Bandera negra

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Llevábamos casi una semana en el mar buscando a El Fénix Negro, en vano. A pesar de los días de calma, cada vez estábamos más nerviosos. En Plymouth todos habíamos oído rumores de la temible tripulación a la que nos enfrentábamos. 

En la noche del sexto día en el mar, al rededor de las 3 de la mañana, en lo más lejano del horizonte, apareció un mástil. Bandera negra. Fénix en el mascarón de proa. El tiempo pareció detenerse. Mi respiración se detuvo.

- Fé...F...¡FÉNIX NEGRO! ¡ES EL FÉNIX NEGRO! A ESTRIBOR! - grité con todas mis fuerzas.

- ¡LO VEO! - respondió Hosk. 

Corrió a la campana y empezó a golpearla con todas sus fuerzas. Yo corrí hacia los pisos inferiores a despertar a todo el mundo. El Echeyide pasó en cuestión de segundos de una tranquilidad absoluta a un ajetreo mayor que el del mayor de los puertos. 

- ¡Preparen los cañones! ¡Aseguren los cabos! - Ordenaba Ivar.

Tan pronto como empezó la actividad en el barco, acabó. Estábamos tan preparados como podíamos, esperando a tener El Fénix Negro a tiro. Nadie decía nada. Solo mirábamos por las troneras esperando ver la terrible fragata. 

Tras lo que parecieron horas esperando, nos llegó la orden de cargar los cañones. Lo hice casi instintivamente, y al terminar saqué la cabeza fuera del navío. Frente a mí se apareció aquel aterrador fénix, a escasos metros de la proa de El Echeyide. Y tan pronto como se puso frente a nosotros los gritos de "¡Fuego!" empezaron. 

Una vez más el aire se llenaba de una mezcla de pólvora, sudor y sangre. A pesar de tener muchos más cañones, estábamos perdiendo. 

- ¡Nos abordan! ¡Suban a cubierta! - gritó Gaia

Sin pensarlo dos veces abandonamos el puesto de artillería y fuimos a las escaleras donde Ivar nos esperaba con un puñado de espadas y pistolas. Armado y preparado corrí junto con el resto de compañeros a la cubierta donde me recibió una estremecedora escena. Humo, chocar de espadas, disparos y un hedor a carne quemada. 

Me lancé sin pensar, ya fuera empujado por la rabia de ver a mis compañeros ser masacrados, o por el miedo. Me atacó uno de los piratas, con una sonrisa asesina en su cara. Tras pelear entre la multitud, me desarmó y me acorraló contra la barandilla.

- Se acabó, chico - dijo aquel hombre, riendo.

Solo me quedaba aceptar la muerte. Cerré los ojos y esperé el doloroso final. Pero al ver que no pasaba nada, abrí los ojos y vi a mi atacante con una espada atravesándole el pecho. Tras caer al suelo, muerto, detrás estaba Valkyria, con una sonrisa coqueta.

- No sueltes tu espada, Ismael, - me dijo devolviéndomela - no me gustaría tener que botarte al mar tan pronto.

Antes de que pudiera responder, otro pirata la atacó. Ella le agarró la mano de la espada y la apartó, clavándole la espada en el estómago con la otra mano. Tan pronto como la perdí de vista, otro pirata se me abalanzó. Le bloqueé el ataque y le corté el brazo de la espada. Antes de que este tocara el suelo, le corté la cabeza. Era la primera vez que mataba, y me asusté de mí mismo por lo bien que sentaba. 

A pesar de todo, parecía que seguíamos perdiendo. La cubierta estaba repleta de gente, un caos absoluto. Ensarté a otros 2 piratas abriéndome paso hasta llegar a una de las escaleras que llevan a lo alto del palo mayor. Ahí me reencontré con Valkyria:

- ¡Rápido!¡Sube! - gritó, haciéndose oír entre el barullo. 

La seguí escaleras arriba hasta llegar a la cofa del palo mayor. 

- Tengo un plan para acabar con El Fénix Negro, pero es muy arriesgado.

- No estarás pensando en infiltrarte...¿verdad? - pregunté, temiendo la respuesta. 

- Exactamente - sus ojos brillaron con emoción - Entraremos en la fragata y, ¡la volaremos por los aires desde dentro!

Antes de que pudiera responder Valkyria ya estaba intentando subir a la verga de la Mayor para saltar a la fragata. De fondo podía ver al Capitán luchando contra 3 piratas a la vez. Bajo mis pies, Aren golpeaba otro pirata en la cabeza. No muy lejos estaba Bartok disparando a los piratas que intentaban trepar por las cuerdas desde la fragata. Rik y Rok peleaban codo con codo, con una sonrisa en la cara. No podía defraudarles. Volví a mirar hacia Valkyria y allí estaba ella esperándome, con la mano abierta para ayudarme a subir. Este era mi momento de demostrar mi valía.


Madera y velasTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang