Velas en el horizonte

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Llevábamos casi un mes en el mar, yendo de puerto a puerto, esperando noticias de El Fénix Negro. Esperábamos que el pirata que habíamos atrapado, Jonay, pudiera darnos alguna pista, pero no había abierto la boca desde su captura.

Con la vuelta del Capitán como capitán del barco, Valkyria había vuelto a su anterior puesto. Pero desde entonces no habíamos hecho nada salvo mantener el cañón a punto. Los días pasaban lentamente, sin ningún sobresalto.

Llegamos a la isla de Guadalupe, donde el puerto estaba repleto de naves de varios países. Además de banderas francesas, veíamos españolas, inglesas y portuguesas. Una flota de flotas fondeando frente al puerto, decenas de navíos de imperios rivales en aparente paz. Estábamos totalmente asombrados por aquella escena.

El Echeyde entró en el puerto y atracó. Antes de poder desembarcar el Capitán nos reunió a todos en la cubierta.

- ¡Hoy - empezó a decir el Capitán - partiremos en la que probablemente sea la misión más compleja que hayamos hecho! ¡Desde que desapareció El Fénix Negro han desaparecido también todos los otros barcos piratas que operaba en el Atlántico!

- ¡Allá donde hemos ido - continuó Gaia - hemos escuchado los mismos rumores! ¡Los piratas del Atlántico se han reunido con el fin de tomar el control del Caribe y Dios sabe qué más!

- ¡Nos uniremos a las flotas inglesa, francesa, portuguesa y española - explicó el Capitán - con el fin de buscar y destruir esta flota pirata! ¡Prepárense para zarpar en 3 horas!

Al barco empezaron a entrar cargamentos extra de balas para pistolas, balas de cañón, pólvora, madera para reparaciones, y demás materiales necesarios en batalla. Durante horas estuvimos trabajando sin descanso hasta dejar el navío preparado para el combate, y a nosotros mismos en caso de abordaje.

A una hora de salir al mar, el Capitán nos llamó a Valkyria y a mí al calabozo. Al llegar nos encontramos que junto a él estaban Gaia y el prisionero, aún encerrado y en grilletes.

- ¡Ah! - exclamó el Capitán al vernos llegar - Por fin llegan.

- ¿Qué quieres? - preguntó Jonay con agresividad.

- Tan solo una última oportunidad para decirnos algo sobre la flota pirata - explicó Gaia -antes de que te entreguemos a los franceses. Si hablas es posible que sobrevivas, si no...te espera la horca.

Jonay se mantuvo en silencio.

- Ustedes dos. - nos llamó el Capitán - Como parece que el prisionero no atiende a razones, quiero que le lleven al cuartel de la armada francesa. Digan quién es, ellos se ocuparán.

Sacamos al pirata, aún con grilletes en manos y pies, y lo llevamos fuera del barco, con la pistola de Valkyria pegada a la espalda.

- ¿Seguro que quieres seguir callado? - preguntó Valkyria en cuanto nos bajamos del navío - Nadie va a venir a rescatarte.

Pero no hubo respuesta.

- Bueno, tú lo has querido. - respondió ella - Ismael, para un momento.

Valkyria arrodilló al pirata de una patada y le agarró del pelo. Empezó a tirar con fuerza, mientras Jonay gritaba de agonía.

- ¿Vas a seguir sin decir nada? - presionó Valkyria.

- ¡No me sacarás nada!

- Muy bien.

Tiró con aún más fuerza, a lo que Jonay respondió con gritos aún más desgarradores.

- Valkyria creo que es suficiente - dije, apiadándome del pirata.

Madera y velasWhere stories live. Discover now