Capítulo 39

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Neo

Larissa presiona la bolsa con hielo en mi pómulo con una mirada de evidente disgusto. Evito mirarla directamente porque sé la que me espera luego de que le rompí la cara a golpes a Basha... bueno no se la rompí, descubrí muy tarde que no soy nada bueno dando golpes y que el idiota de mi hermano hace muchas pesas. Me duele en el orgullo si debo admitirlo, mis «golpes» fueron más parecidas a caricias, mientras que los de él eran algo más parecido a recibir un golpe del mismo mazo de Thor.

Así que digamos que el que terminó con moretones fui yo...

—¿Qué es lo que estabas pensando, Neo? —pregunta mamá con voz suave. Se sienta junto a mí en la cama y suspira—. ¿Me contarás qué fue lo que pasó?

—Por qué mejor no se lo preguntas a tu otro hijo.

—Porque conozco a mis hijos y tú no eres de los que va por la vida repartiendo golpes y mucho menos a uno de tus hermanos, así que por esa simple razón quiero que seas tú el que me lo diga.

Debo admitir que mi mamá tiene razón en eso, pero no me siento con ánimo de hablar de lo sucedido.

En algún punto mientas estábamos en el suelo con Basha, Alejandra desapareció de la habitación poco antes de que los demás aparecieran para separarnos. A partir de ese momento no he sabido nada de ella. Hay muchas cosas que quisiera de decirle, de gritarle, pero también quiero abrazarla y consolarla. Aunque me revienta que me haya mentido y ocultado todo el tema con Basha, aún tengo grabado con fuego en mi mente lo que el imbécil de Basha le dijo antes de que entrara, debe estar herida y lastimada, y eso solo me provoca que quiera matar aún más a mi hermano.

Llaman a la puerta salvándome del interrogatorio de mi madre. Marco entra solo unos segundos después.

—Disculpen la interrupción, pero Kat se encuentra en este momento en conferencia con Apolo y quiere que todos estén presentes.

Mi madre comparte una significativa mirada con Marcos, sé lo que piensa sin que siquiera diga una palabra, le preocupa la reacción que vaya a tener cuando tenga a Basha cerca y hace bien en preocuparse, pero tampoco soy idiota y no quiero terminar como un saco de boxeo. Lo que si no prometo nada es que no le vaya a cantar algunas verdades.

Me dirijo directo hacia la puerta, mi mamá apresura el paso para seguirme el ritmo, me toma del brazo como si de esa manera pudiera evitar en algo el desastre que puede llegar a ser. Para tranquilizarla me detengo y doy un suspiro largo para serenarme, tras dar un pequeño apretón en su mano, digo:

—Te prometo que no haré nada. Voy a controlarme tanto como me sea posible y no dar más problemas hoy.

Mi madre me mira con insistencia a la espera de ver aunque sea una milésima de duda en mi mirada, pero lo digo en serio.



En la habitación de Apolo está casi toda la familia, para mi suerte Basha aún no está presente. Todos murmuran, pero el silencio se instala en el momento que entro. El primero en ponerse de pie es Apolo. Por un momento realmente pienso que se acerca para darme un golpe por la cara de pocos amigos que se trae, pero al llegar frente a mí respira con fuerza y clava su mirada en mi pómulo hinchado antes de desordenar mi cabello y darme unas palmaditas en el hombro.

Mi madre tira de mí para que me siente en una de las sillas y caminamos por la habitación bajo la atenta mirada de mis hermanos. Creo que de lejos esta ha sido la peor pelea que hemos tenido entre nosotros en toda nuestra vida.

Apolo se sienta a mi lado y gira la laptop hacia mí.

Kat se encuentra del otro lado, seria, pellizcándose el monte de su nariz. Luego suspira sonoramente antes de clavar sus ojos en mí.

SAGA LUX II | El amor de NeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora