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Suena la alarma pero no me levanto.

Estoy mirando el blanco techo de mi habitación sin moverme ni parpadear. Al rato, cuando el pitido se hace insoportable, estiro mi brazo y lo presiono apagándolo. Sigo sin moverme, no quería levantarme, el cuerpo me pesaba como nunca esta mañana.

Tienen que pasar unos minutos para darme cuenta de la situación. Dejo caer mi puño con fuerza al costado de mi cama, y un gruñido desgarrador hace eco en la soledad de mi habitación.

—¿Cuándo me volví así?—, me pregunto, ¿cuándo? Así de inmaduro, así de triste, así de solitario, de confundido... así de roto.

Hace dos días que no voy a la oficina, y probablemente sea cuestión de tiempo para ser despedido. No consigo el sueño en la noche si no es con pastillas. Tengo esa sensación de soledad. Siento que la vida para mi sólo va de mal en peor. Que salgo de una para ya estar en otra. ¿En qué momento la vida se volvió en mi contra?, ¿en qué momento la vida me dio la espalda, dejándome así, hecho pedazos?, ¿en qué momento de mi niñez comencé a ser así?, se que ya no soy más el adolescente con problemas de amor no correspondido, el que todos podían herir físicamente. Pero siento que me estoy ahogando en la vida.

Y la peor parte es que nadie ha hecho nada. Soy el único que se hace daño, tengo a personas que me aman, tengo a Haruya. Él esta haciendo todo para animarme; viene todos los días, me saca de la cama y deja comida cuando se va.

Eso me hace sentir aún peor, porque se que él también tiene problemas. Y aunque no seas los mismos que los míos, siguen siendo problemas.
Ha estado animándome, diciéndome que debería volver al trabajo y enfrentar la situación. Estoy plenamente agradecido de tener a alguien como él en mi vida.

Todos deberíamos tener un Haruya en la vida.

Pasan unos minuto cuando escucho la puerta de la cocina abriéndose. Sé que es él así que espero a que entre.

—Hola—, entra jadeando. Y sonrió en grande cuando lo veo entrar con bolsas en la mano, tiene el pelo desaliñado y la corbata mal puesta—, ya estoy aquí.

—Ya lo veo.

De repente me veo a mi mismo levantándome de la cama hasta donde está el.

—Te traje comida, la prepare anoche así que deberías calent...

Se calla de inmediato cuando ve como mis manos se mueven sobre su corbata, acomodando de una mejor forma el nudo. Cuando termino le acomodo el saco. Me doy cuenta de la diferencia de estaturas y me alejo. Haruya debió seguir creciendo aún después de la preparatoria.

Levanto la mirada para decírselo, y cuando veo sus ojos entrecerrados y una pequeña curva en sus labios no puedo evitar poner los ojos en blanco. ❝Aquí vamos de nuevo

—¿Qué?—. Pregunto tomando la bolsa y viendo en el interior, había varios recipientes con comida. Olía muy bien, tanto que no pude evitar meter más mi cabeza dentro.

—¿Qué fue eso, eh?—, sonríe de lado—. Ryuuji, ¿estás ligando conmigo?

—No seas ridículo, ¿ya haz desayunado?

Hace un pequeño puchero que yo ignoro por completo. Y cuando lo nota sólo se ríe y me dice:

—No, pensaba pasar a comprar algo.

—Quédate, haré café, ¿tienes tiempo?

—Claro—, notó como intenta no sonreír—. Oye—, me llama mientras bajamos las escaleras.

❝ғɪʀsᴛ ʟᴏᴠᴇ❞ 🌿; ʜɪʀᴏᴍɪᴅᴏWhere stories live. Discover now