12.Un secreto desvelado

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Año 2018. Ahora.

Me concentré en la voz para intentar averiguar de dónde provenía. Un sonido que daba un punto de luz en medio de la oscuridad que nos acechaba a Brian y a mí. Sabía que La Gente de la Sombra estaba cerca, pero jamás pensé que dejarían descubrirse, así como así, delante de un Nuvima.

Me inquietaba que hacía unas semanas, apenas, empezaron a moverse. Se habían esfumado como por arte de magia y no recibimos noticias durante los últimos años. Me recordaba casi al principio de todo, después de que Ángel me expresara su inquietud ante el silencio de ellos, manipularan las luces para poder atraparme y me llevaran. Fue como si todo hubiera sido una pesadilla. Estaba segura que tenían algún motivo para aparecer de nuevo, ¿Qué les había impulsado a hacerlo?

La voz seguía hablándome como si fuera un susurro. Alguien que quisiera cantarme una nana para alejar mis temores y no quisiera que sufriera ningún mal.

Escuché a algunos miembros hablar entre la oscuridad para ver cuál era la mejor estrategia para atacar. Noté que algunos más nos observaban en las zonas que permanecían ocultas.

—¿Lea? ¿Dónde estás? —Brian apenas podía hablar.

—¡Aquí! —grité corriendo hacia el origen de la voz.

Deseaba con toda mi alma desaparecer y evitar tener que enfrentarme a uno de mis temores: Mostrar lo qué era delante de alguien a quien quería. Y menos con Brian, mi mejor amigo. Esperaba que lo que iba a suceder no interfiriera en nuestra amistad. Siempre quise tener amigos porque me sentía sola, y, al fin y al cabo, todos necesitábamos a alguien que siempre estuviera ahí.

Desde los diez años podía ver fantasmas, lo supe cuando conocí a Ángel. Dos años después, Ángel me contó acerca de Psires, el pequeño grupo de personas que tenían poderes psíquicos y que eran capaces de ver a los fantasmas. Fue ahí, cuando me advirtió que mis poderes saldrían en un momento de peligro. Ese mismo día, antes de que el agujero vacío que crearon una mujer y un hombre de La Gente de la Sombra se cerrara, una pequeña llama violeta se movió por mis dedos y desapareció.

Algo me tiró al suelo. Noté un gran peso encima de mi cuerpo y no pude moverme. Intenté apartar aquel extraño ser con los brazos sin éxito.

Con las luces apagadas y siendo de noche, no podía saber dónde se encontraba Brian. Suponía que, al igual que yo, debería estar atrapado por uno de ellos. Lo único que tenía claro era que teníamos que coger la nota e irnos de aquí cuánto antes.

Aquella voz continuó susurrándome al oído. Intentaba pensar en ello, pero no caía en la cuenta de quién podía ser. Si ya estaba segura que no se trataba de Brian, ¿Quién sería?

—Lea, nos alegramos de volver a verte —una voz que me provocaba escalofríos retumbó en mi mente. Intuí que sonrió y preferí no haberlo presenciado.

Poco a poco, se fue adueñando de mí una sensación de ligereza hasta que ese peso desapareció por completo. Alguien me había cogido de la mano y me había ayudado a levantarme.

¿Ángel? ¿Eres tú? pregunté algo perdida buscando por todas partes su aura azul.

¿Me echabas de menos? percibí una sonrisa pese a que no podía verla. Lo abracé con toda mi alma. Mis ojos se humedecieron y me alegré de estar a oscuras.

Nos quedamos así y me olvidé en qué situación estábamos. Fue como antes, cuando los dos disfrutábamos del silencio y solo nos veíamos como dos personas disfrutando del momento. Nunca relacioné a Ángel en ser un fantasma por su aura azul, en cambio, siempre me había parecido más vivo y más humano que muchos de los vivos que había conocido.

Los ojos de Lea #PGP2023✅Where stories live. Discover now