Capítulo 17

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El ambiente comenzaba a cambiar, la llegada de la primavera comenzaba a notarse. El aula de la universidad olía a la fragancia chocolate que la mayoría usaba, parecía ser otro día normal, pero no lo era. Nick debía leer la página central de un caso policiaco y lo único que había logrado el grupo donde él estaba fue una pésima jugada de Tatetí.

—¿Cómo vamos por acá? —pregunto el docente.

Los cuatro chicos quedaron cruzando miradas y luego fueron directas al chico de camisa a cuadros, en su bolsillo vibraba su celular por una llamada.

—Bueno, según mi punto de vista—dio una rápida mirada y no alcanzo a leer bien el titulo—. ¿El abogado no presento del acusado los papeles de portación de la espada como así tampoco se esforzó en dar argumentos válidos?

El hombre siguió caminando para dirigirse al próximo grupo, los tres al mismo tiempo fruncieron el ceño. El título que había leído decía "¡Nuevas espadas de Star Wars en el comercio!". Lo que él debía haber leído era "Presentan denuncia por supuesta corrupción en obra pública" al costado una fotografía de un político.

—Encima tenemos que presentar esto en un PowerPoint y defender a esta vieja que no único que hizo en el país fue robarle a todos los trabajadores—opino Gustavo.

—La primera regla del abogado es defender al cliente, dejando aparte de que partido político seas—hablo otra.

...

Luego de salir de la clase, decidió que las próximas no asistirían. Su hermana lo estaba llamando y cuando él intento comunicarse, ella no le contesto. Tomo el bondi en la parada y desde ahí siguió insistiendo. Por su mente solo corrían malas ideas, se agarró del pasa manos cuando el colectivo freno pésimo.

Dos señoras no paraban de charlotear, tres niños con guardapolvos tiraban jugo en la parte trasera del transporte y el chofer aguantaba las ganas de retarlo ya que no quería demostrar su temperamento. En las siguientes paradas comenzaron a subir más pasajeros. A Nick le disgustaba viajar todo apretado y faltaban tres garitas más para llegar a la clase familia.

—Te has comunicado en la...—corto.

Sentía las axilas todas transpiradas y el olor en el colectivo tampoco olía a rosas. En un momento comenzó a aliviarse, el colectivero no permitió subir a nadie más. Avanzo empujando a la gente, bajo y corrió las tres cuadras que le faltaban, de vez en cuando tomaba aire y seguía de nuevo. La casa de techo rojo apareció en su radar, varios vecinos estaban en frente, camino y oyó miles de murmullos.

—¿Qué ocurrió? —pregunto.

Irma paso adelante agarrando un viejo bolso rosado, movió su reciente permanente y sus labios de tono marrón se curvaron.

—Nicolás, tu hermana fue llevada recién por una ambulancia. Tu padre la llamo y se fue atrás de ella.

—Pero... ¿Por qué?

Su corazón latía a mil por hora, los demás vecinos iban desapareciendo a medida que se iban enterando de la situación. Su papá desde pequeño le decía "Nick nunca debes llorar, eso no es de hombres" y en ese momento la recordaba con más intensidad.

La ex reina saco de su cartera un pañuelo de tela bordado con sus iniciales y se lo entrego a su vecino.

—Ay la hubieras visto, un guapo médico le coloco una mascarilla y tu padre... Ese hombre gritaba como loco.

—Debo ir al hospital—se sacó las lágrimas—. Cata estará bien. Ella es más fuerte de lo que todos creemos.

—Sí, lo es Nick. Cuidare tu casa, no te preocupes. Vos anda a verla cualquier cosa yo te aviso.

...

Ya había llegado al hospital, tuvo que pagar un taxi para llegar. Durante el viaje el chofer le comentaba que Uber, una aplicación donde podías pedir un coche y lo pagabas a un menor precio y se trabaja por así decirlo "clandestinamente", estaban teniendo varios choferes ganas de apriedarlos por ser unos "roba laburos".

Se pudo comunicar con extraordinario padre y él le dijo que la habitación donde se encontraba era la numero 46. Camino por un pasillo y luego doblo a la derecha, fue pasando habitaciones hasta encontrarla, entro y otras personas se encontraban internadas. Vio la figura de su padre y se acercó sigilosamente.

Catalina se hallaba con los ojos bien abiertos, una aguja estaba siendo clavada por una enfermera, su tono de piel era pálido y llevaba puesto una máscara.

—Bueno esto hará que te sientas bien, tu nivel de azúcar estaba algo bajo—hablo—. En un rato vendrá el doctor. Cuídate.

Nick tomo la mano de su hermana, se sentía destrozado, la mayor culpa la tenía él o eso pensaba. Nunca la odio, siempre la admiro, ella de pequeña trataba de que todo en la casa funcionase, tenía buenas notas y siempre ofrecía toda la plata que le daban de su beca para ayudar.

—No es nada Nick, el asma—se sacó el objeto de la nariz y sonrió—. No encontré mi inhalador. Te estaba llamando para que vengas enseguida a casa pero papá gano, Nick.

Eso hizo que llorara de nuevo, Jorge coloco una expresión de disgusto y retrocedio espantado.

—Llorar es para mujeres.

—Porque mejor no te tomas el palo—hablo Catalina, frunció sus labios—. Esas cosas quedaron en tu época, la sociedad evoluciono, cavernícola.

Indirecta Recibida (PAUSADA)Where stories live. Discover now