Capitulo 2: Ilusiones confusas

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Algo temerosa se levantó de la cama. Agarro la ropa que Sebastián había dejado sobre el diván y aún algo mareada se metió a la ducha. No dejaba de pensar en ese hombre que se había tomado tantas molestias. Aún sentía su interior lloviendo por dentro. Cerró sus ojos soltando una lágrima que rápidamente se mezcló con el agua que corría sobre su cuerpo. Alejandro pasaría por ella pero sabía que era solo por deber moral. Sentía pena, sentía que estaba tocando fondo y se encontraba en un abismo del que cada vez se le hacía más difícil salir. Alejandro antes de despedirse de su madre para ir a buscar a Anabel con algo de pesadez efímeramente le comentó lo que había ocurrido. Renata algo pensativa lo miró para opinar con algo de inquietud.

— Hijo, quizá fue extrema la decisión que esa mujer tomó pero hay algo que quiero que entiendas. Isabella ya está muerta. No puedes seguir esperando, no puedes aferrarte a un fantasma, a alguien que no va a regresar.

— No entiendo porque me dices eso.

— Pues porque veo rechazas a Anabel con tanta dureza que hasta pena comienza a darme. Se que es una muchacha un poco intensa, que no sabe qué más hacer para llamar tu atención. Pero en el fondo no es mala, porque al menos no intentas rehacer tu vida. Darte una oportunidad con ella, y si no es con ella..., pues con alguien más.

Resoplando Alejandro respondió

— Mamá, no me interesa rehacer mi vida con nadie. Estoy bien así. Respecto a Anabel, hablaré con ella seriamente hoy. Nos vemos mamá.

Anabel esperaba algo nerviosa y temerosa a Alejandro en casa del hombre que le había salvado la vida. Un poco tímida, caminó hacia la sala de estar y vio al hombre leyendo un libro. Aclarando la garganta comentó.

— Creo que será mejor que me vaya. Es incómodo estar en casa de un extraño.

— Mmm, yo no lo veo así. Ya no somos extraños, es más no solo somos conocidos, soy tu salvador.

— Yo no pedí que lo hiciera. No me salvó, me hundió aún más en mi miseria.

Sebastian se levantó del sofá y caminado hacia ella se quedó observándola por segundos. Intentado descifrarla cernió sus ojos en los de ella.

— Qué tanto puedes haber pasado como para que siendo tan bella, tan joven quieras dejar de vivir.

Anabel apretó los dientes

— Habemos quienes no nacemos para conocer lo que es ser feliz. De todos modos gracias por haberme arruinado los planes, aún hay gente no tan mala en este mundo. Su prometida parece tener algo de suerte.

Tocaron el timbre de la puerta y Alejandro se presentó allí para recoger a Anabel. Sin mucho preámbulo, se la llevó y Sebastián al quedar solo no solo había quedado maravillado con Anabel, lo había intrigado por completo. Caminó hacia su habitación y vio sobre su cama una pañoleta que Anabel había olvidado. La agarró sonriendo susurrándome para sí mismo.

— No se porque pero me gustaría volver a cruzarme contigo mujer misteriosa, en algún momento, en alguna ocasión.

Salió casi corriendo hacia su despacho casi hiperventilando. El salvarle la vida podía haberle costado un contrato multimillonario. Al llegar su secretaria lo estaba esperando con la agenda a punto de estallar y con un semblante alto asustado añadió.

— Su prometida lo está esperando en su oficina licenciado Ferrari

Poniendo los ojos en blanco asintió con la cabeza

— Gracias Becca

Sebastián entró a la oficina y su prometida lo esperaba con indigno y ganas de empezar una pelea. Cruzándose de brazos preguntó con tono enojado.

Al otro lado de la lluvia. Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang