Bajo la máscara

1.5K 125 114
                                    


El ruido de los tacones de Regina resonó a lo largo del pasillo que estaba recorriendo. Amaba ese centro, los alumnos eran simpáticos, no había tantos alborotadores y el conjunto de profesores no era peor que otro. Amaba la arquitectura, con sus viejas piedras blancas, sus baldosas relucientes y sus altas bóvedas, tenía la impresión de estar en un castillo. Llegó ante una vitrina donde estaban expuestos los trofeos. Sonrió al ver que muchos habían sido logrados después de su llegada. Retrocedió y se sentó en el banco pegado a la pared. Admiró el conjunto y dejó libre sus pensamientos.

Algunas semanas antes, Kilian había salido del hospital. Las atravesadas miradas, la enfurecida cólera y las amenazas físicas se habían vuelto moneda corriente. Pero hoy, él había terminado por derrumbarse delante de ella como un castillo de naipes. En plena clase, mientras se negaba una vez más a responder a la preguntas de Regina, Ruby se había dado la vuelta repentinamente hacia él para soltarle

-Bueno, mira que estás pesado, ya van tres veces que te pregunta y todos sabemos la respuesta, así que podrías bien...

-¡Miss Lucas, se lo ruego, no se meta!- había intervenido la morena acercándose un poco a la mesa de la joven.

-¡Sí, cierra el pico, Ruby! ¡Ve a preparar cafés en lugar de darnos la brasa!- había replicado el muchacho en tono seco.

-¿Quién te crees que eres, pedazo de idiota?- había reaccionado la muchacha, asombrada.

-¡Miss Lucas! ¡Señor Jones!- había alzado la voz la directora adjunta para aplacar la tensión.,

-¿Qué quién me creo que soy? ¡No eres nadie para decirme nada, pobre perra!

-¡Killian!- había gritado Emma levantándose

El muchacho se había levantado también y había dado un paso amenazante hacia la rubia.

-¿Siempre ahí para defender a los más podridos, Swan?

-¡Siempre defenderé a los que merecen ser defendidos, no a los estúpidos lisiados como tú!

Cuando iba a golpear a su amiga, el cuerpo de Regina Mills se había interpuesto entre ellos y Killian había sentido algo diferente en su brazo, algo que no había sentido desde hacía mucho tiempo, desde hacía semanas.

Una caricia. O más bien una agarrada mezclada con una caricia.

Regina había atrapado el antebrazo del muchacho y su pulgar acariciaba dulcemente la piel del chico. Quizás había sido ese el gesto que lo había salvado. Ella no actuaba como si él ya no tuviera mano, como si no pudiera pegarle a Emma, ella no actuaba como si él no fuera peligroso, ella lo consideraba en su plenitud.

-¡No va ciertamente a golpear a una de sus más fervientes amigas! ¡Recompóngase, Jones! ¡En cuanto a usted, Miss Swan, haría bien en dirigirse al señor Jones con el respeto que él merece!

Regina aún podía ver la mirada sombría de Killian atravesarla de arriba abajo, intentando decidirse a saber si iba a pegarle a su profesora, a Emma, o si su brazo iba a continuar siendo acariciado por la morena que hundía su mirada en la suya. Había retirado bruscamente su brazo inválido y había vuelto a su sitio para recoger sus cosas y dejar el aula, furioso por haberse dejado parar por una caricia.

Unos pasos la sacaron de sus pensamientos y se cruzó con la mirada sorprendida del psicólogo del instituto.

-¡Dr. Hopper!- lo saludó ella levantándose

El caso del pequeño cisneWhere stories live. Discover now