¡Ismael! - susurró Bartok - Despierta, rápido.
Estaba muy muy nervioso, mirando a los lados. Nunca le había visto así.
- ¿Qué...qué pasa? ¿Ya les alcanzamos? - pregunté.
- No, algo peor. - murmullaba muy muy bajito, directamente en el oído - Ven conmigo. No hagas ruido.
Caminamos muy lentamente hasta el cuarto de Ivar. A pesar de estar con la puerta cerrada, Bartok seguía tratando de no hacer ni el más mínimo sonido.
- Menos mal que han llegado - nos recibió Ivar.
- ¿Qué está pasando? - pregunté, algo mosqueado - ¿Por qué tanto secretismo?
- Ismael...Mañana al amanecer habrá un motín. - explicó Ivar.
- ¡Qué! - exclamé.
- ¡Shhh! ¿Estás loco? - me calló Bartok - Baja la voz.
- Perdón, perdón. Pero, ¿cómo que un motín?
- Algunos marineros siguen fieles al Capitán y no se creen lo que Gaia les contó. Y...Valkyria y tú son objetivos del motín.
- Pero...¡no hemos hecho nada! Y Gaia dijo la verdad...
- Sé que es duro, Ismael, - dijo Bartok, poniéndome la mano en el hombro - pero no hay nada que podamos hacer por evitarlo.
- El Capitán seguro dirá la verdad...solo tenemos que hacer que hable con ellos.
- Gaia ha prohibido hablar con él, - aclaró Ivar - y ya es demasiado tarde para hacerla cambiar de opinión.
- ¿Y qué vamos a hacer? ¿Esperar que ocurra y ya?
- Según ha podido averiguar Bartok, los objetivos son Gaia, Valkyria y tú. La capitana se ha negado en redondo a abandonar el barco, pero ha dado la orden de que ustedes dos se monten en una lancha esta noche y vayan a la isla donde hundieron la flota de El Fénix Negro.
- ¡Pero eso está demasiado lejos!
- Desde que avisé a la capitana - comentó Bartok - hemos estado navegando rumbo a la isla. Está en el horizonte ahora mismo.
- Y...¿qué pasará después? ¿Qué pasará con ustedes?
Ambos miraron al suelo.
- Lucharemos. - respondió Ivar, decidido.
- Y una vez estemos en la isla...les esperamos, ¿o qué?
- No sé si te das cuenta aún de por qué les estamos diciendo que abandonen el barco... - contestó Bartok - Ismael, lo más probable es que no acabe bien. Una vez lleguen a la isla, busquen la forma de llegar a Cuba. Allí se reunirán con la armada española, para ayudarles a detener a Astrid. Y después de eso...espero que tengan una buena vida.
- No... - dije, con lágrimas en los ojos - No voy a abandonarles. No puedo... ¡Vengan con nosotros! ¡Todos! Aren, Estrid, Rik, Rok, ustedes dos...
- No podemos desertar - dijo Ivar.
- Lucharemos, con todo lo que tenemos, - añadió Bartok - y trataremos de evitar el motín. Pero ustedes dos son objetivos del motín, y los únicos que han logrado tener a Astrid a sus pies. Son los únicos que pueden detenerla antes de que vuelva a tener una flota, mayor que la que tenía antes.
- Vamos, tenemos que irnos ya - dijo Ivar.
Subimos a la cubierta. En el castillo de popa, frente al bote de estribor, estaban Gaia y Valkyria, terminando de cargar cajas en la lancha.
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Madera y velas
AdventureSigue las aventuras de un marinero por unos mares desconocidos para él.