Narra Christopher
Abrí mis ojos y los rayos de sol no tardaron en iluminar mi rostro.
Me levanté de mi cama con un dolor de cabeza increíble y horrible y fui al baño a darme una ducha.
Abrí la canilla de la bañera y puse el tapón en ella, eche el jabón de espuma y esperé a que se llenara mientras buscaba la ropa que usaría el día de hoy, una vez listo todo, me metí y despejé mi cabeza ahí mismo.
Me sentía tranquilo, luego de tantas cosas y problemas...
Mi vida venía normal, por así decirlo. Era el típico chico que todas las noches se acostaba con chicas distintas, sin importar nada y ahora...ahora solo puedo entregarle mi corazón a una y esa es Abbie.
Abbie saca lo mejor de mí. Me enseñó la responsabilidad, ahora en tres meses seré padre -o al menos eso pensamos hasta que se demuestre lo contrario-, ahora ya no puedo besar a cualquiera sin sentir nada, ahora siento que la vida debe ser vivida de otra forma y todo eso es gracias a ella.
Había cerrado mis ojos y decidí no pensar en nada. Sólo me quedaría viendo a la oscuridad y nada más.
Estuve tan estresado, hasta que aquel terremoto llegó. Me reí por eso.
Decidí salir de la bañera. Me sequé todo el cuerpo y me vestí. Ya estaba listo para ir abajo y desayunar con los chicos y Zabdiel...en mucho tiempo no comí con él.
Por supuesto Zabdiel y yo hemos hablado y decidimos que por el bien de Abbie le explicaríamos que todo está más que bien entre nosotros. Zabdiel no niega que siente algo por ella y yo tampoco lo hago. Ambos la amamos y por eso decidimos darle el espacio que ella necesita, pues, le han pasado muchísimas cosas.
Bajé las escaleras y pude ver que no había nadie más que la sencilla oscuridad por toda la casa.
Bajé al suelo y fuí a la cocina, prendí la luz.
-¡Feliz cumpleaños, Christopher!- Los chicos me gritaron.
¿Hoy es mi cumpleaños?
¡Hoy es mi cumpleaños!
No sé porque, pero lo había olvidado completamente.
Hoy es 23 de noviembre, pues, claro que sí.
-Felicidades, hermano.- Los chicos comenzaron a abrazarme y felicitarme, luego de eso, probamos de un pastel, no sin antes soplar las velas y pedir un deseo.
Obviamente no diré lo que pedi...es secreto.
-Chicos, tengo que decir algo importante, aprovecho que están todos presentes.- Dijo, Renato.
-¿Es algo de Abbie?- Preguntó Erick. -Es que ella no está.
-Abbie se quedó en casa de Los Montaner, vendrá hoy.- Respondió Renato.
-¿Por qué se quedó? Yo no la vi en toda la fiesta.
-Ella conoce a Ricardo y a su esposa y además es una amiga de la infancia de Evaluna, Mau y Ricky.
-Ya veo.- Erick se quedó pensando. Sí, es algo confunso y horrible que su padre le había hecho.
-Lo que quería decir era acerca de CNCO.- Todos nos poníamos serios cuando nombraban nuestro trabajo. Con el trabajo no se juega.
-¿Qué pasa con nosotros?- Preguntó Joel, extrañado.
Creo que ya sé que es lo que dirá. Él me lo ha dicho ayer.
-Yo ya no seré más el manager de la banda.- Renato comenzó a llorar.
-¿Hablas en serio o es una broma?- Preguntó Erick, triste.
-No bromearía con esto.- Fue la respuesta de Renato. -Yo adoro ser el manager de cinco estúpidos, aunque a veces se un infierno... como por ejemplo tirarme a la piscina.- Renato miró a Erick, algo frustado.
-Mi mamá también se irá el año que viene.- Erick, miró hacía abajo, pensando en ello.
-Así es, ya cumplirás los 18.- Dijo Renato.
-¿Por qué tienes que irte?- Preguntó Erick, llorando.
-Erick, así lo ha pedido Walter y así lo ha pedido Ricky y así lo dice el contrato.- Respondió Renato. -Tres años de CNCO.
-Tres años y luego te vas.- Lloraba mi amigo menor.
-Renato tú fuiste y eres un gran manager, no habrá como tú.- Dijo Zab, apoyando su mano en el hombro de nuestro manager.
Habíamos decidido ir a desayunar al café de siempre y luego los chicos me dirían la fiesta que me habían organizado.
Estaba felíz, pero a la vez triste, Abbie todavía no me había escribido ni felicitado por mi cumpleaños.
Ahora mismo estábamos en el café y los chicos decidieron ir al baño, dejándonos solos a Zab y a mí.
-¿Tú amas a Abbie?- Preguntó, sin rodeos.
-No lo sé, pero la quiero y mucho.- Fue mi respuesta.
-Yo también, siento lo mismo que tú.- Fue lo que dijo. -Pero siento que ese cariño que le tengo debe ser de amigos, porque tú y ella construyeron algo.
-No digas eso, Zab.- Desde que comenzamos las vacaciones no tenemos el mismo trato de antes.
-Quisiera que sigamos siendo los de antes, como era en La Banda.
-Yo también y prometo que daré mi parte.
-Yo también la daré.- Le sonreí.
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No Me Sueltes. -CNCO.
FanfictionLo necesitaba tanto, tanto que le di todo el poder para destruirme, para derrotarme y hacerme mil pedazos, él prometió quedarse por siempre. Ojalá no me sueltes, amor.