Capitulo 6: Dos corazones negados a sentir

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No podía dejar de mirarla, estaba cautivado por la belleza de aquella mujer aún sin verle el rostro complemente. Isabella bajó del escenario y rápidamente se perdió entre la multitud. Buscó a Jimena y al encontrarse casi sin voz llena de nervio comentó.

— ¿Como estuvo?

— De infarto, jamás pensé que harías eso. Joder jamás me dijiste que cantabas. Cantas hermoso.

— Hay muchas cosas que he dejado de hacer con los años.

Jimena quedó paralizada. Con gestos visuales le advirtió que tras de ella estaba Alejandro buscando cruzar algunas palabras.

— Buenas noches

A Isabella el corazón se le detuvo por un instante. Escuchar su voz logró que muchos sentimientos se sacudieran al igual que su odio. Sonriendo se volteó y saludó con sensualidad.

— Buenas noches, señor

— Canta hermoso, su voz me recuerda a alguien muy especial.

— ¿Ah sí? ¿Se supone que sea eso un cumplido?

Alejandro encogió los hombros

— Pues sí..., eso creo

Isabella arqueó una ceja algo burlona

— Si era un cumplido vaya que ha fallado, no me gusta que me comparen con nadie. Pero olvidemos el dato, ¿Bailamos?

— ¿Por qué no?

Ambos comenzaron a bailar sin saber quién era el otro. Isabella por momentos olvidó quién era ella, que era lo que tenía planeado, solo se dejó llevar por el momento, por lo que le provocaba estar en los brazos de Alejandro.

— ¿Cómo te llamas?

— ¿Para qué quieres saber como me llamo?— inquirio Isabella.

Antes de que él pudiera responder, Anabel se acercó a ellos y algo histérica los separó haciendo a Isabella a un lado. Agarró a Alejandro del brazo dejando expuestos una vez más sus celos.

— Creo que aún no nos presentan señora, Soy Anabel Palacios, la novia de Alejandro. No se me hace nada aceptable que baile así con un hombre comprometido.

Isabella sonrió mirándola fijamente sintiendo pena por el ridículo que estaba haciendo en aquella fiesta.

— Querida, ¿desde cuando bailar es infidelidad? Además no quedó clara, ¿es solo tu novio o están comprometidos?

Alejandro avergonzado intervino

— Es mi novia, y no le haga caso, está tomada. Que tenga una hermosa velada y disfrute de la fiesta.

Alejandro se llevó a Anabel a rastras hasta los tocadores y agarrándola fuertemente harto vociferó.

— ¿Se puede saber que demonios te pasa? Joder no puede ser que me celes de todas las mujeres. Ya me estás cansando.

— No me quieras hacer ver como la loca. Porque bien sabes que buscas cualquier pretexto para salir corriendo detrás de cualquier perra.

— ¡Basta! ¿Quiérete un poco si? Deja de hacer estos dramas porque no solo te pones en ridículo a ti, también a mi Anabel.

Alejandro la dejó sola yéndose nuevamente a la fiesta y ella se quedó sin expresión. Soltó una lágrima sintiendo nuevamente el rechazo, el desprecio de la persona por la que era capaz de darlo todo. Vio cómo Alejandro fue a buscar a aquella mujer para disculparse y eso le reventaba. Agarró otra copa de champaña y acabándosela de un solo sorbo maldijo entre dientes.

Al otro lado de la lluvia. Where stories live. Discover now