Capítulo 23

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Sarah

Phoebe y Nix me miran de manera insistente mientras bebo despacio mi jugo de naranja.

—Vamos, tiene que haber algo —insiste Nix una vez más.

—Ya te lo dije, no está pasando nada con ninguno de tus hermanos —miento. Venga, que no me gusta decir mentiras, pero no tengo nada claro que es lo que está sucediendo como para irlo diciendo.

—Si con Athan ya sabemos que es imposible que suceda. —¿Qué?—. Me refiero con Neo.

—¿Por qué sería imposible con Athan?

Phoebe me mira como si me hubiera salido otra cabeza y Nix se lleva una mano a la boca. Tengo un mal presentimiento de esto.

—Creo que hable demás —termina diciendo Nix.

—Eso es quedarse corto —acota Phoebe fulminándola con la mirada y yo no entiendo nada.

—Haber, van a tener que explicarme a qué se refieren porque no estoy entendiendo nada.

Ellas comparten una mirada cómplice y sus rostros se muestran incómodos, pero a mi no me importa en lo más mínimo, necesito saber que diablos es eso que se están callando en este momento.

—Es algo complicado —dice Phoebe con una sonrisa forzada—. Si Athan no te lo ha dicho, nosotras no podemos hablarte del tema.

Algo que Athan no me haya dicho, pero qué novedad. En mi mente se comienzan a formar cientos de posibilidades de lo que podría ser. Pero hay algo clave e importante, que sería lo que podría evitar que Athan esté conmigo o el punto no es que este conmigo sino...

Abro los ojos sorprendida por la dirección en la que van mis pensamientos. No puede ser... o sí.

Phoebe y Nix alternan las miradas entre ella a mí. Sacudo la cabeza para ahuyentar esos pensamientos de mi cabeza. Sea lo que sea prefiero escucharlo de su propia boca. Si es lo mejor antes de seguir haciéndome películas.




Phoebe me deja en mi casa con el tiempo justo para poder arreglarme. No es sencillo hacerlo, pero no es una misión imposible. Me coloco un vestido crema con flores naranjas que me gusta mucho y aunque tenga el inmovilizador en la pierna no me luce tan mal.

Me veo en el espejo en repetidas ocasiones mientras arreglo mi cabello. Desde la fiesta de Apolo, a la que apenas y si entré, no he salido para más y antes de eso no asistía a este tipo de reuniones. Siempre mantuve mis distancias con los demás patinadores, no confiaba en ellos y no quería tener que involucrarme en lo más mínimo fuera del hielo. Era algo así como mi mecanismo de autodefensa ya había tenido que pasar suficiente en la vida, como para saber que no se podía confiar en las personas. La única persona en la que confiaba ciegamente era mi padre y si debía poner una segunda creo que sería Athan, aunque no estoy muy segura.

El timbre me saca de mis pensamientos. Tomo mi bolso donde guardo mi celular. Billetera y las llaves de la casa, no necesito nada más y me encamino hacia la entrada. Al abrir lo primero que veo es la mirada avergonzada de Athan.

Este me regala una tímida sonrisa, sé que es parte de su disculpa. Yo le sonrío en respuesta y camino hacia él.

—¿Nos vamos? —pregunto intentando romper el silencio incómodo.

—Sí, ¿necesitas que te ayude?

Miro mi muleta y niego con la cabeza, aunque es algo molesta me ayuda a tener un poco de independencia y es todo lo que necesito de ella. Tomamos el ascensor en silencio y avanzamos.

SAGA LUX II | El amor de NeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora