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Me senté sobre la cama y golpeé con mi zurda el despertador, callando el ruidoso pitido que segundos después había interrumpido la tranquilidad en la habitación.

Solté un largo bostezo estirándome una vez me levante. Baje a la cocina y tome con tranquilidad una taza de café, enterneciendo la sensación del líquido amargo bajando por mi garganta y dejando rastros del sabor en mi lengua.

El sonido del silencio me tranquilizaba. Tome una ducha rápida y vestí uno de mis mejores trajes. Seque mi largo pelo verdoso y lo sujete en un moño, dejando que mi flequillo enmarcara mi rostro.

Sonreí satisfecho al ver mi reflejo en el espejo y por último rocié un poco de perfume con un sutil olor a vainilla.

Salí de casa directo al trabajo.

Salí de casa directo al trabajo

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—Oh, ¿qué festejamos?—. Ese fue el saludo que mi amigo Haruya me dio nada más al verme.

Haruya es el único amigo de la infancia y miembro de la Eisei Gakuen con el que mantengo contacto. Claro está, trabaja conmigo en un despacho de informática. Nos vimos por primera vez en la entrevista de trabajo, la coincidencia fue tan aterradora que dudamos en hablarnos las primeras horas. Al final, terminaron dándonos los puestos a ambos, sólo que en diferentes áreas. Estoy realmente feliz de tener a alguien que conozco en el trabajo.

—¿Tratas de ligar con alguien de la oficina?—, continúa—. ¿Enserio?, ¿con uno de estos tipos?

Rio por su comentario.

—Haruya, no eres diferente de ellos.

—Vamos, soy el más decente de todos aquí. Y eso te incluye a ti. Ugh, ¿te rociaste perfume?

—Lo que digas—, comienzo a caminar a la par de Haruya y continuo explicándole—. Tendremos una reunión, hoy vendrán los gerentes de la planta principal. Tengo que dar una buena impresión.

—Gerentes de la planta principal...— dice en tono sospechoso—. Apuntas a lo grande.

—Deja eso, no me quiero llevar a la cama a todo lo que se mueva.

Haruya se detiene en la cabina de su oficina, hecho una ojeada a su lugar de trabajo y puedo ver la pila de papeleo y reportes que aún le faltaba por hacer.

Palmeó su hombro con compasión cuando lo veo suspirar.

—Pasó por ti en la hora del descanso. Deberías apurarte con eso.

—Claro, claro— dijo restándole importancia—. Mantén tus manos lejos de esos ricachones.

Le doy una última sonrisa antes de irme y caminar hacia el elevador. La musiquita típica de los elevadores se hizo escuchar y por alguna razón me relajo por completo. Una vez las puertas se abren de par en par, el sonido de los dedos presionando los teclados se hizo escuchar. Saludo a todos y entro a la sala de reuniones, soló estaban presentes los de mi área. Mi gerente me da un saludo desde lejos con una sonrisa y yo la correspondo de igual manera. Tomó asiento en una de las sillas desocupadas.

Al pasar de los minutos todos hablaban con su compañero de a lado a cerca de la reunión; era imposible entender lo que decían todos por el cruce de voces. Hasta que el ruido de la puerta abriéndose sobresalto a todos.

Me sentí casi incapaz de girar mi cuerpo para ver los rostros de quienes estaban atrás, pero sin duda, una fuerte aura detrás de mi se hizo presencia.

—Muy buenas tardes, por favor tomen asiento—, escuche decir a mi gerente poniéndose de pie, se podía notar lo nervioso que estaba en su tono de voz.

Incapaz de moverme y con el silencio abrumador que se había hecho en la sala; solo esperé a que ellos tomaran asiento.

Entonces sentí una estocada eléctrica que recorrió todo mi cuerpo cuando vi al alto hombre parado enfrente de mi. Sentí que el tiempo se había detenido por segundos, y el fuerte latido de mi corazón hizo que continuara. Y sentí las mariposas desenfrenadas golpeando mi estómago, el corazón me martilleaban tan rápido que sentía que los demás podían escucharlo.

Ahí estaba. Más alto, más atlético y lucia increíble en su traje de tres piezas. Me perdí en el verde de sus ojos que no note el cristal de los lentes que adornaba su rostro. Lo veo pasearse por la sala hasta tomar asiento, seguido de los demás que lo acompañaban.

—Buen día a todos, soy Kiyama Hiroto—. Se presentó estremeciéndome con lo grave que se había vuelto su voz—. Es un gusto trabajar con todos ustedes.

Su mirada fue a parar hasta la mía. Y en un reflejo desvíe la mirada avergonzado. Las gotas de sudor se formaron en mi frente, comencé a moverme en mi asiento nervioso.

Aún no asimilaba del todo la situación. No podía creer lo que estaba pasando, no sabía cómo reaccionar, estaba atónito e incapaz de articular alguna palabra. Toque mi mano derecha en un intento inútil de tratar de calmar el temblor de mis manos. No estaba seguro de sí era en verdad él o sólo había pensado demasiado la noche anterior que ahora estaba alucinando pero tampoco quería volver a mirarlo para comprobar.

Ok, vale, sólo una mirada, sólo debía darle una mirada más; sin que se de cuenta, quería estar completamente seguro de que había vuelto, de que nos habíamos vuelto a encontrar...

—¿Quiere agregar algo Midorikawa?

La voz del gerente me saca de mis pensamientos y siento la mirada de todos clavándose en mi. El sonrojo se expande por toda mi cara, sintiendo el calor concentrándose en mis orejas. Entre el pánico.

Mierda, mierda, mierda❞—. Pensé

Quería explotar, quería desaparecer.

❝ғɪʀsᴛ ʟᴏᴠᴇ❞ 🌿; ʜɪʀᴏᴍɪᴅᴏWhere stories live. Discover now