Capítulo 17

16.3K 1.2K 262
                                    

Nikos Mounsmith

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Nikos Mounsmith

—Buenos días — dijo muy cerca de mí cuello. Sonreí. Eran unos muy buenos días.

—Buenos días, bonita— la atraje hacia mi cuerpo y bajé mi rostro para capturar sus labios. Realmente no podía imaginar como había estado conformándome con otras mañanas o con otros momentos antes.

No habían segundas intenciones inmersas. Éramos sólo los dos disfrutando de la compañía del otro. Ella sonrió sobre mis labios.

—Gracias, Nikos— susurró muy leve. Algo que escuché difícilmente pero que pude entender. Fruncí el ceño.

—¿Por qué?— me pregunté extrañado.

Ella bajó su mirada y tomó una de mis manos. Volvió a mirarme después, esta vez con algo brillando en esas gemas azules y hermosas. Entonces de a poco, ridículamente lindo, un sonrojo comenzó a hacerse presente en su rostro.

—Siempre, desde el minuto uno, has sido otro mundo conmigo— dijo— me has tratado increíblemente hermoso y me has demostrado que entre tu locura y todo, hay algo bonito que ves en mí. No sé cómo fue posible, de verdad —hizo un gesto de incredulidad con su cara, sacudiéndola un poco— aún no asimilo tu atracción. Pero sé que es cierto y que es genuino.

Suspiró y trató de no perderse, la conocía. Conocía su mente maquinando lo que pasó. Conocía su mente tratando de no hablar de más, porque así era ella. Estaba conociéndola realmente bien. .

—Gracias por esa noche tan maravillosa, Nikos. Sólo eso. Gracias por tanto— se quedó callada y no volvió a hablar por varios segundos. Supe que era el momento que yo podría utilizar para replicar.

Negué con la cabeza y continué en mi tarea de jactarme de su boca.

—No tienes nada que agradecer, Anna. Resulta que me gusta hacer todo contigo— le dije simple.

Ella me sonrió y luego fue momento de levantarnos y ver de qué forma comenzábamos día. Por supuesto, la ducha compartida no se hizo esperar.

—No imaginaba que fuese de otra forma— dijo ella al probar el primer café que le preparaba en mi casa. Mi máquina espresso era lo más bonito que había en ella. Después de Anna y de mí, por supuesto.

Tenía muchas tazas de café de acuerdo a cómo me sentía cuando iba a tomarlo. Un hombre tiene muchos fetiches, pero un hombre escritor y amante del café tiene muchos más aún.

"CoffeeAHolic" decía el mío hoy, y todo porque no tenía uno que dijese "AnnaAHolic". Me gustaba demasiado ver a esa rubia sentada en la encimera de mi cocina con uno de mis suéteres y bebiendo de una taza que decía "Mounsmith".

Necesitaba esa visión congelada en una foto, por supuesto. No lo dudé cuando fui a tomar mi teléfono y ella me ayudó sonriendo de alguna manera con sus ojos azules, puestos fijamente en el lente del celular. Llevó la taza a su boca, permitiendo que sus ojos fuesen los protagonistas.

Después de un Café (TERMINADA)Where stories live. Discover now