Capitulo 27: Primer golpe

6.1K 574 50
                                    

Como si no hubiera sido suficiente con en encuentro que tuvo con Isabella, al culminar el evento y tener su momento de brillar, Meredith logró echarlo abajo. Cientos de periodistas se acercaron a ella a preguntarle si ella era la amante de Sebastián Ferrari. Si realmente era solo una modelo o había conseguido modelar con favores sexuales. Si ella había sido la culpable de que Raquel y Sebastián no se casaran. La abatieron, ante todos los medios, se sentía como una miserable frente a aquellas cámaras. No pudo evitar salir de aquel evento destrozada, con la moral por los suelos. Solo tenía algo en la mente, la causante para ella de aquel escándalo era Isabella McCarthy.

— ¡Por que no se muere! ¡La odio! Es una maldita, una infeliz, la detesto con todas mis fuerzas.

— Amor tranquilízate por favor. Estás muy alterada y...

Anabel lanzó un jarrón al suelo yéndose fuera de control harta de que no pudiera tener un solo momento de felicidad.

— ¡No me pidas que me calme joder! Ante todos soy una cualquiera y sabes que, creo que lo soy porque tienen razón y es lo que más me jode.

— Ana por favor, tranquilízate

— ¡Que te calles! Todos esos imbéciles tienen razón. Raquel era tu prometida, te ibas a casar con ella y la dejaste plantada por lo. Soy tu amante, eso es lo que soy. Y es lo que más jode, que no puedo negarlo.

— No eres mi amante, eres la mujer que amo. No permitas que esto nos separe por favor.

Anabel respondió a gritos

— ¡Ya déjame en paz! No quiero escucharte más, no quiero saber nada de nadie, esto se acabó. No pienso vivir en una puñetera fantasía. Porque esto es lo que es, una fantasía. — Cubriéndose el rostro comenzó a llorar desconsolada — Esa mujer es mi verdugo. No se que le he hecho a Isabella para que me destruya la vida así. Maldigo la hora en que me crucé con ella. Ella está detrás de todo este escándalo. Me lo dijo, me amenazó y lo está cumpliendo.

Sebastián se acercó pero ella dio un respingo

— No, no me toques. Te dije que se acabó. Quiero que te vayas de mi casa y de mi vida. En mi vida no cabe un amor, intente seguir adelante pero no..., en este mundo no hay suficiente espacio para mi y esa mujer. Una de las dos va a terminar desapareciendo y créeme que no seré yo.

Sebastián desesperado argumentó.

— ¿Vas a darle el gusto? ¿Vas a darle el gusto de vernos separados? ¡Joder no seas tonta por Dios!

Anabel tragó saliva derramando una lágrima

— Estoy embarazada, pensaba decírtelo después de el evento. Lo siento, pero no voy a tenerlo. No voy a traer un hijo al mundo cuando todo en mi vida es un desastre. No lo quiero, no lo voy a tener y punto.

Sebastián se quedó estupefacto. Debería estar feliz pero al mismo tiempo, estaba horrorizado con lo que Anabel le había dicho.

— ¿Que? ¿Cómo es posible que me digas algo así? Te amo, amo a ese bebé porque es mi hijo, porque es fruto de ti..., de mi. No puedes abortar, es mi hijo, joder es nuestro hijo.

Anabel encogió los hombros

— Es mi desicion y ya está tomada. No serás tú quien cargue con esto.

— No voy a permitirlo Anabel, te lo advierto desde ahora.

Anabel intentó irse pero Sebastián no lo permitió. Anabel temblaba y al mismo tiempo estaba a la defensiva. Esperaba otro reclamo de él pero Sebastián la sorprendió besando sus labios cándidamente. Abrazo su cintura y deseando tenerla siempre con él, le propuso entre lágrimas desesperadas.

Al otro lado de la lluvia. Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz