3. La primera visita

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Año 2006. Antes.

¿Quiénes son La Gente de la Sombra? pregunté asustada con mi voz infantil.

Deseaba que todo esto no fuera nada más que una pesadilla, como la que me había despertado en mitad de la noche antes. ¿Sería producto de mi imaginación? Podía ser que formara parte de una de las peores noches de mi vida.

Si esto era real, ¿cómo había llegado aquí? ¿Quién era? Le rodeaba un aura azul intenso que hacía despertar mi curiosidad. No era humano, estaba segura de ello. Las personas no aparecían, así como así, con un aura que los acompañara. No me sonaba de nada La Gente de la Sombra, ¿por qué iban a buscarme a mí? ¿Quiénes eran? ¿Cómo sabían mi nombre?

El chico joven me miró con atención. Se debatía entre decírmelo o no, porque veía el miedo que intentaba ocultar en sus ojos. Parecía tan real, y, sin embargo, estaba muerto. Tenía el pelo negro y un ojo de cada color: Uno marrón y otro verde. Debía haber vivido una vida humilde por la ropa que llevaba.

Hm... No quiero que te asustes contestó al fin.

Se estaba tocando el pelo con una mano e iba alternado su mirada entre el suelo y yo. Eso no me ayudaba nada, solo conseguía ponerme más nerviosa. Sabía que no iba a poder dormir si no era por el cansancio.

La habitación era amplia, pero esta aparición extraña y la información que me estaba dando hacía que me costara respirar. Los demonios se esforzaban por salir al exterior, aclarar que todo lo que había temido podía ser verdad. Todo aquello por lo que me alejé desde tiempo atrás y me convencí de que no existía, ahora me hacía dudar.

No sé mucho mantenía la vista fija en mí. Se oyen cosas por aquí. Debes saber que son malos. A los vivos, y especialmente a ti, te pueden hacer daño se acercó más a mí. Se sentó a mi lado.

¿Por qué? ¡No les he hecho nada! ¡Quiero dormir! contesté llorando queriendo dejar esta mala noche en el olvido.

Porqué nos puedes ver y ayudarnos a estar en paz sonrío. Pero ellos quieren quedarse en este mundo y buscan algo se le notaba entristecido.

Apagué la luz.

Le di la espalda a ese ser y me metí más dentro de la sábana. Sentía su mirada en la espalda, no sabía describir hacia qué sentido. Cerré los ojos, deseando que aquel ser desapareciera. Mis pensamientos florecieron escapando de mi control, ¿ayudarlos a estar en paz? ¿De qué estaba hablando? ¿Cómo podía ayudar si ni él mismo sabía lo que buscaban? Intenté que mi respiración se volviera regular, pero no lo conseguí.

De repente, se oyeron pisadas que se acercaban a mi habitación. Alguien se acercaba con pasos firmes hacia la puerta. Debí haber alzado demasiado la voz sin darme cuenta. La persona apoyó la oreja para escuchar mejor.

¿Lea? ¿Estás bien? ¿Quieres que entre? era la voz de mi madre preocupada. Me sentí culpable por despertarla.

Todo estaba tan oscuro que me costaba visualizar la puerta, pero al fin la encontré. En el fondo, se podía observar que resaltaba un marco oscuro. Era increíble la visión que tenía; no había nada de luz. El fantasma estaba alarmado por la respuesta que podía dar sentado al final de la cama, observándome con atención. Resaltaba su aura azul oscuro, haciendo que reavivara su cuerpo y lo viera a la perfección en medio de la oscuridad. Su ojo de cada color brillaba con intensidad, eran más bonitos con las sombras acechándole en silencio. Aunque estaba asustada, me sentía poderosa.

¡No te preocupes! ¡Ha sido una pesadilla! contesté intentando tranquilizarla mirando fijamente al fantasma. Parecía más calmado. Permanecía callado.

Con estas palabras, pude oír el silencio de mi madre meditándolas. Mi corazón latió con más fuerza. Vi al fantasma que miraba hacia la dirección donde estaba la puerta igual que yo, esperando la respuesta de mi madre para retomar la conversación. Después de un rato que me pareció una eternidad, dejó soltar un suspiro.

Si necesitas algo, ya sabes dónde estoy suspiró—. Buenas nochespercibí una sonrisa.

¡Vale! Gracias mamá contesté devolviéndola, aunque no me pudiera ver Buenas nochesle sonreí en medio de la oscuridad.

Dicho esto, volvió de dónde venía: Su habitación; estaba al otro lado del pasillo blanquizco. Siempre se me hacía eterno al cruzarlo. Aunque las canas siempre habían formado parte de su vida, se mantenía joven. Sus ojos grises eran el centro de atención allá donde iba.

¡No quiero hacer esto! ¡No lo voy a hacer! grité con voz baja enfadada y asustada mirándole fijamente. Quería seguir con mi vida.

Me temo que no tienes otra opción me miró entristecido. Tienes que hacerte fuerte, sino La Gente de la Sombra acabará contigo se acercó y se sentó a un lado de la cama pensando en algo. Te ayudaré sonrió.

¿Ayudarme? ¿Por qué? me sorprendí. ¡Ni siquiera sé cómo te llamas! El fantasma se río a carcajadas.

Me sentí avergonzada y temerosa de que mi madre pudiera oírnos, diera media vuelta y entrara. Vería que no estaba hablando con alguien e iría a un psicólogo. Nunca me había gustado esa idea. Había gente que me lo había dicho.

¿Ves que soy azul? se miró a sí mismo de arriba abajo. Eso es que soy un guía y busco tu bienestar y protección sonrío. Por cierto, soy Ángel me cogió de la mano.

Enseguida caí dormida. Tenía mucho sueño. No sin antes ver que se quedó tumbado junto a mí al otro lado de la cama. Me miraba con curiosidad y me sonreía. Lo último que vi antes de caer en la oscuridad fue su aura azul oscuro y sus ojos.

Los ojos de Lea #PGP2023✅Where stories live. Discover now