Capítulo 22 : ¡Sorpresa!

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Narra Christopher

Abrí mis ojos y los rayos de sol no tardaron en iluminar mi rostro.

Me levanté de mi cama con un dolor de cabeza increíble y horrible y fui al baño a darme una ducha.

Abrí la canilla de la bañera y puse el tapón en ella, eche el jabón de espuma y esperé a que se llenara mientras buscaba la ropa que usaría el día de hoy, una vez listo todo, me metí y despejé mi cabeza ahí mismo.

Me sentía tranquilo, luego de tantas cosas y problemas...

Mi vida venía normal, por así decirlo. Era el típico chico que todas las noches se acostaba con chicas distintas, sin importar nada y ahora...ahora solo puedo entregarle mi corazón a una y esa es Abbie.

Abbie saca lo mejor de mí. Me enseñó la responsabilidad, ahora en tres meses seré padre -o al menos eso pensamos hasta que se demuestre lo contrario-, ahora ya no puedo besar a cualquiera sin sentir nada, ahora siento que la vida debe ser vivida de otra forma y todo eso es gracias a ella.

Había cerrado mis ojos y decidí no pensar en nada. Sólo me quedaría viendo a la oscuridad y nada más.

Estuve tan estresado, hasta que aquel terremoto llegó. Me reí por eso.

Decidí salir de la bañera. Me sequé todo el cuerpo y me vestí. Ya estaba listo para ir abajo y desayunar con los chicos y Zabdiel...en mucho tiempo no comí con él.

Por supuesto Zabdiel y yo hemos hablado y decidimos que por el bien de Abbie le explicaríamos que todo está más que bien entre nosotros. Zabdiel no niega que siente algo por ella y yo tampoco lo hago. Ambos la amamos y por eso decidimos darle el espacio que ella necesita, pues, le han pasado muchísimas cosas.

Bajé las escaleras y pude ver que no había nadie más que la sencilla oscuridad por toda la casa.

Bajé al suelo y fuí a la cocina, prendí la luz.

-¡Feliz cumpleaños, Christopher!- Los chicos me gritaron.

¿Hoy es mi cumpleaños?

¡Hoy es mi cumpleaños!

No sé porque, pero lo había olvidado completamente.

Hoy es 23 de noviembre, pues, claro que sí.

-Felicidades, hermano.- Los chicos comenzaron a abrazarme y felicitarme, luego de eso, probamos de un pastel, no sin antes soplar las velas y pedir un deseo.

Obviamente no diré lo que pedi...es secreto.

-Chicos, tengo que decir algo importante, aprovecho que están todos presentes.- Dijo, Renato.

-¿Es algo de Abbie?- Preguntó Erick. -Es que ella no está.

-Abbie se quedó en casa de Los Montaner, vendrá hoy.- Respondió Renato.

-¿Por qué se quedó? Yo no la vi en toda la fiesta.

-Ella conoce a Ricardo y a su esposa y además es una amiga de la infancia de Evaluna, Mau y Ricky.

-Ya veo.- Erick se quedó pensando. Sí, es algo confunso y horrible que su padre le había hecho.

-Lo que quería decir era acerca de CNCO.- Todos nos poníamos serios cuando nombraban nuestro trabajo. Con el trabajo no se juega.

-¿Qué pasa con nosotros?- Preguntó Joel, extrañado.

Creo que ya sé que es lo que dirá. Él me lo ha dicho ayer.

-Yo ya no seré más el manager de la banda.- Renato comenzó a llorar.

-¿Hablas en serio o es una broma?- Preguntó Erick, triste.

-No bromearía con esto.- Fue la respuesta de Renato. -Yo adoro ser el manager de cinco estúpidos, aunque a veces se un infierno... como por ejemplo tirarme a la piscina.- Renato miró a Erick, algo frustado.

-Mi mamá también se irá el año que viene.- Erick, miró hacía abajo, pensando en ello.

-Así es, ya cumplirás los 18.- Dijo Renato.

-¿Por qué tienes que irte?- Preguntó Erick, llorando.

-Erick, así lo ha pedido Walter y así lo ha pedido Ricky y así lo dice el contrato.- Respondió Renato. -Tres años de CNCO.

-Tres años y luego te vas.- Lloraba mi amigo menor.

-Renato tú fuiste y eres un gran manager, no habrá como tú.- Dijo Zab, apoyando su mano en el hombro de nuestro manager.

Habíamos decidido ir a desayunar al café de siempre y luego los chicos me dirían la fiesta que me habían organizado.

Estaba felíz, pero a la vez triste, Abbie todavía no me había escribido ni felicitado por mi cumpleaños.

Ahora mismo estábamos en el café y los chicos decidieron ir al baño, dejándonos solos a Zab y a mí.

-¿Tú amas a Abbie?- Preguntó, sin rodeos.

-No lo sé, pero la quiero y mucho.- Fue mi respuesta.

-Yo también, siento lo mismo que tú.- Fue lo que dijo. -Pero siento que ese cariño que le tengo debe ser de amigos, porque tú y ella construyeron algo.

-No digas eso, Zab.- Desde que comenzamos las vacaciones no tenemos el mismo trato de antes.

-Quisiera que sigamos siendo los de antes, como era en La Banda.

-Yo también y prometo que daré mi parte.

-Yo también la daré.- Le sonreí.

No Me Sueltes. -CNCO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora