pero luego de eso yo simplemente me fui al camarín. No estaba enojado con ella pero su decisión fue evitarme e ignorarme no sé si para tratar de no seguir sintiendo cosas o qué pero yo pensaba hacer lo mismo, si eso quería le iba a hacer las cosas más fáciles. Así estuve toda la jornada y sabía que estaba confundida, que no estaba entendiendo por qué me comportaba de esa manera pero aún así no se acercó a mí en ningún momento. Terminé de cambiarme, salí y después de saludar para irme vi a Leonor caminando hacia un auto negro, había un hombre esperándola y cuando lo vi bien me di cuenta que era el marido, ella va a subirse pero él la besa y luego suben al auto.
Y de repente me invadieron unos celos enormes. Él es el marido Sebastián, no podes ponerte así; después de haber probado sus labios y que me haya dicho que sentía algo por mí, saber que no puedo tenerla y verla con otro hombre es una tortura.
El teléfono sonando me sacó de mis pensamientos y atendí

-Ana

-Estás ocupado?

-Estoy yendo a casa

-Oh! Quiera invitarte a salir, tomar algo. La verdad que ir de casa al trabajo y del trabajo a casa ya me tiene aburrida– se ríe desanimada

-Me encantaría pero estoy cansado Ana, estuve todo el día grabando, otro día te lo recompenso.

-Está bien, me consigo a alguien más para salir entonces

Me río al escucharla al mismo tiempo que estoy entrando a casa. Dejo las llaves sobre la mesa y me tiro literalmente, en el sillón

-Y Lucas?

-Está en España

-Trabajo?

-Acaso existe otra cosa en su vida?

-No seas mala, él te adora

-No lo niego– se ríe– Bueno te dejo que vayas a descansar y pensar en tu amor imposible

-Hasta mañana– riéndome

-Mañana voy y decís qué onda con esa mina

Sonrío y niego

-Hasta mañana Ana– corto la llamada

Tiré el teléfono para arriba de la mesa del living y me fui a mi cama, me acosté, miré al techo y recordé el beso... sus labios, sus brazos rodeando mi cuello, su cintura, su piel, su perfume; es imposible olvidarlo, pero recuerdo cuando la vi hoy besando al marido y subiendo al auto, y entiendo por qué actúa como actúa hace ya varios días. Claro, seguramente está bien con él, seguramente sólo se dejó besar por mí porque estaba mal con él y lo que dijo lo dijo solo por eso, porque estaban mal. Dios mío, no podes tener celos Sebastián, no son nada y tampoco tenes ese derecho.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sálvame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora