Indirecta Recibida (PAUSADA)

Capítulo 31

—Comenzaron temprano a elegir personajes de la biblia.

Ricardo tomo lugar justo en donde el vaso vacío reposaba, dio una gran mordida a la porción, esta hambriento y hace un par de horas las medialunas fueron expulsadas.

—¿Quién te invito?

—Ella—señalo—. Además nosotros tenemos que solucionar algunos problemas.

Nick se dedicó a observar las acciones del chico de facciones asiáticas. Esta más que sorprendido del estado de ánimo que posee, se lo ve feliz y nada de ojeras. Él solo llega a indagar si la razón tiene que ver por la falta de ausencia en el departamento.

—Cuando estábamos en la secundaria siempre compare a Jorge con el viejo de Matilda. Que chistoso.

Cambio la mirada hacia Cata y como respuesta sonrió.

—¿Cuál es el plan? ¿Y en que ayudara él?

—Sencillo, conseguirá información sobre esos tipos a que papá le debe plata, y si encontramos alguna cosa que los incrimine, lo aportare a la causa así tiene menos años de prisión.

—¿Menos? Pensé que quedaría libre y que solo eran amenazas y...

Lo detuvo con la porción en el aire, tomo un cancho de agua y decidió hablar.

—Hay denuncias y posiblemente investiguen más allá de llamados extorsivos. Por esa razón el grandioso Ricardo Martins ayudara.

El castaño un no logra conectar aquellos cabos sueltos.

¿Qué papel jugaría? ¿Jorge que va a pensar al respecto? ¿Por qué arreglar estos problemas ahora? Se mató mentalmente con tantas indagaciones que no puede soltar.

La mano de Teisen palmeo en su hombro izquierdo, es la forma de compresión que demuestra. Los labios de las personas de su alrededor se mueven siguiendo el ritmo de las agujas del reloj colgado, no lo entiende, desconoce la realidad. Vive en una nube de confusión.

Cata termina la conversación y observa a Nicolás, luego decide golpear el codo del otro chico.

—Y bueno—basto las primeras palabras para que bajara de la nube—, creo que ya es hora de que vuelvas al departamento.

—No—saco de la billetera el valor de las cosas arriba de la mesa y volvió a guardarla—. Me tengo que ir, ojala que sigan disfrutando la cena.

—Pero que te pasa.

Por suerte nadie presta atención a lo que sucedía. Ricardo no solo alzo la voz sino que además se colocó en frente de su amigo.

—Nada—respondió.

—Siempre fuiste resentido.

—Muchachos—la mayor intervino, pero no fue de mucha ayuda ya que a los segundos regresaron a confrontarse. Relajada corto otra porción—. Que se maten.

Un ida y vuelva de ojos, un empujón y una mala palabra valieron para la despedida.

...

El hotel es un asco, el olor es una mezcla potente de lavandina y alcohol etílico. Nick bastante hipocondriaco comenzó a imaginar que quizás se encuentra intoxicado por ello. Menos mal que la tarifa de las dos noches es barata.

Avanzo hacia la habitación asignada, introdujo la llave y ¡estupenda sorpresa! Paredes manchadas por la humedad y techo gotea algo salado, lo sabe porque directamente cayó en sus labios. El espacio es pequeño, la cama con el colchón gastado y agregando un plus a este último, el crujido causado con solamente apoyar la mochila encima. La verdad es que no nada positivo. La lamparita del techo hamacándose, el cartón de la ventana intenta tapar la grieta sin un buen objetivo y la caldera tiene en su manecilla alambre enrollado.

Típica avivada argentina.

Tocaron la puerta, es el portero con las frazadas prometida. Nick las recibió y enseguida tuvo que extenderlas, muere de sueño. Termino cerrando los ojos.

...

Todas las luces fueron prendidas a medida que avanzaba e incluso la del baño, es habitual que lo haga cuando esta medio dormido. Primero largo un bostezo para luego girar la llave y dejarlo entrar.

Ricardo se despertó por culpa de la llamada de su amigo, él lloraba de miedo porque la habitación donde se alojaba tenía un pack que incluía una familia de cucarachas.

—Perdón, en serio, pero no podía echar un ojo—se sentó en el sillón con sus manos temblando—, o sea es asqueroso.

—¿Hmm?—hizo sonar su cuello al girarlo—. ¿Matecito?

—Si por favor.