Capitulo 23: Quebrantada

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— Y bien, ¿que tal me queda?

Se estaba forzando, más de lo que pensaba. Veía a Valentina y solo veía a Isabella, amaba a esa mujer tanto o más de lo que su razonamiento podía entender. Pero queria olvidarla y se lo habia propuesto, y sabia que teniendo sexo con Valentina, seria el primer paso para sacar a Isabella de su vida.

— Te ves para comerte

— Mmm eso suena a advertencia

Alejandro sonrió algo forzado

— ¿Qué has hecho todos estos años en París?

— Pues..., estudié relaciones públicas y derecho tal y como quería hacer. Modelé por un tiempo y me dediqué a viajar. Ahora regrese por ti, porque esta vez no te vas a escapar.

— Vale, tengo que ser sincero contigo, me gustas, me encantas pero no creo que pase de ahí. En estos momentos no puedo o no creo que sea correcto estar contigo, o con nadie.

A Valentina la sonrisa se le esfumó del rostro. Dejando la copa de vino a un lado aclaró su garganta.

— Lo dices por esa mujer, por la madre de tu hijo ¿Cierto?

— No hagas preguntas de las cuales no te va a gustar la respuesta.

Algo incomoda argumentó

— Realmente no comprendo cómo es que tienes un hijo con esa mujer. Ni siquiera se ve atractiva, no es tu tipo.

— Quizá precisamente por eso me enamoré, porque fue la única mujer que no pude conquistar en la misma noche. Quizá porque antes de amarnos, nos odiamos profundamente. Para poder llevarla a una cama, pasó tiempo, mucho tiempo. Me enamore de ella porque es distinta en todos los sentidos.

— Si tan "perfecta" es, ¿Por que no estas con ella?

— Es la mujer que amo, es distinta a las demás pero tiene mucha oscuridad en su corazón. Es una mujer llena de resentimientos en la vida, por eso decidimos tomar caminos distintos.

Valentina carcajeó sintiendo algo de alivio. Tomó un sorbo de su copa y dijo algo que le cayó como balde de agua fría.

— Cariño, no estabas enamorado, gente como tú y como yo no nos enamoramos. Disfrutamos el momento, disfrutamos del sexo, de vivir la vida sin mezclar sentimientos cursis.

— Tu no eres quien para decir a quien amo o dejo de amar.

— ¿Sabes porque lo digo? Es muy sencillo, si de verdad la amaras tanto como dices, estuvieras aún ahí con ella, sin importar sus demonios, sin importar esa oscuridad. Seguirías ahí para ayudarla a salir de esa oscuridad no simplemente dejarla hundida ahí y seguir tu por otro lado. Pero no sabes cuánto me alegra que no se así, porque eso quiere decir que no te he perdido por completo.

Valentina estaba dispuesta a tener sexo en aquella noche pero Alejandro estaba hecho un enredo de dudas. Se levantó del sofá y disculpándose con ella, inventó una excusa.

— Tengo que irme, mi madre necesita que le haga un favor con urgencia. Después nos vemos, discúlpame.

No esperó respuesta de Valentina y salió casi corriendo del apartamento de la mujer. Las palabras de Valentina lo comenzaron a hacer sentir culpable. ¿Realmente tendría razón? Estaba dolido con Isabella, estaba tan dolido que quería olvidarla pero solo tenía algo seguro, la amaba como un idiota.

****

Los días comenzaban a ser más dulces para Anabel o al menos eso sentía. Era feliz, pero lo era con algo de miedo. Amaba a Sebastián pero no podía expresarlo libremente. Serían el gran chisme del año. Ella estaba prácticamente sin trabajo nuevamente, por culpa de Isabella como era de esperarse y no encontraba cómo seguir hacia delante sin estudios, sin carrera, sin nada. Las cuentas las tenía acumuladas y la frustración comenzaba a apoderarse de ella.

Al otro lado de la lluvia. Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum