Capítulo 26

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Nikos Mounsmith

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Nikos Mounsmith

Mis ojos estaban fijos en las orbes azules de Anna, nerviosos y al borde de explotar, sin saber qué podía pasar luego de que los tres minutos que marcaba la prueba de embarazo terminaran. Ella había acabado de dejarla sobre el lavamanos hace menos de 30 segundos, pero, por Dios, el tiempo como que se detenía.

Estaba nervioso. Joder, claro que lo estaba. Es duro saber que las probabilidades de procrear sean casi nulas cuando realmente la idea de alguien pequeño por ahí te gustaba. Yo había cerrado esa posibilidad luego de unas semanas después de que me lo comunicaran los médicos. La había enterrado. Había sopesado la posibilidad de un procedimiento clínico fuerte hace menos de cinco minutos y ahora estaba al borde de echarme a llorar. Uno: porque podía salir positivo y porque mi vida podía cambiar. Dos: porque podían ser jodidas ilusiones y la vida no podía ir tan bien.

Había recuperado la movilidad de mis piernas, había conseguido que Anna, jodidamente loca, se quedase a mi lado y quisiera compartir una vida conmigo. ¿De verdad podría ser padre por los métodos naturales?

Negué y cerré los ojos. Quería que diese positivo. Quería desafiar las palabras de los médicos y tener un jodido y bonito bebé.

Por favor, por favor...

Miré a Anna otra vez y metí mi dedo pulgar entre mis dientes, tratando de mitigar mis nervios haciendo esa cosa estúpida.

—¿Cuánto falta?— le pregunté. Sentí cómo la voz me temblaba. Malditos nervios. ¿Y si sí? ¿y si no? Ella miró su teléfono celular y me respondió.

—Dos minutos.

Ella estaba del otro lado de la cama, moviendo su pierna de un lado a otro.

—Dos minutos... Jodidos dos minutos de mierda— susurré. Arranqué una carcajada en Anna. Vino a mi lado y se sentó en mi regazo. Amé sentir el peso de su cuerpo sobre mí. Era otra de las cosas que valoraba ahora en esta nueva vida. La rodeé con mis brazos y apoyé mi cabeza en su pecho. Sus dedos se hundieron en mi cabello y me acarició lentamente.

—Quiero ser papá, Anna— dije casi sin voz. Sabía que tenía un nudo en la garganta y que si hablaba otra vez en ese momento me iba a echar a llorar.

—Vas a ser papá—me tranquilizó.

—¿y si sale negativo?

—Aún serás papá.

Subí la mirada y me topé de lleno con sus ojos hermosos.

—¿Lo prometes?—susurré. Asintió.

—Yo quiero ser mamá a tu lado, amor— susurró. Sus ojos se llenaron de lágrimas y me contagió. No sé explicar cómo me sentí.

Había estado a punto de proponerle una intervención o algo para que se pudiese dar la posibilidad de un bebé y ella me decía esto. Habíamos ido allí y ella había hecho lo que tenía que hacer antes de tener que esperar. Esperar... esperar para sentir que tal vez la vida no estaba siendo tan mala conmigo, esperar para poder sentir que había terminado de romper las suposiciones que habían puesto sobre mí. No podía caminar, pude caminar. No podía tener hijos propios... ¿Sería posible?

Después de un Café (TERMINADA)Where stories live. Discover now