Capítulo 4 : Romances.

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Estábamos llegando tarde, más bien, los chicos llegaban tarde y todo por culpa de Erick. Sí, Erick. Se le ocurrió tirar a la piscina a Renato. Tuvimos que esperar a que el manager de estos dementes terminara su anunciado de castigo y se cambié de ropa, para volver a salir.

Ahora mismo, Renato le gritaba al chofer que se diera prisa, ya se habían rechazado unos cinco minutos y los del programa trataban de hacer tiempo, hasta que nosotros lleguemos.

-¡Dobla a la esquina y a la derecha, Sam!- gritó Renato, como todo un comandante fuerte, que tiene que además de aguantar a estos insoportables hijos del diablo, debe mojarse y encima llegar tarde. Me reía por dentro de mis pensamientos.

Me di cuenta de que en esta hora que llevo con ellos, me estoy divirtiendo muchísimo. Me cayeron bastante bien, a pesar de que son muy pesados. Aunque Joel y Richard son lo contrario.

El auto dobló la esquina que indicó Renato, siguió unos segundos más y paró el movimiento, causando que Chris abriera bruscamente la puerta y todos salieran corriendo como super-man al rescate. Joel me indicó que lo siguiera, asi no me perdía. Yo asentí y me dirigia atrás de él.

Era la primera vez que entraba a un estudio de televisión y eso que soy hija de uno de los más grandes managers de la historia de la música. Ibamos por los pasillos, hasta que nos encontramos a una mujer, con una libreta en la mano que les informó a los chicos que habian conseguido hacer tiempo, y que ahora debían esperar unos quince minutos, tiempo suficiente para maquillarse y cambiarse adecuadamente, aunque esto último ya estaba hecho desde que salimos de la casa.

-Mejor para nosotros. No tendremos que correr más, Abbie.- Me sonrió Joel.

-¿Siempre es así?- Pregunte, aún sentía la adrenalina.

-Si hablas de Erick, sí.- Reía Joel.

Reí. -Hablaba de si siempre llegan así a las entrevistas.- Sonreí.

-Ah, pues, no siempre.- Respondió. -De hecho, somos bastante puntuales.

-Eso es bueno.- Comenzamos a caminar atrás de los demás. Sentía que conocía a estos chicos de toda la vida y eso me gustaba, conectamos muy especial y eso me agrado muchísimo.

Mi celular comenzó a sonar y era Zabdiel, pero Zabdiel del chat de citas.  Era una llamada y jamás habiamos hablado de esa forma.

-Disculpá, iré al baño, Joel.- Le avisé a mi nuevo amigo y fui corriendo, para que Zabdiel no cortara la llamada.

-¿Zabdi?

-Abbie, menos mal que me respondes, porque te he dejado trillones de mensajes y me preocupe por ti.- Dijo, agitado. Su voz era muy linda y tenía cierta difícultad para pronunciar la letra R. -¿Estás bien?

-Más que bien, Zabdiel.- Respondí, alegre. -No te imaginas todo lo que ha pasado en toda una mañana.

-Veo que tienes mucho que contarme, linda.- Presentía que estaba sonríendo y eso causó que me sonrojara.

Solté alguna que otra carcajada. -¿Qué estás haciendo?

-Recién desperté.- Sentí como se avergonzaba de cierta forma, creo que es por la hora. -¿Y tú?

-Zabdiel eres un dormilón.- Al decir estas palabras, vi como Erick apareció de golpe, creo que iba a ingresar al baño, pero se sorprendió con mi presencia.

-¿Acaso hablas con Zabdiel?- Preguntó, curioso, olvidando que estoy al telefono.

-Sí, pero no el Zabdiel que tú conoces.- Sonreí y él a mi. Luego de eso, ingreso al baño de hombres.

No Me Sueltes. -CNCO. Where stories live. Discover now