Capítulo 26

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Neo

No siento mis malditos pies en la tierra, me pierdo en sus labios, en su suavidad, en su aroma. En los cientos de sensaciones que tengo cuando entierra su mano en mi cabello y juega con él. La beso con hambre de sus labios, de su contacto de esta cercanía. Detengo por un momento el beso.

Nuestras miradas se conectan, nuestra respiración es acelerada. Su rostro está sonrojado y sus pupilas dilatadas. Me regala una sonrisa tímida y yo junto nuestros labios en un beso rápido que me hace sentir en el mismísimo cielo.

Comienzo a sentir que mis brazos se adormecen y aún en contra de mis deseos por seguir besándola retomo nuestro camino hasta el estacionamiento.

La deposito en el suelo con cuidado y abro la puerta del copiloto para ayudarla a acomodarse, abrocho su cinturón y no desaprovecho la oportunidad para robarle un beso nuevamente.

Creo que he perdido la cabeza, es más estoy seguro de eso. Han pasado solo cinco días, cinco días que me han parecido toda una eternidad. Cierro su puerta y levanto la mirada al cielo por unos instantes. Nunca he necesitado de mucho para ilusionarme, era un experto en el tema, pero con Sarah era algo mucho más allá. Pasé toda mi adolescencia enamorado de ella y ahora parecía que esos sentimientos que estuvieron dormidos hubieran decidido ir un paso más allá en el poco tiempo que hemos tenido juntos.

Rodeo el auto y entro por el lado del conductor. Al voltearme para verla caigo en cuenta de que está profundamente dormida. Tomo aire profundamente en varias ocasiones antes de encender el auto y ponernos en marcha. En mi cara se dibuja la sonrisa más idiota que he tenido en toda mi condenada vida.




El encargado de seguridad me reconoce en cuanto llegamos a su edificio y nos permite entrar. No sé cuántas veces me he reído durante el camino cada vez que escuchaba los suaves ronquidos de la chica que me traía loco. Estaciono en el mismo lugar que la última vez que estuve aquí. Me volteo para verla en todo su esplendor ahora que no debo preocuparme por manejar, veo la calma de su respiración y me dedico varios minutos solo a verla dormir. Nunca me había puesto a pensar que algo tan simple como esto fuera capaz de hacer latir como loco mi corazón.

En este momento no sé si voy a ser capaz de dar marcha atrás y hacer como si nada ha pasado, solo espero no tener que hacerlo.

Con suavidad muevo a Sarah para intentar despertarla, intento que termina siendo en vano porque solo consigo que me balbucee unas cuantas palabras sin sentido y siga durmiendo.

Salgo del auto y comienzo a pensar cómo diablos la voy a subir. De princesa no era factible porque bueno, necesitaba al menos una mano para poder llamar al ascensor y a su puerta, así que eso no sonaba a una buena idea. Paso una mano por mi boca y solo viene a mi mente una forma de hacerlo.

Subo hasta su piso cargando con ella a mis espaldas, su cartera cuelga de mi cuello y su muleta se quedó en mi carro porque ya superaba mis habilidades.

Tengo su rostro justo al lado del mío y me siento embriagado con su aroma mezclado con vino. Su cabello acaricia mi cuello con suavidad haciendo que me erice.

Cuando llegamos frente a su puerta no me queda más opción que tocar el timbre con la esperanza de que Dimitri se encuentre en casa, de lo contrario no sé que vamos a hacer.

Por fortuna Dimitri aparece momentos después. Nos observa con una ceja enarcada antes de sonreír, debo admitir que por un momento pensé que me golpearía.

Se hace a un lado para dejarme pasar.

—Vamos dejémosla en la habitación. —Camina delante de mí para mostrarme el camino.

SAGA LUX II | El amor de NeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora