El asesinato

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Día tras día, Emma se probaba su vestido para ver cuántos centímetros tenía aún que perder. Sus días comenzaban muy pronto y acababan muy tarde, pero cada día disfrutaba un poco más de la presencia de Regina Mills, disfrutaba de sus conocimientos y de su generosidad para con ella.

A menudo pasaba por el hospital para visitar a Alice, a veces era acompañada por Belle y Ruby, pero también le gustaba ir sola para compartir momentos únicos, en suma, se divertían como locas imaginando historias rocambolescas.

-¡Chapèlier flou, no fou!- rectificó Emma hilarante, dejando la bebida sobre la mesilla de noche de Alice.

-¡Ah! Pero creo que suena mejor así. Y además, la referencia es de todas maneras más convincente.

-Sí, es verdad, pero sea lo que sea, el nombre del bar es Chapèlier Flou

-¡Me gustaría mucho ir un día!- murmuró Alice, triste de repente

Emma se retorció las manos, incómoda.

-Bueno...ya sabes, no te pierdes gran cosa, está siempre abarrotado y...gente que bebe mucho...

La joven le lanzó una mirada llena de reproches.

-¡Te lo ruego, Emma, a mí no!

Alguien llamó a la puerta de la habitación y antes de que Alice pudiera dar su permiso, la persona entró rápidamente. La bata blanca impecable del doctor Whale lograba que las paredes de alrededor fueran menos brillantes. Lanzó una mirada circular por la habitación.

-Oh, creía que tu padre estaba aquí, yo...pasaré más tarde

-¿Son mis últimos resultados?- preguntó Alice señalando la carpeta que sostenía en sus manos

-Sí, pero hablaremos más tarde.

-No vale la pena, doc. ¡Yo se lo diré a mi padre!- resopló ella enderezándose con dificultad en su cama

Whale lanzó una breve mirada a Emma, dejándole ver que molestaba un poco. Esta se levantó, besó rápidamente a Alice en sus cabellos, y desapareció.

El médico salió poco después de la habitación y autorizó a Emma a volver a entrar durante un rato.

-¿Y? ¿Qué te ha dicho?

-Bueno, mis resultados son buenos, están estables

-¿Y no es algo bueno?- preguntó la rubia frunciendo el ceño ante la expresión poco alegre de su amiga.

-Bueno, de todas maneras es la historia de mi vida. Solo quiere decir que tardaré algo más de tiempo en no conocer el amor, ni el Chapèlier Flou, ni siquiera el instituto o la facultad. Y que esperaré a la muerte durante un poco más de tiempo...

-Lo siento- murmuró Emma con la voz rota

-Ya sabes, lo que más me fastidia es ver que la gente a mi alrededor se hacen miles de preguntas sobre algo tan sencillo como el amor. Si amaas a una persona, no dudes un solo segundo, haz de todo por tenerla. ¡Es sencillo!

Emma puso una media sonrisa y cogió la mano de su amiga que estrechó fuertemente.


Tras las vacaciones, un montón de exámenes habían caído sobre los alumnos a pesar del baile que se aproximaba. Regina pedía a menudo noticias del trabajo de Emma para asegurarse de que su alumna progresaba y no perdía terreno con relación a los otros.

Sin embargo, el día del baile, Emma dejó de lado las revisiones y se sintió orgullosa de poder cerrar la cremallera de su vestido hasta el final. Le gustaba la imagen que el espejo le devolvía, ahora estaba esbelta y lo suficiente tonificada para que los músculos de sus brazos se dibujaran perfectamente. Joy y Amber la ayudaron a prepararse y ella tuvo la impresión de que se estaba vistiendo para su boda. Las dos chicas se desvivían por atenderla.

El caso del pequeño cisneWhere stories live. Discover now