Capítulo 2

22.5K 1.8K 281
                                    

Nikos Mounsmith

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Nikos Mounsmith

"La vida no consiste en encontrarse a uno mismo, sino de crearse a uno mismo"

George Bernard Shaw

El aire helado de las primeras horas de la mañana en New York golpeaba mi rostro mientras avanzaba a trotes por la acera. La música llegaba a mis oídos cruda, era lo único de lo que era consiente. Sudaba aún cuando el frío era tanto, gracias al ejercicio que me encontraba haciendo desde hace 20 minutos. Las caras desconocidas pasaban de mí en un ajetreo que para mi resultaba abrumador a estas horas de la mañana, pero todo por llegar a tiempo al trabajo. Todos se encontraban muy abrigados, puesto que hacía más frío de lo normal, y el cielo estaba nublado. Predecía que tal vez iba a llover un poco.

Trotaba desde mi casa hasta el lugar donde trabajaba, pero aunque tomaba en cuenta la hora, estoy muy seguro que mi cara no denotaba lo que denotaban la de los demás. 

Trabajaba, si, pero era dueño del negocio, si me entienden.

 Reads Café es una biblioteca y el lugar con el café más rico de Manhattan. Funcionaba hace mas o menos dos años y medio, y hasta ahora había resultado una muy buena idea. Esta era una de las cosas que hacía de vez en cuando, y estaba en eso, pero me detuve a dos cuadras para hacer una parada especial.  Saludé a Doris, que me regaló una bonita sonrisa envejecida por tantos años de felicidad. 

  —Nunca había visto una sonrisa tan hermosa, señora mía— dejé un beso sobre su mejilla. Ella rodó los ojos mientras apretaba un poco mis sudados cachetes. Aún viendo que estaba empapado se acercó a devolverme el gesto y me señaló las rosas y flores de su puesto, invitándome a que tomara una. Le sonreí. 

—Irás por tu café en un rato ¿no?— le pregunté viendo cuál flor iba a tomar. De vez en cuando aceptaba su petición a que me llevara una porque me gustaba tomar un poco de las cualidades de la flor para escribir nuevamente, aunque por lo general eran notas para ella misma.  Ella asintió. 

—¿Coqueteando con mi esposa, muchacho?— Bajé la cabeza derrotado y le mostré una sonrisa pícara al hombre que se situaba al lado de la mujer. —¿Cuándo perderás la costumbre?

negué. —¿Cuándo se dará cuenta de que no dejaré de insistir?— él soltó una risa y se estiró a palmear mi hombro. 

  —Ya tendrás la tuya— me alentó. 

—¿8:30?— él asintió a mi pregunta. Asentí en respuesta y tomé una orquídea blanca. 

—Gracias— alargué la a y le lancé un beso a la señora ante la divertida mirada de su marido. Me despedí de ellos y volví a trotar, esta vez un poco más rápido cuando me di cuenta de la hora. 

Después de un Café (TERMINADA)Where stories live. Discover now