Capítulo 21

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Era una terrible idea que dos borrachos y con el corazón hecho mierda estén dándose el gusto de pasear en la ciudad.

Ambos se sostenían de los hombros para no caer de jeta al piso, caminaron varias cuadras más y encontraron el coche muy bien escondido en un viejo estacionamiento. María se sentó al frente del volante, su corazón latía fuertemente, cerró los ojos y dio vueltas la llave.

Nick desde el asiento del copiloto seguía mareado, bebió de la botella de cerveza que logro esconder de los policías que se encontraban afueras del boliche. Le paso la botella a su amiga, ella la agarro y tomo de ella.

—¡Odio el amor! —grito. Bajo el vidrio del automóvil y saco su cabeza de esta—. ¡A la mierda el amor! —repitió con más intensidad.

Se rieron al mismo tiempo. El castaño volvió a su lugar, sus ojos se clavaron en las luces indefinidas, el alcohol y la adrenalina hicieron que se olvidara de Mariana y Cristian. Regreso su vista en María, ella era una piba con las todas las letras, alocada, libre y con buenos valores. La pregunta era: ¿Por qué lastimarla? ¿Con que fin?

Desconocía por completo la causa de la separación entre el hijo de su jefe y su amiga, pero tampoco dudaba de que ella ya estaba enterada de la reciente relación de Mariana con él. Eso podía explicar cómo había actuado después del cumpleaños de la "mejor amiga" de su ex-novio. Fue realmente un pelotudo en no notar todas esas señales que María le brindaba.

Reviso la aguatera, y se encontró con dos grandes sorpresas, agarro la caja de cigarrillos y termino cerrándola, tratando de olvidar el otro elemento.

—H-hoy sí que venimos preparados ¿eh? —su mano paso torpemente sobre los bolsillos de su jeans, se levantó levemente y despejo la otra mano del volante. Antes que chocara contra un canasto volvió a conducir, le pasó el encendedor a Nick y suspiro—. Fumar no es lo tuyo, y de ahí no se prende—rio.

Ya había superado los sesenta, pero ya no le importaba nada y mucho menos que Ricardo seria el culpable de pagar las multas que ella había provocado, total a él le sobraba la plata. Su cabeza le taladraba peor que antes, además que comenzaba a sentir uno de los tantos síntomas del alcohol.

—N-no la cierres—sugirió—. Me siento as-asqueada.

—Como mande, señora.

—En serio no logro entender esa fachada de felicidad, como si acabaras de ganar el gordo de navidad. Decime que es lo que te trae con esa pena encima.

Al menor de los Hernández le costó dos caladas para luego tirar el cigarrillo hacia afuera. Respiro varias veces y apretó sus puños. Antes que la ex rubia comenzara a cuestionarlo, abrió la boca para comenzar a hablar.

—Solo necesitaba que alguien me demostrase que podía volver a mi vida y hacerme sentir todo ese revoleo de emociones de nuevo.

—Pero—su corazón iba a la misma velocidad.

—Pero me ilusione otra vez, soy el que hace todo complicado. Me cree una película en mi cabeza donde podía volver a intentar algo con Mariana, donde ella y yo nos ayudaríamos a reconstruir lo que quedo de nuestra relación—sorbió su nariz y llevo el pico de la botella a sus labios. La conductora no quería interrumpirlo, le fascinaba que no se encontrase sola con esa sensación de vacío. El castaño sonrió inconsciente—. ¡Mierda! Esperaba hasta casarme y tener hijos con ella, me valía mil carajos que criticaran mi relación con Mariana, hubiese hecho de todo para demostrarle que sin ella yo no soy nada—había un nudo en su garganta, las lágrimas descendían sin tener valor para detenerlas—. ¿Uno no puede olvidar todo lo que vivió con alguien del día a la noche, no? Me duele verla que ella sí pudo y solo fui una piedra más en su camino, porque así me siento.

Se hallaron sumergidos en un incómodo silencio. Pasaron alrededor de diez minutos así, la música de la emisora no animaba el ambiente. La conductora mordía sus labios, iba a explotar si no hablaba.

—¿Sabes qué? —Él enseguida se secó sus lágrimas y le prestó atención—. Te entiendo completamente, mientras esa persona continua vos te quedas estancado con viejos recuerdos y lo tenes repitiéndose una y otra v-vez. ¡Pero al carajo! —Remojo sus labios, su boca estaba seca y no localizaba a través del rabillo donde se encontraba la botella—. La vida continua, y tienes que levantarte solo de esta, intentar que todo lo que h-hagas valga la pena. No desperdicies tu día hundido en tu cama llorando, haz el esfuerzo de salir de ella y... sonreírle al mundo. Tú tienes ese poder Nicolás y no te das cuenta el efecto que produce en las personas.

Asintió y se acurruco sobre el asiento, las últimas palabras de su amiga provocaron que se hiciesen un eco en su cabeza, cerró los ojos y dejo de escuchar ruidos de la autopista.

La castaña estaciono en una esquina, movió a su amigo teniendo cuidado con despertarlo, le coloco el cinturón de seguridad y dejo liberar esas lagrimas que contenía. Estaba vacía, se sentía la peor escoria del mundo, sujeto la botella y bebió lo último que quedaba.

—Descuida amigo, tú tienes toda una vida por delante para arrepentirte de tus decisiones—puso de nuevo en marcha el coche—. Pero primero debes aprender del dolor, en él puedes refugiarte hasta que sean uno. Solo así.. —Lucho con no cerrar sus ojos por un momento, tenía ganas de dormirse—, podrás lograr todo. No estás solo en esta, solamente te falta tiempo. 

Indirecta Recibida (PAUSADA)Where stories live. Discover now