Capítulo 4

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En el planeta de Nick funcionaba bastante bien las cosas. Se palmeaba mentalmente el hombro. El ridículo uniforme con líneas anaranjadas lo dejaba en una situación donde se planteaba comenzar a hacer ejercicio. Su compañero Darío se estaba tardando bastante en preparar la pizza con acelga, morrón y queso.

—¿Quién carajo tiene ese tipo de gusto? —levanto la voz por lo cual su compañero no le gusto para nada.

Las rebanadas de morrón eran colocadas adecuadamente porque en su mente todo se trataba de perfección. Nick no aguanto más y salió de su boca un gruñido.

—Hacer pizza se trata de un bello arte y que vos no lo te interese o comprendas ya no es asunto mío.

—Mira hacia atrás. —Después de tanto le hizo caso a Nick—. Yo tengo que aguantar los insultos, las no propinas agregando también que el sueldo me lo descuentan.

—Entiendo, solo debo colocar esto en el horno y ya saco la otra—agarro la bandeja circular y con una mano hizo todo el procedimiento.

El piso de área se podía encontrar desde semillas y unos cuantos cubiertos tirados hasta charcos de líquido. Algo que nunca le gustaba a Darío era el desorden, ni hablando con su jefe pudo convencerlo de llamar la atención a su ayudante—que aún no aparecía— Le dio la bandeja de madera a Hernández y siguió con su trabajo. El chico de cara redonda hacía notar una forzada sonrisa al cliente porque "eso lo hacía ver lo buena gente que eran".

—¡Que disfrute su almuerzo! —se dirigió a la familia. Se dio vuelta y casi choca con otro cliente—. Perdón no es normal mi torpeza—el muchacho siguió con su camino.

—¡Y mi pizza! —gritó el hombre de traje—. ¡Pésimo servicio!

Con la misma mirada que colocaba la chica del exorcista miro al cliente. Respiro un par de veces antes de agarrarle de la corbata y dejarlo sin aire.

—En menos de cinco minutos, ya estaría, por lo tanto, por lo tanto, disfrute del vino que tiene en la mesa—ampliamente curvo sus labios.

La campanilla de la pizzería sonó. Miro de quien se trataba. Teisen camino a paso rápido hacia la cocina, lo siguió para indagarlo ya que hoy—y solamente por hoy —, lo había dejado como supervisor. El hombre de brazos grandes coloco su dental en su cintura y la rejilla en la cabeza.

—¿Por qué has llegado tarde? —pregunto Nick.

—Porque mejor no te metes tu nariz en otra parte, y ya sabes a que me refiero—le guineo el ojo.

—Bestia no lo provoques, está supervisándonos—añado unas comillas a lo último Darío.

—¿No sabía que eras vocero Nick? —provoco Teisen alzando una ceja—. De todas formas, no me interesa. ¿En dónde mierda esta Santiago? ¿Por qué tanto desastre?

—Fue a buscar más verduras en la dispensa. Creería que capaz y no descarto la posibilidad que le hayan cerrado la puerta.

Nick gruño, y corrió en donde Darío por venganza cometió su travesura del día. Abrió la puerta y el flacucho chico de diecisiete años se cayó de espaldas.

—¡A trabajar! —le ordeno al verlo dormido.

Fue el último salir, por lo tanto, tuvo que cerrar el local. Su amigo lo esperaba desde el coche. Hoy como único día especial verían la obra teatral que ofrecía la universidad. Subió y suspiro con cansancio.

—¡Que esto valga la pena! —hablo Ricardo, comenzara conducir sin más palabras.

El tráfico era intenso, hoy era finde semana largo y todos se lo tomaban para salir a los lujares turísticos. También que un famoso circo vendría a la ciudad, con descuentos impresionantes que él ni siquiera podrá pagar.

Estaciono en frente del teatro principal, una pancarta media dejaba en claro que la obra sería adecuada en la segunda, ambos se bajaron y se adentraron. Las butacas de adelante estaban ocupadas menos la parte izquierda donde personas mayores de edad hablaban.

—Se nota que será larga, traeré palomitas—aviso su amigo.

Recorrió hasta llegar al lugar, cuando se sentó el telón se abrió y tuvo que pararse a aplaudir como los demás.

—Se dice que estos hechos fueron cruciales para la guerra, pero como somos dramáticos le pusimos una pizca de romance sin más que. Comencemos trágicos caminos—la gente comenzó con los aplausos de nuevo que se limita a mirar con atención.

Cristian, apareció en la escena. El joven que trabajaba en la pizzería comenzó a reírse por el disfraz de marinero que llevaba puesto, estaba entre la línea de verso tierno, pero actuar de rudo.

—¿De qué me perdí? —pregunto Ricardo.

Nick señalo al rubio y no evito cagarse de risa de nuevo.

—¡Pero vaya que lindo bebe tenemos! —grito a pulmón el ruloso.

Las personas que se encontraban cerca comenzaron a contagiarse de la misma expresión que tenía Nick anteriormente. El rojizo novio de María aguantaba lo que podía improvisando.

—¿Dónde estará Scarlet? —dijo.

Vestido negro con pequeños detalles en la falda, ella llevaba una enorme peluca que costaba mantenerla fija, cuando apareció Nick quedo en una reacción rara, y su amigo le lanzo un par de palomitas.

—¡Oh! Antonio has vuelto ¿Cómo te ha ido?

La mayoría estaba hipnotizada por su presencia, no se sabía si era porque el color le aceptaba perfecto o porque su voz salió armoniosa.

—Tu ex se ve sexy ¿Cómo logro resaltar sus ojos? Aunque no me gusta el exceso de maquillaje, parece harina.

—Haz regresado como un barco al puerto, siempre lo haces. Nunca te detienes con eso—sus ojos chocaron con los de Nick.

Desde que había comido en su descanso ese tipo de ensalada con pollo frito, su estómago le recordaba su mala decisión, no podía explicar lo que ocurría. Nervios o ganas de vomitar. Su cara se volvió pálida tal cual como el maquillaje de la actriz en el escenario.

—Entonces yo diría...

Se escuchó la arcada y luego de su boca salió vómito, el olor no se hizo esperar para que varios hicieran gruñidos de disgustos. A Ricardo le desagradaba ese aroma, fue el primero en alejarse.

—La obra es suspendida—apareció la misma persona cuando dio la introducción.

Indirecta Recibida (PAUSADA)Where stories live. Discover now