Capítulo 45

2.5K 311 9
                                    

Sarah

Carolina y mi padre me miran alternándose de uno a otro. Ninguno es capaz de preguntar qué me pasa. Y es que luego de la reunión en la mañana no puedo estar tranquila. Solo pensar la posibilidad de que algo de mi pasado se revuelva hace que inmediatamente tenga nauseas. Me he sentido pésimo toda la mañana y no hay nada en este mundo que pueda calmarme en estos momentos.

El movimiento de la van en la que nos transportamos no ayuda en nada a mi condición, pero al menos agradezco el hecho de poder salir de ese hotel. Ya no me siento ni cómoda, ni mucho menos segura en ese lugar, pero sé en el fondo que no hay otro sitio al que pueda ir en este momento. Eso me quedó claro en el momento en que puse un pie en la recepción del hotel y vi con mis propios ojos a una cantidad ridícula de fanáticas y periodistas aglomerados en la puerta del hotel. Es más, habían tenido que poner una valla de seguridad para poder contenerlos.

Eso solo significaba una cosa, se había despertado la curiosidad de toda la prensa y en este preciso instante estaban buscando hasta la más mínima pista de Alejandra, cualquier cosa que les diera un nombre y si a ello le aumentaba el nombre de Neo y mío. El único resultado era un severendo desastre.

Toda mi carrera trate de mantenerme fuera del foco. Era un personaje público por el simple hecho de ser una deportista, cuando gané mi primera competencia lo supe, pero en ese momento no sabía de la importancia que tenía. Mientras fui creciendo vi con mis propios ojos como la prensa terminaba con la vida de muchos de los colegas, carreras arruinadas por personas que solo deseaban más fama o más poder. Y si mi pasado se revelaba, no solo sería el final de mi carrera, porque no sería capaz de volver a poner mi cara en público, probablemente eso acabaría con mi vida.

No me siento capaz de cargar con ese peso.



—Vamos a tener que programar sus sesiones de rehabilitación. —comenta el doctor mientras observa sus documentos—. Te aconsejaría que las lleves en nuestra clínica principal en Boston, no existe un mejor centro de rehabilitación deportiva en todo el país. Sin embargo, entendería que quisieran llevarla a cabo en su lugar de residencia.

Mi padre me da una mirada significativa, eso quiere decir que será lo que yo decida, pero en este instante no creo poder tomar una decisión racional.

—Vamos a pensarlo, en todo caso tenemos que hablarlo con el equipo y coordinarlo —interviene Carolina en el momento oportuno.

—Lo comprendo, podemos comenzar con las sesiones aquí durante el tiempo en que estén en la ciudad, sin embargo, entre más pronto tengamos una respuesta, más pronto podremos comenzar a ver avances.

Lo entendía y existían pocas cosas en el mundo que deseara más que recuperarme en este momento, pero mi mente y mi corazón eran un verdadero caos.



Unas horas más tarde, mi pierna me duele horrores. La rehabilitación es intensa y hace que la cabeza me de vueltas por el dolor. Dicen por ahí que, si no duele, no vale. Yo solo espero que sea verdad.

Llegamos a la van que nos llevará hasta el recinto donde se llevará a cabo el concierto de los Lux, sin ánimo de ser amargada, hoy es el último lugar donde quisiera estar. Quisiera poder ir al hotel, llenar la bañera de agua caliente y sumergir mis adoloridos músculos dentro, pero no será el caso.

Unos minutos más tarde aparecen Phoebe y Alejandra, en ambas el cansancio es evidente, comienzo a sospechar que no soy la única que quisiera ir a refugiarse en el hotel.

SAGA LUX II | El amor de NeoWhere stories live. Discover now