0 1 5

441 36 43
                                    

;🍃

Cada que llegaba a la oficina tenía la sensación como sí nuestras charlas hubieran sido sólo un sueño. Es decir, no estaba esperando un cambio radical extremo. Pero por lo menos esperaba un saludito acompañado de una sonrisa.

La vez que llegó a la oficina en ese grandioso traje azul después de haberse quedado en mi departamento no pude evitar hablarle casual, y él con llamas en los ojos me dijo ❝¿disculpa? creí habérselo mencionado, Midorikawa❞. Vale, si, la culpa fue mía, ¿pero cómo se reacciona después de esa escena de película en mi cocina?

Me costo un poco de trabajo acostumbrarme a la rutina pero al final lo logre. No podía descuidar mi trabajo, y no es por presumir, pero lo estaba haciendo mejor de lo que pensaba. Contesto todas sus llamadas, voy por sus trajes y su café matutino sin quejarme, en las conferencias mis gráficas son las mejores y el trato con el señor So estaba yendo por el camino del éxito. Aunque aún es un poco molesto escuchar su voz cuando llama cada hora sólo para preguntar cómo estoy.

Hiroto seguía siendo el mismo en la oficina; no hablábamos si no era necesario, pero aún así, sentía que el ambiente era menos pesado ahora. Las cosas se habían relajado un poco por acá, e incluso podia llegar a decir que el trabajo ya no era tan estresante.

Sonrió un poco mientras veo a Hiroto entrecerrar los ojos para poder ver en la pantalla, esa mañana había olvidado sus lentes.

El sonido del teléfono sonando me saca de la ensoñación, y con el molesto crujido de mi silla me levanto a recibir la llamada. Mirando en la pequeña pantalla frunzo levemente las cejas extrañado de que no sea un llamada de las únicas dos lineas que recibe el teléfono de Hiroto.

—Oficina del señor Kiyama, ¿en qué puedo ayudarle?

—Hola—, una voz femenina pero levemente grave se escucha del otro lado de la linea, la piel se me eriza cuando suena extrañamente familiar—. ¿Esta Hiroto en la oficina?

—Uh—, no sabia que decirle—, espere un momento—, me aclaro la garganta un poco nervioso y cubro la bocina del teléfono con mi mano—. Director Kiyama, una mujer pregunta por usted—, le digo. Veo cómo se alarma y de golpe se levanta del asiento, el sonido de su rodilla golpeando la mesa hace eco en la habitación.

Me quita el celular de las manos.

—Hola, habla Hiroto.

Suena su voz falsa y frunzo las cejas, se que cuando Hiroto habla con ese tono es para ligar. Arrastrando un poco los pies vuelvo a mi escritorio y continúo con mi trabajo.

❝¿Quién es esa mujer, y porque tienen tanta prisa por contestarle?❞—. Pensé un poco irritado.

El sonido de mis dedos enterrándose en las teclas es más fuerte que te costumbre. Escucho desde mi escritorio como el tono de su voz se vuelve más suave, está susurrando cosas que no logro entender. ¿Por qué a mi no me habla de esa manera?, ¿es por qué no soy una mujer? ni siquiera puede mostrarme una sonrisa dentro de la oficina.

Cierro los ojos calmadamente, no quiero exaltarme. Trato de concentrarme en mi trabajo: ❝... y el presente reporte redacta el estado actual de la comp...❞, me importa una mierda como éste la compañía necesito salir de aquí.

Me levanto de la silla ansiosamente, paso por el lado de Hiroto pero él no me ve, está de espaldas escuchando atentamente lo que dice ella. Cuidadosamente cierro la puerta cuando salgo y un largo suspiro se me escapa de los labios.

La mirada de Suzume conecta con la mía cuando el suspiro termina. Automáticamente me pongo rígido pero la saludo con una pequeña sonrisa, me hace una reverencia y sonrojada continua con lo suyo. Camino rápido hasta el elevador y pulso el botón de la última planta, en la terraza.

❝ғɪʀsᴛ ʟᴏᴠᴇ❞ 🌿; ʜɪʀᴏᴍɪᴅᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora