Capítulo 39 : Los videos.

833 45 0
                                    

Papá pone el CD en el equipo de televisión y algo un tanto viejo comienza a transmitirse. Los dos estamos sentandos en el sillón del gran living. No hay nadie más presente y tengo miedo de lo que pueda llegar a ser lo que este por ver.

Olas. El agua se movía y volvía a la orilla. Una mujer...¡Mamá! Caminaba por la arena con una bebé en brazos.

-Abbie, Abbie, mi niña hermosa.- Mi madre me estaba hablando a mí.

Papá jamás me mostró esto.

-Mirá, Abbie, el tío Walter y la tía Petunia te vinieron a visitar.- Mi madre me estaba hablando y la camara apuntó a Walter y Petunia, las personas que conocí en Argentina.

Los dos venían hasta mí y me mostraban pequeños paquetitos y decían que eso era para mí. Mi madre muy amablemente agradecía.

La transmición se detuvo y comenzó nuevamente a los segundos.

Estaba yo en frente de una torta que encima era enumerada por el numero "1". Mi mamá hermosa me estaba sujetando y mi padre nos abrazaba a las dos. Todos me gritaba felicitaciones y anhelaban qué hermosa bebé era. Entre todos los invitados pude ver a los Montaner y sus hijos, pero de pequeños.

La cinta volvió a parar y en cuestión de segundos volvió a comenzar. Ahora cumplía dos años y estaba vestida con un vestido precioso. Mi mamá me abrazaba y daba besos mientras yo estaba mirando atentamente a las velas que estaban en frente mio. La señora Montaner vino hasta nosotras y me cargó. Me daba besitos y me deseaba un muy felíz cumpleaños. Mau vinó corriendo con una melena llena de rulos y le pedía a su madre si podía cargarme a lo cual la mujer asintió y le advirtió que tuviera cuidado. ¡Quisiera mostrarle esto a Mau!

La cinta paró y volvió a comenzar. Ahora tenía tres añitos e intentaba soplar la vela, lo conseguí pero con ayuda de mis amigos Mau, Ricky y Evaluna y otros niños más que no alcance a reconocer. Todos aplaudían y Mau me dió un beso en la mejilla.

La cinta se detuvó y ahora estaba cumpliendo cuatro añitos. Me dí cuenta de que en la vida real, en este preciso momento estaba llorando. Mis lagrimas rodaban por mis mejillas. Papá tenía una mano suya en mi pierna derecha y también lloraba.

La cinta mostraba a mamá. Me estaba cantando una canción en lo que supe que era mi cama. Mamá cantaba hermoso y ella era hermosa. Luego me besó la frente y me deseó felíz cumpleaños.

La cinta volvió a parar y ahora tenía cinco traviesos años. Estaba corriendo por la playa y Mau iba por atrás mio. ¡Diría que él estaba enamorado de mí de niño! No corría tan veloz como él, debía ser por la diferencia de edad y me atrapó, abrazándome por la cintura y depositó muchos besos en mi mejilla a lo que yo estaba super felíz y le regalé un besito.

Luego cumplía seís años y estaba más grande. Ricky me estiraba las orejas y Mau me miraba embobado. Soplé las velas y lo último que ví fue a mi mamita hermosa aplaudiendo y mirándome orgullosa.

-¿Por qué nunca me mostraste esto, papá?- Pregunté. No entendía nada.

Mamá me amaba como si fuera el tesoro más grande de este mundo y eso se notaba en aquellos seís años que ví en los videos. Como quisiera tenerla ahora mismo entre mis brazos y decirle cuanto la amo. Necesito su cariño.

-Lo siento, Abbie, lo siento tanto...

-¿Por qué me ocultaste la verdad? ¿Por qué me alejaste de todo y de todos, papá?- Necesitaba saber eso.

-Tu madre murió, Abbie y tú eres tan felíz que no quería arruinarte, ¿cómo le explico a una niña de seis años que ya no tiene a su mamá? Lo tuve que hacer. Tú lloraste. Lloraste por tanto tiempo. No querías salir ni para ir a la escuela. Tú veías a Ricky o a Mau o a Walter o cualquier viejo amigo y llorabas. Todo te recordaba a ella y yo solo quería que fueras felíz. Te lleve al psicologo, hija y tenías un trauma, mi vida. No podías superarlo, no podías vivir pensando en que tu madre ya no estaría ahí contigo, por eso te tuve que alejar de todo lo que mamá algún día tocó.

Entendía mejor...

-Señor, un muchacho quiere ver a Abbie.- Federico vino hasta nosotros.

¡Christopher!

-¿Esperas a alguién?- Preguntó papá. -Dejalo pasar.

Traté de dejar de llorar y limpiarme las lagrimas antes de que entrara, no quería preocupar a mi novio.

-Abbie, ¿estás bien?- Preguntó Chris, viniendo hasta mi.

Le tomé de la mano y asentí con la cabeza.

-Papá, él es Chris.- Lo presenté ante mi padre y he aquí el gran momento. Aunque no estaba tan segura de si hacerlo. -Es mi novio.

-Un placer, Chris.- Papá estrechó las manos de Chris con las suyas. -Tú eres parte de CNCO, ¿verdad?

-Sí, así es.- Chris estaba un poco nervioso.

-Creo que lo mejor es que los dos se queden a dormir, ya es tarde para que vayan a su alojamiento, además quiero pasar más tiempo con mi hija y conocer más a su novio.- Dijo papá con una sonrisa.

Miré a Chris y el asintió, lo que menos quería es que él se incomodara.

-Sí, está bien.

Papá dijo que iría a pedir que preparen nuestras habitaciones y Chris y yo aprovechamos para hablar. Le pedí que vayamos al jardín asi tomaba un poco de aire, aún no entendía muchas cosas y me estaba ahogando un poco.

-Me preocupe mucho cuando no atendías el teléfono, mi amor.- Dijo, tomando mi mentón con sus manos.

-Estaba ocupada, pero tranquilo no ha pasado nada malo.

-¿Y le contaste todo a tu padre?- Preguntó Chris, tomándome de la mano. Los dos comenzamos a caminar.

-Sí y él me explicó, pero todavia no entiendo mucho.

-Sí, debe ser difícil para tí, pero quiero que sepas que estoy a tu lado para todo.- Dijo, para luego besarme.

No Me Sueltes. -CNCO. Where stories live. Discover now