Niebla

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En alta mar, tras unas pocas horas navegando, encontramos tres fragatas con el casco amarillo y azul por la parte inferior, ondeando la bandera portuguesa. El Gorrión, La Americana, El Trueno y El Echeyde juntos navegaron rumbo sur, en busca de aquel navío pirata, con nuestro navío de línea a la cola.

Por el momento solo sabíamos que se trataba de una fragata con el casco y velas negras. Los portugueses nos contaron que solía atacar de noche, cuando eran difícilmente detectables por los colores de su barco.

Llegando el anochecer una espesa niebla comenzó a formarse. El Gorrión iba a la cabeza de la flotilla y pareció desvanecerse por completo. Tan solo el tenue brillo de los farolillos era visible en aquel muro de nubes. Yo estaba en cubierta, alongado por la borda de estribor, mirando a aquella masa gris oscura que nos envolvía, temiendo ver la fragata pirata, cuando por el rabillo del ojo me pareció ver, hacia la popa de El Echeyde, parte de un barco negro. Pero al mirar hacía ahí no había más que niebla.

La tripulación estaba en el más absoluto silencio tratando de escuchar si algún barco inesperado se acercaba, pero no se oía nada más allá del crujir de la madera, los lengüetazos de las olas y el flamear de las velas.

-¡Por ahí! - gritó un marinero que también miraba por estribor - Me pareció ver algo.

-¡Aquí, aquí! - gritó otro, pero tampoco vimos nada.

-No caigan en la paranoia. - dijo Gaiga - No griten hasta que estén seguros de que lo que ven no es una simple sombra en la niebla.

Tras esto, volvió el silencio. En la cubierta de La Americana, delante de nosotros, empezaba a haber algo de alboroto, similar al que acababa de ocurrir en El Echeyde.

-¡Señora! - llamé a Gaia - Algo no está bien. El mismo barullo que acabamos de tener está pasando en el barco de delante, a la vez que aquí acaba.

-¿Crees que podrían estar navegando a nuestro lado? -respondió ella.

-Es muy prob... - no pude acabar ma frase cuando un cañonazo rompió la calma.

Frente a nosotros, al lado de La Americana, un fogonazo de luz confirmó mis sospechas. Los piratas nos habían cogido en medio de la niebla.

- ¡TODOS A LOS PUESTOS DE COMBATE! - ordenó Gaia.

- ¡Los portugueses se retiran! - gritó el vigía.

Mientras tanto, una serie de cañonazos impactaban con fuerza contra La Americana, hundiéndola sin remedio en segundos.

- ¡NOSOTROS NO HUIREMOS! - chilló el Capitán.

Corrí hacia mi cañón, y como de costumbre intenté ver por la tronera qué ocurría. En ese momento un cañonazo desde cubierta disipó la niebla frente a mi, dejando al descubierto el mascarón de proa de la fragata: un fénix negro.

- ¡Ismael! - dijo Valkyria, preocupada - ¿Qué ocurre?

- Oh...Dios...¿Cómo es esto posible? - preguntó Estrid, aterrada.

- ¡ES EL FÉNIX NEGRO! - gritó Bartok.

Aquel grito silenció el barco entero. Habíamos dejado atrás la fragata, que se perdió en la niebla.

- ¡Valkyria! ¡Ismael! - nos llamó Ivar - El Capitán quiere verles.

Fuimos al camarote del Capitán, quien nos esperaba muy serio en su escritorio.

- El Fénix Negro se había hundido, ¿no?, ese no puede ser el mismo... - dijo asustado.

- Capitán... hasta en la forma de pelear son idénticos... - respondió Valkyria.

- Pero es imposible... ustedes dos lo hicieron volar por los aires ¡ENTREGAMOS A TODA LA TRIPULACIÓN A LOS INGLESES! - el Capitán estaba como jamás lo había visto. Aterrado, sudando y con la mirada inyectada en sangre clavada en nosotros.

- Capitán... - hablé yo, con miedo - Cuando nos infiltramos en Plymouth en la casa donde estaba la capitana del Fenix... ella habló sobre usted como si se conocieran. Y al verle tan aterrado...lo siento pero debo preguntar.

El Capitán miró al suelo, suspirando. Se levantó y fue a mirar por la ventana, quedando su cara iluminada por la Luna.

- Hace muchos años, antes de conseguir El Echeyde, yo era parte de la tripulación de una fragata, El Fénix Negro. - Valkyria y yo nos quedamos helados al oír las palabras del Capitán - Surcamos los mares, yendo por todo el mundo atacando flotas militares, asaltando ciudades y haciéndonos de oro. - Tras una pausa, el Capitán se volvió hacia nosotros - Yo vivía engañado, creyendo que aquello era justificable. Y acabé arrepintiéndome de mi vida pirata, por lo que con la fortuna acumulada compré El Echeyde y me dispuse a perseguir a piratas por los 7 mares, intentando pagar por mis pecados.

- Por eso le llamó traidor... - dijo Valkyria.

- Durante años traté de dar con ellos, pero nunca los encontré hasta llegar a Plymouth. - Continuó el Capitán - Creí que podía hundir mi pasado para siempre, pero el pasado siempre acaba volviendo.

- No se preocupe, Capitán. Esta vez será la última que aparezcan. Ya les hundimos una vez, ¡solo tenemos que hacerlo de nuevo! - dijo Valkyria, con la misma energía que tanto la caracteriza.

- Ahora vayan a cubierta, tengo que dar un mensaje. 

Nos reunimos con todos fuera del camarote. En el ambiente se podía sentir la tensión y el miedo, como si se nos hubiera aparecido un fantasma. 

- ¡Marineros! El Fénix Negro ha vuelto, cual fénix, resurgiendo de sus cenizas sobre el lecho marino. La última vez nos cogieron por sorpresa, así que volvemos a las rutinas de vigilancia nocturna, igual que en Plymouth. 

- ¡Guess, Yura, Basso, Hosk e Ismael! - nos llamó Gaia - Vayan a sus puestos de vigilancia. Buena suerte. 

- Pueden retirarse - terminó el Capitán. 

Pusimos rumbo de vuelta al puerto, para reunirnos con las fragatas supervivientes y yo volvía a estar en el castillo de proa, mirando con nerviosismo al horizonte. La luna llena iluminaba la noche, reflejándose sobre las olas. A pesar de la paz de la escena, por dentro estaba a punto de estallar por el terror.

Madera y velasWhere stories live. Discover now