Capítulo 2

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—Me encantaría ver sangrar tu nariz, así deformaría tu majestuoso rostro—su hermana hablo desde el marco de la habitación.

Catalina, la mayor por solo tres años, toda una princesita de chiquita. Aplicada e inteligente, se había recibido con apenas veinticinco años teniendo el mejor promedio de la universidad, como abogada. La pregunta era ¿Por qué aún no lo ejercía? Y ahora con un año más solo vivía en un apartamento que pagaba mensualmente su padre.

Nick paro de golpearse con la pared, la observo y siguió con su movimiento. Se sentía nivel inútil, y un gran desperdicio de estudiante. El examen no le había para nada bien y zafando aprobó por el punto extra que le dio el profesor. Obviamente abogacía no era lo suyo, no le gustaba la carrera y mucho menos la idea de defender a los demás en un juicio. Una estupidez.

La rubia teñida, se acercó a la cama y agarro una almohada cuando noto que elevaba su cabeza la coloco y la frente del castaño se estrelló en la cómoda.

—¿Qué quieres? —pregunto enojado, camino hacia su antiguo escritorio y apoyo su frente. Hoy realmente no era su día.

—Papá me ha dicho que venga a alimentar al perro.

—Oh, a mí también me lo ordeno—reprocho.

Se observó por el espejo, no estaba roja ya que solo lo hizo suave sin motivo de lastimarse verdaderamente, su mechón azul que caía del flequillo corto, ya perdiendo el tinte lo llevo para atrás. Miro los pequeños autos que coleccionaba en su niñez.

—¿Cómo va tu vida hermanito? —froto su puño en la melena.

—¿Qué te interesa? —La joven aturdió su pensamiento, la empujo cuando paso a su lado. Y exploto con ira—. ¿Sabías que él se iba a ir con su noviecita? ¡No tiene respeto hacia mamá!

Era una herida abierta la muerte de su madre, y una gran pelota de furia le daba su progenitor a ver la cuya mujer que querían que le dijeran "madre". Ese título se debe ganar no pedir. Saco del armario un par de prendas y la guardo en su mochila roja.

—Yo no sabía nada—se excusó—. Ayer apareció solo para dejarme la llave—levanto la ropa que no había invocado su hermano—. Te lo juro.

—Bien—respondió—. Tú te harás cargo del perro, no puedo yo, vivo con Ricardo y me queda tras mano el viaje.

—No te preocupes Nicolás, tengo el tiempo suficiente, también, claro si tú quieres puedo ayudarte con...

—No la necesito—la interrumpió.

...

—Espero buenas respuestas. —El hombre al frente de la clase conecto el proyector y la imagen de treintas preguntas con sus opciones, apareció en la pared blanca—. ¡Éxitos! —dijo finalmente, se sentó para corregir otras evaluaciones.

Hernández no había estudiado, es más se olvidó del parcial que harían hoy. Su lapicera golpeaba la hoja blanca. Sus compañeros comenzaban a mover su mano sin parar, anotando todo con una expresión de satisfacción.

No podía copiarse de nadie, los bancos estaban muy bien separados para evitar ese propósito. Se mordió su labio por los nervios, en su pantalón liso comenzó a zona la suave melodía indicando un mensaje, antes de sacarlo observo que nadie lo buchoneé. Miro por la pantalla.

De: Cata

Respuestas: 1B; 2A; 3A; 4B; 5C; 7, 8 Y 9 A; El 6 no va ninguna; 10 B, 11C, 12B...

Memorizo todo en su mente y luego copio en su hoja los resultados. Su móvil sonó por segunda vez, pero era otro tipo de notificación.

Mariana Esquivel ha publicado un nuevo estado:

¿Qué pasaría si solo le hablo al profesor sobre tu trampa?

Respuesta: DESAPROBADO.

—Señor Hernández lo obligo a guardar su teléfono—solicito el hombre de camisa celeste—. ¡Ahora! —grito al no ver su reacción.

Lo coloco en su bolsillo y vio que no era el único temblando por el reto. A la siguiente hora termino el tiempo que le había dado el profesional, dejo el examen en su escritorio y camino hacia el comedor para almorzar. Compro una hamburguesa en la cantina del lugar y se sentó en una mesa.

—¿Adivinen quien se sacó un lindo aprobado? —Su compañera de cervezas estaba con una sonrisa que sin remedio nadie bajaría—. Pues yo—dijo.

A María la conoció en un boliche que había en la zona en donde residía. Ruidosa, esa era la palabra que podía describirla. Desde ese día pegaron muy buena onda que todo termino con una golpiza que le propino su novio.

—María la virgen aprobó—hablo Ricardo con la boca llena de tarta—. Perdón, la no virgen.

—No hables así de mi novia—La pareja de la chica mencionada la defendió.

Luego de su pelea a mano, comenzó una estrecha amistad con el rubio y con mucha suerte pudo obtener un trabajo en la pizzería del padre de este, aunque el salario solo le alcanza para pagar la mitad de alquiler. Levanto su mirada donde las amigas de su ex pasaban o mejor dicho desfilaban.

—¡Me siguió! —grito una de ellas.

—Por favor calmensen. ¡Él le dio me gusta a mi foto! —siguió con lo mismo la petisa de cabello corto negro.

—Yo me mando mensajes con Dylan hace años—comento ahora la de cabellera rubia platinado.

Si estuvieran es los pensamientos de Nick, sin dudas se mudarían porque en este preciso momento explotaba con tantas cosas. No le gusto para nada lo que ella acababa de decir, con un poco de remordimiento agarro su celular y tecleo con fuego en sus dedos. Varios revisaron su notificación que le llegaba haciendo así una cadena de murmullos.

Nick Hernández ha publicado un nuevo estado:

"Dile en su cara que aun por mi suspiras" –Maluma.

Mejor dicho "Dile en tus mensajes que aún por mi piensas"

La cara roja y de no sonrojada sino de furia de Mariana, era especialmente para un meme. Ato su cabello y se alejó.

—¿Alguien me podría decir que sucedió? —pregunto el ruloso—. ¡Sin celular no sos nadie!


Indirecta Recibida (PAUSADA)Where stories live. Discover now