Capítulo 3

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Un viernes por la noche eso necesitaba Nick, un par de cervezas, una pizza en frente de él y la ya ni existentes empanadas de carne, obviamente la compañía de sus amigos era reconfortante. Las canciones del rock nacional le daban al restaurante un ambiente fresco y liviano. Había aprobado el parcial, pero nunca se tomó el tiempo para agradecerle a su hermana, porque sin ella estaría frito. En sus manos jugaba con las cartas al truco, sabiendo que ese juego no era lo suyo.

—¡Agh! Yo me rindo—tiro de mala gana la baraja.

—¡Truco! —canto María. Movió su chaqueta negra presumiendo su jugada. Luego agarro la porción para comerla.

—Sigo creyendo que vos estás en algo raro—señalo Ricardo.

Estaba acercando como nunca, Nick no quitaba los ojos de la morocha que reía sin importarle lo escandalosa que era, sus pestañas estaban levantadas dándole un buen efecto, los labios gruesos eran negro mate siguiendo a la moda los colores oscuros y mate. Y no era sorprendente que ella también pegaba alguna que otra mirada, sonreía cuando lo cachaba.

—¡Llamen a los bomberos porque estas caliente! —siguió su mejor amigo, sujeto el vaso transparente, unto un poco en sus dedos y lo salpico al de flequillo—. ¡Demonio sal de ahí!

—Cállate Ricardo—con la servilleta que ofrecían se limpió un poco que había en su rostro—. Debería hablar con ella.

—No distingo si fue una pregunta o a una afirmación, por lo tanto, te ignorare—dijo el ruloso.

—Ni quería tu ayuda—se levantó y camino las dos mesas que lo separaban. Jugo con sus dedos mientras mordía su lengua por nerviosismo.

Desde que terminó con Mariana se limitó a salir con un par de pibas, pero lo pasaba tan bien que solo lograba a llegar a un beso y nada más. Su cuerpo pedía esa acción que él quería tener.

La morocha levanto sus cejas arqueadas al verlo, lo que no le faltaba a Nick era la belleza que distribuía sus ojos marrones. Las chicas que la acompañaban se alejaron por desconfianza.

—Hola linda—saludo, poniendo toda la onda en la oración.

—Hola.

—¿Me dejarías invitarte a tomar algo? Lo que vos quieras.

La chica pareció dudar, pero termino en asentir con un brillo lujurioso.

...

Luego de una hora y media de haberla conocido, la invito a un boliche que quedaba cerca. Las acompañantes de la ahora llamada Patricia, acordaron en ir después. Mientras tanto estos dos tortolos compartían anécdotas bailando el remix que colocaba el dj.

—Así que ¿te gustan los gatos? —comento. Intentaba seguirle los movimientos, pero esa morocha tenía caderas impresionantes dejando en claro sus clases de danza árabe.

—Sí y mucho—se acercó a él y susurro en su oreja: —No sabes cuánto—soltó una carcajada.

Los pelos de la nuca estaban erizados, y su brazo con la muy clásica "piel de gallina" dejando expuesto. En un momento para otro cambiaron la movida música, tomo su mano y la llevo donde el bar del local ofrecía bebidas. Tomaron asiento en las sillas plateadas.

—¿Tienes novia? —pregunto lo que ansiaba desde hace un buen rato.

—Oh no, no y no—dijo algo nervioso.

—¿Por qué tan tenso? —se puso atrás de él y le brindo un par de masajes—. Relájate.

Entre la mirada picara del bar tender y los hombres susurrando cosas, no podía para nada bajar la guardia. Patricia luchaba con el musculo de la espalda, con sus manos sus recorriendo toco su cuello e hizo girar a Nick con alguna canción del reconocido Gustavo Cerati, comenzaron a acercar sus rostros, poco a poco rozando narices. Todo marchaba más que perfecto, hasta que su aparato comenzó a vibrar interrumpiendo la acción deseada. Lo saco sin darse cuenta que la joven lo miraba de reojo, incluso también el hombre de los tragos que quería ser el testigo del beso.

Mariana. Esquivel ha subido una foto.

Apretó la notificación, espero hasta que cargara dicha fotografía, cuando lo dejo expuesto, su ex se había sacado una selfie. La luz destellaba la mitad de su cara y resaltaba los ojos verdosos que poseía. El fugaz pensamiento de encontrarla en el boliche con su nueva "amiguita" desataría una guerra o tal vez algo mucho peor.

—¿Quieres ir a mi departamento? —Ella asintió y termino dejando el dinero del trago que Patricia había pedido.





...

—Creo que me debes algo. —Los brazos de la morocha volaron al cuello de Nick.

Agradecía internamente a su mejor amigo a dejar el departamento por solo esta noche.

—Un poco de música, nos haría especial. —Con tacto desprolijo y casi tirando algunos adornos, termino atinando al equipo de música. Se reproduzco las canciones de la banda country de Ricardo.

—Me parece todo muy perfecto—se hamacaba tranquilamente.

Dos personas conectadas con los ojos puestos en el otro, Nick le dio una vuelta para agarrarla más fuerte de la cintura. Ninguno se animaba a interrumpir el ambiente que se había creado. El brillo de ambos era intenso y profundo, las respiraciones suaves y ni que hablar de sus latidos. El joven tomo la iniciativa y fue acercándose robando el espacio de la morocha que parecía anhelar esa especie de hecho. Un pequeño roce para luego ir intentando con más fuerza.

—Es mi celular—pincho la burbuja y tomo el móvil pasando con la velocidad de la luz la pantalla.

@Mar. Es ha twitteado lo siguientes:

Cada persona intenta algo diferente que termina dejando.

Lo que tenía que haber hecho desde el principio. Responderle.

—¡Idiota! —alzo la vista confundido. Los labios gruesos eran marcados en una línea firme y recta. Tomo su campera y camino hacia la puerta.

—¡Espera! —la detuvo agarrando el brazo.

—¿Qué quieres? —respondió enojada. Un perdón lo iba a aceptar.

—Te llevas mi campera. —Se la saco y arrojo sin importarle que allí se encontraba los lentes oscuros.

—¡Ojalá que estés toda tu puta vida solo! —soltó eso y termino dando un portazo, quebrando una parte del pequeño vidrio.


Indirecta Recibida (PAUSADA)Where stories live. Discover now