Capítulo 18 "carretera"

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Narra Leonor

Llegamos a la cabaña completamente empapados, Sebastián me tenía cargada y me bajó cuando entramos. Nos miramos los dos empapados y nos reímos un momento, de aquí directo al resfrío! Agarré una toalla y me fui primera al baño pero tuve que correr hasta él porque Sebastián quería ir primero, y eso no era una opción.
Luego de darme una rápida ducha de agua caliente me envolví en la toalla y salí para cambiarme, Sebastián había prendido el aire acondicionado así que no iba a agarrar frío.

-En la época que vivías aquí con tus papás no existían los ares acondicionados– le digo desde el cuarto

Casi enseguida él aparece riéndose y me mira

-Claro que no, lo mandé a colocar yo hace unos días– me mira de pies a cabeza

-Eso creí– agarro una remera de Sebastián y me la pongo luego de ponerme las bragas

Me seco el pelo con la toalla lo más que puedo y luego me peino rápido. Sebastián se acerca a mí agarrándome de la cintura y me pega a él, yo muerdo mi labio y me giro para rodear su cuello con mis brazos.

-Me encanta estar acá, contigo– me besa apasionadamente y yo lo continúo

Él me alza y yo rodeo su cintura con mi piernas, camina hasta dejarme entre él y la pared. Sus manos apretaban mi trasero y su boca iba a mi cuello, yo pude sentir como su entrepierna comenzaba a crecer y mordí mi labio. Nos desnudamos rápidamente y fuimos a la cama, él se acostó y yo me senté encima de él; agarré su pene hinchado y sin más lo metí en mi entrada, comencé a moverme arriba abajo sosteniéndome con las manos apoyadas en su pecho y sus manos fueron a mi trasero, lo apretó y luego me acompañó con los movimientos. Abrí mi boca y dejé escapar un gemido, Sebastián me besó y me giro quedando debajo de él. Salió de mí y volvió a entrar más duro, comenzó a moverse rápidamente y yo me aferré a las sábanas

-Así.– gemí

Estuvimos así por un tiempo hasta que Sebastián se corrió y salió de mí. Por Dios, como me encanta este hombre.

Narra Sebastián

Pasamos el resto del día dentro de la cabaña, hasta que llegó la tarde y ya teníamos que volver. Por suerte la ropa de Leonor se había secado así que antes de que nos fuéramos volvió a cambiarse. El camino era algo largo y cuando empezó a oscurecer miré a Leonor que estaba muy callada y estaba dormida, sonreí y seguí manejando.

Narra Leonor

Mientras Sebastián conducía yo miraba para afuera hasta que en un momento cerré los ojos, y comencé a recordar la primera vez que él y yo estuvimos juntos, cuando tuvimos sexo en su camarín. No pude evitar morder mi labio; recordar sus labios sobre mi piel, nuestras lenguas entrelazándose, sus manos sobre mis muslos... abrí mis ojos de golpe y lo miré, miré su boca y moría por besarlo en ese momento. Seguí bajando la vista y llegué a entrepierna, mordí ligeramente mi labio nuevamente.
No aguantaba más, me saqué el cinturón de seguridad y me acerqué un poco, comencé a besa su cuello. Él seguía manejando y yo bajé una mano a su entrepierna, comencé a moverla lentamente

-Leonor...–excitado

-Pará un momento.– le susurré al oído y mordí suavemente su oreja

Manejo un poco más y paro al costado de la carretera en cuanto pudo. Sonreí y él se sacó el cinturón de seguridad, yo me senté sobre él y comencé a moverme sintiendo como su miembro se hinchaba cada vez más, apretó mis muslos fuertemente y dejé de moverme para desabrochar su pantalón, lo hice rápidamente dejando escapar su enorme erección y lo miré, estábamos los dos muy excitados. Pasó sus manos por debajo de mi falda, hizo a un lado mis bragas y entró en mí sin más.

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