Nilak | Ya no más (1/2)

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"Tú no me conoces, ni siquiera puedes admitir que me hablas frente a los demás por la puta vergüenza."

La cabeza me dió una punzada, mientras que inevitablemente volvía la mirada hasta el asiento de a un lado que permanecía vacío desde hace dos semanas. Fruncí el ceño curiosamente molesto con el rubio, no sabía lo que había sido con el y eso me movía completamente de mi zona.
Todo había vuelto a la normalidad, como si él nunca hubiera existido; los chicos actúan como si nada hubiera sucedido en la pizzería y parecía que el único que recordaba todo era yo.

Me volvía a sentir completamente solo si él.

-¿Sam Palacios no se encuentra?- preguntó por décima vez la profesora confundida, ya que el chico nunca faltaba a la escuela.

-Al parecer el rubio ya no volvió.- escuché a lo lejos dos chicas susurrar entre sí.

-En la última semana no podía reconocer su rostro. Parecía una uva.- la contraria se burló ligeramente. Y yo solamente decidí ignorarlas; no valía la pena pelearme con más personas por un chico al cual ni siquiera le agradaba.

-Pero tienes que admitir que era bastante bonito.

Hasta yo lo admitía.

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"Será mejor que te vayas, no querrás que te vean rebajándote con los fracasados".

-Vamos chico.- me dijo el bartender mientras volvía a colocar otro pequeño vaso lleno de alcohol sobre mi mesa delicadamente. Le regalé una mirada de agradecimiento, a la vez que lo tomaba y lo bebía de un sorbo. Escuché como el mayor suspiró cuando lo hice, pero el ardor en mi garganta ayudó a que me importara en lo más mínimo; llevaba varios días metido en este lugar, y no sabía exactamente el porqué.- Si no me equivoco, y mi instinto cantinero no me falla.- volvió a hablar, mientras que con un trapo viejo limpiaba varios vasos.- te rompieron el corazón.- por primera vez en la noche sonreí de una manera amarga y recargué la cabeza sobre mi brazo.

-Casi.- susurré cansado, a la vez que mi mente lastimosamente volvía a mostrarme la imagen de Sam. No había vuelto a la escuela desde nuestra pelea, y yo no sabía si al menos seguía vivo.

-¿Un rechazo?- volvió a intentarlo, y escuché como maldecía nuevamente cuando volví a negar.- vamos niño, nadie puede ponerse así a tu edad por un divorcio de sus padres.- comentó riendo y yo lo miré un tanto mareado. Era cierto que no podía ponerme así por algo tan simple como un amigo.

-¿Porqué me pone así?- pregunté débilmente, llamando la atención del mayor quien por primera vez en una semana logró mirarme con empatía.- no debería de ponerme así por esto, pero no lo entiendo.- mi voz tembló.

-Oye, oye, oye.- intentó tranquilizarme a la vez que dejaba de limpiar el vaso y ponía una silla por enfrente de mí. Los largos mechones rubios con algo de canas se tambalearon débilmente contra la luz de la cantina, pero eso solo me hizo pensar en el cabello dorado de Sam.- vamos a analizarlo.- habló de forma calma.- ¿qué es lo que te pone así?

Bufé.

-No creo que lo entiendas.- le dije negándome a brindarle cualquier información, hasta yo sabía que era ridícula. Aún en mi estado de alcoholismo tenía en cuenta que el estar así por un chico no era algo natural.

-Niño, fácilmente te gano por unos qué, ¿diez años?- contestó riendo.- puedo manejarlo, ¿mataste a alguien?- reí levemente a la vez que lo negaba.- ¿una amiga?- volví a negar, aunque algo en mi expresión me delató por completo cuando el hombre elevó las cejas un tanto sorprendido.-un amigo.- cuando dijo eso, no pude soportarlo más y escondí mi rostro entre mis brazos avergonzado. No creí que lo adivinaría tan rápido.- ¡vaya!- exclamó.- quiero decir que no te ves de ese tipo.

-¡No me gusta!- grité con las mejillas de un color rojo manzana.

-¿Entonces cuál es el problema?- recargó su codo sobre la barra y sonrió pícaramente. Yo solo salí de mi escondite con los labios hechos un mohín.
No entendí el porqué lo hice, pero aún así toda la historia fue saliendo de mi sin pensarlo mucho, desde el cómo lo conocí en aquella cafetería, hasta el accidente el día de la pizzería. La historia se resbalaba contra mi garganta con dolor y amargura, y para cuando me di cuenta yo ya volvía a estar nuevamente tenso; el contrario escuchaba con atención cada parte, sin interrumpir ni opinar, solamente fruncía el ceño en repetidas ocasiones.

-Yo no sé siquiera si el está bien, y eso me vuelve loco.- susurré apretando mi cabello bruscamente.- necesito saber si él está bien, o siquiera si sigue vivo.

-Eso es sencillo.- me respondió rápidamente elevando una de sus manos para mirarse las uñas, parecía que esto era lo más fácil del mundo para él.- ve a su casa mañana, ahora no porque ya es demasiado tarde. Pero al menos haz un intento por hacerlo.- fruncí el ceño confundido.

-¿Pero no es extraño el hacerlo?

-Mira.- me dijo en un suspiro, ya un tanto harto.- esos chicos con los que te juntas, valen para pura mierda. Todas las chicas con las que te acuestas, valen para pura mierda. Y adivina qué, Nilak, cuando tú te preocupas por caerle bien a alguien que vale para pura mierda, entonces tú eres el que está valiendo para pura mierda. Si te importa ese chico, búscalo, si no, entonces no sé qué estás haciendo aquí en primer lugar. Déjalo solo o acompáñalo hasta el final, nada de puntos medios.

Eso que dijo me dejó en un silencio total, y aunque me haya dolido, toda mi mente se despejó de dudas. En un despiste, miré la pantalla de mi celular que se iluminó con un mensaje del grupo del equipo de fútbol, y noté que ya eran las dos de la madrugada.

-Creo que tengo que irme.- le informé al contrario cansado mientras me levantaba de aquel incómodo asiento en la barra.- te veo...- lo pensé unos momentos.

-Espero que no sea mañana.- respondió en una sonrisa, a lo cual yo se la devolví inesperadamente.

-Yo también.

NilakWhere stories live. Discover now