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El sofá es bueno para dormir pero solo una siesta, mi espalda y cuello duelen, lo mismo le sucede a Ashton mientras que quienes nos robaron la comodidad están felices de la vida comiendo Arroz con leche.

—Hija, nosotros ya nos vamos, no queremos llegar tarde a la ciudad. —Informa mi madre mientras le pasa su mochila a mi hermano.

Asiento y tanto Ashton como yo nos despedimos de ellos. Mi mamá llama a Ashton a un lado y empiezan a hablar en murmullos mientras que mi hermano se acerca a mi.

—Me agrada Ashton. —Musita a lo que asiento. —Y parece que tu le agradas, no exactamente como amiga. —Continua ahora captando mi atención.

—Estas equivocado demonio.

—Que ciega eres. —Dice y rueda los ojos.

—Si algo sucediera lo diríamos, no somos unos niños. —Musito y se da por terminada la charla ya que los otros dos llegan.

Nos terminamos de despedir y ellos toman el ascensor, espero no tengan la suerte de encontrarse con mi padre y si es así pues que tenga suerte y los santos lo acompañen.

Apenas estamos solos salgo corriendo a mi cuarto y me tiro en mi cómoda cama. Cierro los ojos pero un peso a mi lado me interrumpe.

—Tu cama es más cómoda que la mía. —Comenta Ash en un susurro.

—Eres bienvenido. —Susurro con voz perezosa. —Ash. —Lo llamo y abro los ojos para verlo. —¿Por qué estás solo? —Pregunto.

No entiendo, Ashton es amable, divertido, caballeroso, trabaja, es tierno, guapo. Bueno, perfecto a mi parecer, tiene sus cositas malas obviamente aunque yo no he visto que sean graves, entonces no entiendo como no tiene citas ni nada por el estilo.

—¿A que te refieres? —Pregunta ahora mirándome con el ceño fruncido.

—Eres un buen chico y ademas eres guapo, como esos chicos perfectos de los cuentos de hadas y estas solito sin citas. —Explico y él sonríe entre divertido y creo que tierno. —No entiendo.

—No soy perfecto linda. —Dice y sonríe. —Y estoy solo porque... no sé. —Responde aunque no lo veo convincente.

—Shhh a mi me pareces perfecto. 

El chico del ascensor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora