Capítulo 26

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—Álvaro Márchelo.

—Presente—respondió el salteño.

—Darío Ramírez—el mencionado levanto la mano—. Por favor diga presente.

—No me hinches las pelotas, mira que estoy en desacuerdo con la boludez que se le ocurrió al jefecito.

Negando con la cabeza coloco una tilde a lado de su nombre. Teisen odia el lugar en el que lo pusieron, quedaba como un policía al estar comunicando cada acción de sus compañeros además de que reducirían el personal , solo dependen de un buen comentario para que queden adentro.

Observo el reloj, uno de ellos no estaba presente. Decidió saltarlo otra vez.

—Elena Orozco.

—Presente y lista para trabajar, señor. —De inmediato recibió una carcajada—. ¿Qué te pasa?

—Es obvio ¿no?—avanzo hacia su amigo y soltó de nuevo una sonrisa falsa—. Al igual que Lorena, solo van a quedar porque son mujeres.

—¡Tus comentarios son tan boludos! ¿Acaso haces referencia a debilidad?—expuso una.

—Tal vez su hombría se siente amenazada, porque tu desempeño no es tan lindo. Vives discutiendo y dando órdenes como si fueras superior a nosotros ¡Le chupas las medias y así te fue!

Darío quedo chiquito en el lugar, sus compañeras absolutamente tenían razón y Teisen se orgullecía que ambas le respondieran de esa manera. Cuando ya hubo silencio tomo la opción de hablar.

—Espero que hayas aprendido a callar tus opiniones si no aportan nada—volvió a su labor en la lista, ya habían perdido demasiado tiempo—. Nicolás Hernández.

Nadie respondió, por lo cual se tomó unos segundos en colocar una 'x' a su lado. Hizo un gesto dando como entendido que ya podían ir a sus tareas. Giro el cartel de la puerta aunque realmente disimulaba el interés sobre el chico afuera del local, no era Nico. Vio a los primeros clientes aparecer y sonrió ampliamente.

...

Su rostro portaba puntos en el lado izquierdo de la mejilla, en la ceja y otra cerca de los labios, luego están los moretones en cada parte de su cuerpo, las piernas enyesadas colgaban desde arriba y un cuello ortopédico le daba un último toque.

La enfermera de turno ingreso a la habitación, ella se encargaba de renovar las vendas, controlar el estado de las heridas, entre otras cosas.

—¡Buenos días, María!

A sus cincuenta y cinco seguía manteniendo afecto a cada uno de los pacientes, les daba amor maternal, el que siempre quiso darle a su fallecido hijo.

—¿Hoy despertaras? Sos una bella piba y puedes abrir los ojos cuando quieras, obviamente, no te sientas presionada.

En el pasillo, Nick era el único que se encontraba allí, logro convencer a la mamá de su amiga para que le permitiría verla. Ahora solo tenía que esperar que la señora saliera. Para matar el tiempo, abrió el diario, el título de la página dos destacaba la marcha multitudinaria sobre el "Aborto, legal y gratuito" y otra a unos pocos metros con el lema "A favor de las dos vidas", frente al congreso. Por el lado deportivo, dos hinchadas se habían enfrentado en pleno partido por lo cual se tuvo que suspender el superclásico local, tres hojas repletas de ciudadanos en busca de empleos que iban desde ayudante albañil a empleada doméstica.

Sus pensamientos concluyeron que muy pronto estaría ahí, entre medios de miles de anuncios que los lectores promedios ignoraban.

—Ya puede ingresar—informo la mujer.

Cerró el diario y se lo coloco bajo el brazo. Antes de entrar intento prepararse, pero sus lágrimas se precipitaron.




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Indirecta Recibida (PAUSADA)Where stories live. Discover now