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—Amor, timbran. —Informo con voz perezosa levantando mi mano para dar con la cara de Ash.

—Abre tú, tengo pereza.

—Estoy desnuda, ve tú.

—Yo también lo estoy.

—Pero tus boxers están a un lado, mi ropa interior no sé donde está. —Contraataco provocando que él gruña pero asiente. 

Me quito de su pecho para dejarlo levantar y me arropo hasta el cuello.

Escucho a Ashton salir del cuarto y cerrar la puerta, cierro mis ojos para volver a conciliar el sueño esperando él vuelva pronto a hacerme compañia.

—¡Amor, es tu mamá! —Grita.

Abro rápidamente los ojos y como si fuera flash empiezo a buscar mi ropa interior o siquiera la parte de abajo, la encuentro y me la pongo, cojo una camiseta de Ash junto con mi short de pijama y salgo del cuarto.

Veo a mi madre entrar con un gran cuadro y tras ella viene Mateo, estos dos deberían de mudarse a la ciudad ya que tanto vienen.

—Hola mami. —Saludo y le doy un beso. —Demonio. —Digo y lo abrazo provocando un quejido de su parte. —Te aguantas, ¿qué es eso? —Pregunto mirando el cuadro.

—Es un regalo de mi parte, lo estuve haciendo esta semana, intento retomarlo. —Responde ella quitando el papel que cubría el cuadro.

Este es un bello paisaje de una ciudad con una luna en lo alto, una luna roja. 

Tiempo atrás mi madre disfrutaba mucho de pintar pero por algún motivo lo dejó de lado, me alegra que quiera retomarlo ya que tiene un gran talento para eso. Talento que Mateo heredó pero por desgracia yo no.

—Está fantástico suegra. —Alaga Ashton pasando su brazo por los hombros de mi madre. —Iré a buscar las herramientas para colgarlo. —Anuncia yendo al cuarto de lavado donde bajo el lavadero tenemos la caja de herramientas, deberíamos cambiarla de lugar.

—También te traje un regalo por tu cumpleaños, perdón por no llegar ayer. —Se disculpa sacando una bolsa de su mochila, Mateo la imita y cada uno me entrega una bolsa.

Saco primero la de mi madre, son dos lociones y labiales. Abro el de Mateo y es un dibujo de Ash y yo, está hermoso.

—Gracias me encantan. —Doy un beso a cada uno y corro a mi cuarto para dejar todo ahí. 




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Empieza la recta final, últimos capítulos de esta bella historia.

Espero la estén disfrutando, les esté gustando y los estén amando.

El chico del ascensor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora