Capitulo 25: De cero

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Había silencio entre los dos. No sabían que decirse uno al otro, Isabella seguía allí, viva pero muerta al mismo tiempo. Quería estar sola, quería pasar por aquel abismo sola, sin ser molestada, sin ser lastimada. Quería convencerse de una buena vez que jamás encontraría a su hija y tendría que vivir con eso. Que quizá mientras ella la buscaba, su hija tenía una vida, otra madre, otra familia. Apretó los dientes y comentó casi al borde del llanto.

— Quizá es tiempo de que pare

— ¿De qué hablas?

— Quizá está viva, tal vez..., ella tenga una familia, una madre, un padre..., quizá ella sí sea feliz. He estado tantos años buscándola, tantos años añorando volver a tenerla que nunca he pensado en si ella quisiera saber quién soy.

Alejandro detuvo el coche y soltando un suspiro la miró intentando consolarla.

— No pierdas las esperanzas, estoy seguro que el día en que no te mortifiques tanto pensando en donde ella pueda estar, será cuando más rápido obtendrás respuestas.

— Quizá es tiempo de asumir que hay cosas que simplemente no tienen respuesta. Ya Aurora no es una niña, es una mujer. Ha pasado veinte años, veinte años en los que toda mi búsqueda ha sido inútil. Veinte años que me consumieron, veinte años que me secaron por dentro e hicieron de mi lo que soy ahora. — Cerró los ojos y derramando una lágrima añadió — Sería una vergüenza para ella.

— Hey, mírame..., no eres una vergüenza para nadie. ¿Dónde está la mujer que conocí? Esa que me mandoneaba y me decía mil cosas toda prepotente?

— Ya no queda ni rastro de ella.

Alejandro besó los labios de ella seguido de limpiar las lágrimas de los ojos de Isabella. Sonriéndole respondió.

— Se que estás rota, que sientes que no puedes más pero quiero que sepas algo, cuando sientas que no puedes más, recuerda que estaré detrás de ti para no dejarte caer. Encontraremos a tu hija, más pronto de lo que te imaginas.

Isabella conmovida, sonrió y rápidamente lo abrazó llenándose de un poco de esperanza. Devolviéndole el beso, susurró.

— Te amo, quiero amarte por sobre encima de cualquier rencor, cualquier dolor del pasado. Quiero amarte Alejandro, no se ya estar sin ti.

— Te amo nena, y eso es algo que ya no puede cambiar en mi.

******

Tocaron insistentemente la puerta. Rosalia ya no sabía que hacer para detener la maldad de Meredith contra su otra hija. Adrián la recibió algo confundido por la manera escandalosa en la que Rosalia había llegado a su casa. No entendía porque se encontraba en aquella situación hasta que ella le explica que Isabella ya sabía la verdad sobre su madre. Sentía que necesitaba contarle a alguien ese secreto que guardaba y cargarlo se le estaba haciendo un infierno.

— ¿Rosalia qué pasa? No te esperaba

— Necesito hablar contigo. Ya Isabella sabe que soy su madre y me odia. Me odia más de lo que había calculado. Sabes, al escuchar sus palabras llenas de odio y resentimiento logro romperme por dentro. Tengo algo que decirte porque si no te lo digo a ti o a alguien siento que voy a explotar.

Adrián algo indignado chistó

— Pienso que Isabella tiene todo el derecho a sentirse como se siente Rosalia. Nada justifica que hayas callado tanto tiempo. Ha sido toda una vida en la Isabella ha necesitado a su madre.

— Lo sé, respecto a eso no tengo justificación. Mucho menos espero el perdón de mi hija porque no lo merezco. Pero sí quiero de alguna manera evitar que se siga destruyendo con alcohol, con píldoras. Quiero que sea feliz pero no encuentro como hacerlo.

Al otro lado de la lluvia. Where stories live. Discover now