Madera en el agua

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Tenía el cuerpo de Ismael en mis brazos, aún con vida, pero sin consciencia. Astrid seguía inconsciente también. El Capitán la había atado a una silla, y le había hecho un torniquete en la pierna.

Fuera la batalla seguía en curso. Parecía que íbamos ganando, pero de poco importaba si no lográbamos salvar a Ismael.

- Valkyria, - dijo el Capitán, con tristeza - tenemos que llevarle a la enfermería. Kyle podrá ayudarle.

La rabia y el dolor crecían en mi interior, pero tenía razón. Aún sin dirigirle la palabra levanté el cuerpo en peso y lo bajé a la enfermería bajando las escaleras del camarote. El Capitán corrió para abrirme todas las puertas y avisar al doctor.

Al llegar ahí estaba el doctor esperándome junto con Ancor y una camilla vacía. Dejé con suavidad a Ismael sobre la cama y me aparté.

- Esto. - le dije al Capitán, entre lágrimas- Todo esto. Es culpa tuya. Espero que sepas qué hacer.

- No es el momento.

- Él cayó creyendo en ti aún. Él confió en que harías lo correcto. No le falles otra vez.

- Si me disculpan, - interrumpió Kyle - quisiera poder trabajar en silencio. 

Nos retiramos de nuevo al camarote del Capitán.

- Valkyria, no...

- Ahórrate el discursito. Tengo una batalla que ganar. No dejes que Astrid escape.

Y salí por la puerta sin mirar atrás, ensartando con mi espada a cualquier pirata que se me cruzara.

Tras unas pocas horas el asalto acabó. Los piratas se rindieron cuando a penas quedaban unas docenas con vida. El mar estaba lleno de cadáveres flotando, y El Fénix Negro seguía aún empotrado contra el casco de El Echeyde.

El Capitán decidió volver con ambos barcos a la Habana, encerrando a los piratas en la bodega de la fragata, y cargando la pólvora en el puente, lista para explotar si los prisioneros decidían escapar.

Tras cortar el bauprés del barco pirata, lo empujaron hacia atrás remando desde las lanchas y, bajo el mando de Gaia, El Fénix Negro navegó junto a nosotros.

Busqué a Bartok y los demás para darles las noticias. Estaban al lado de nuestro cañón, tratando de asegurarlo al casco, aún muy dañado.

- ¡Valkyria! - me saludó Bartok al verme - ¡Qué alegría que estés bien!

- ¿Pasó algo? - preguntó Estrid al verme la cara tan seria - ¿Dónde está Ismael?

Las lágrimas volvieron a caer por mi cara.

- ¿Valkyria? - preguntó de nuevo Estrid, nerviosa - ¿Dónde está?

No era capaz de responder. Los demás me miraban con angustia.

- ¿Dónde está? - Estrid seguía preguntando con desconsuelo.

- En...en la enfermería. - dije al fin, con el corazón en un puño - La capitana le disparó mientras yo intentaba salvar al Capitán.

Estrid se tapó la boca, los demás fijaron la mirada en el suelo.

- Tengo que irme - dije.

Y volví a la enfermería, esperando noticias de Kyle.

Las camillas estaban todas llenas, incluso había muchos marineros acostados en el suelo y apoyados en las paredes. Muchos cubiertos por mantas. Había sangre cubriendo todo el suelo y las sábanas estaban pintadas de rojo. Aquello parecía más un matadero que una enfermería. Y ahí, en la misma camilla de antes, estaba el cuerpo de Ismael, con el abdomen vendado, y una mancha de sangre en el centro.

- Está muy débil, pero estable. -me dijo Kyle al verme - Necesita descansar.

- Gracias.

- No me las des aún, si no llegamos a la Habana mañana...no creo que sobreviva.

Oír esas palabras me hicieron sentir una puñalada en el corazón.

- Pero estoy seguro de que llegaremos a tiempo - trató de consolarme.

- ¿El Capitán sigue en su camarote?

- Creo que sí. Pero tú también deberías descansar, no cojas lucha.

- Ya descansaré en la Habana.

Subí de nuevo al camarote del Capitán y allí estaba, sentado en su silla con Astrid delante, aún inconsciente.

- Capitán. - le llamé.

- ¿Cómo sigue Ismael? - me preguntó.

Miré hacia la puerta. Dos marineros la estaban recolocando en su sitio.

- Josh, Gyu, dejen la puerta así por ahora. Dcéjenos a solas un momento.

Los marineros se retiraron, dejando la puerta colocada en el marco.

- Está estable, -respondí- pero si no llegamos antes de mañana a la Habana...morirá.

- Llegaremos. No te preocupes. Y tan pronto como lleguemos y los heridos estén a salvo, hablaré a la tripulación.

- Bien. Más te vale que sea así, porque si Ismael muere...tú irás tras él.

El Capitán tragó saliva.

- Me parece justo - contestó.

Me fui de nuevo, a seguir el consejo del doctor y descansar un poco, hasta que llegásemos a la Habana.

Madera y velasWhere stories live. Discover now