Psiquiatra

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-¿Cuál es tú nombre?- me preguntó el hombre sentado en frente de mi sobre un asiento de esponja que seguramente era mucho mas cómodo que el mío. No se parecía en absoluto a los psiquiatras de las películas, podría decirse que era serio, pero no en demasía. Tenía una ligera barba blanca escapando de su barbilla, pero no había ninguna arruga sobre su rostro, era algo extraño.

-Sam.- carraspeé al final de manera seca. El estar aquí me ponía nervioso.

-Muy bien Sam.- anotó algo en la esquina superior de un bloc de notas que había colocado sobre sus piernas y me sonrió.- yo soy Ron, cuéntame sobre ti.

Quise reírme, porque este hombre lo decía con tanta naturalidad que parecía que las personas que venían aquí realmente estaban dispuestas a contarle las cosas más oscuras de su pasado.
¿Cómo podría yo hacerlo? ¿Qué haría si le llegaba a contar algo a Claudia?

-¿Qué podría contarle?- respondí. A lo cual Ron suspiró.

-Bueno podrías empezar contándome cómo dormiste la noche pasada.- fruncí el ceño, pero antes de preguntar la razón, el hombre comenzó a hablar antes que yo.- bueno, puedo ver unas ojeras debajo de tus ojos.- explicó.

-Dormí excelente.- mentí. El hombre frente a mi pareció que no creyó una palabra de lo que dije, ya que solo suspiró y se acomodó nuevamente en su lugar.

-Escucha Sam.- volvió a hablar.- no vamos a llegar a ningún lado si no me dejas ayudarte, porque podemos quedarnos sentados aquí las tres horas sin que me digas ninguna palabra y a mi me da lo mismo, el que debería de pensar en su propio bienestar eres tú. Así que piénsalo bien, y cuéntame cómo has dormido estas noches.

No me dio tiempo de procesar las palabras del hombre, quería ofenderme, claro que quería ofenderme por la manera en la que me había hablado, pero por alguna extraña razón no podía.
Era algo frustrante que tampoco me molestara demasiado. Suspiré varias veces antes de volver a abrir la boca, solo que esta vez dije completamente la verdad.

-No duermo.- musité. Ya cansado de esconder todo lo que sentía, daba igual si le contaba a alguien, estaba harto.- llevo semanas sin poder dormir bien.- el hombre anotó mi respuesta en la hoja sobre sus piernas y volvió a mirarme.

-¿Sabes la causa?- negué con la cabeza.

-Un tiempo pensé que era por Nilak, pero ahora estamos bien y...

-Cuéntame de Nilak.- me interrumpió el hombre con otra pregunta mientras se enderezaba sobre su mismo lugar. Miré delicadamente mis manos y me dispuse a contarle todo lo que sabía del chico.

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-Nilak, cariño.- me habló Claudia en cuanto llegó a la clínica de manera aliviada. Apenas habían pasado varios minutos tras dejar a Sam dentro, pero le había prometido que me quedaría aquí afuera en caso de que decidiera salir corriendo.

Gracias a dios eso no había sucedido hasta ahora, lo que significaba un avance.

-Hola Claudia.- saludé a la mujer con una sonrisa cuando llegó a mi lado y se sentó en la silla continua a la mía. La miré frotar sus manos varias veces y supuse que estaba nerviosa al igual que yo.
Lo único que se escuchaba en la sala de espera era el continuo sonido del reloj al marcar los segundos, y de vez en cuando la secretaría que estaba sentada en su escritorio a unos metros de distancia decidía pasar a la siguiente página del libro que estaba leyendo. Serían unas tres largas horas, así que tomé una revista que estaba a un lado de mi asiento sobre una pequeña mesa, y la abrí con las intenciones de leerla.

No era interesante.

-Quiero agradecerte.- escuché como la contraria me hablaba de repente, por lo que giré la cabeza confundido.- no conozco de mucho a Sam. Pero vino aquí por ti.- sus ojos brillaron cuando me miró y me fue inevitable sonreírle. Sabía que esta mujer era buena y sabía que hacía lo que podía por el rubio.

-No fue nada Claudia.- respondí.- no sé lo que sucedió con la madre del chico, pero puedo apostar que eres lo más parecido a una para él.- eso le arrancó una sonrisa y en un impulso tomó mi mano delicadamente.

-He pensado en convertirme en su tutora legal.- lo que dijo me sorprendió en demasía. No creí nunca que Claudia hubiera estado tan relacionada con él, pero curiosamente no me molestaba en lo absoluto.

-Eso es genial.

-Lo sé pero...- suspiró.- necesitaría la firma legal de su tutor y no creo que eso sea una buena idea.- fruncí el ceño al pensar que existiría la posibilidad de volver a encontrarme al hombre que tanto odié por unos momentos.

-Podrías preguntarle a Sam qué es lo que quiere primero.- la mujer asintió y me miró nuevamente pero esta vez con preocupación.

-¿Nos acompañarías si Sam accede?

Mordí mi labio inferior, pensando en que volvería a perder la paciencia si lo hacía, pero al mirar a la mujer sabía que no tenía muchas alternativas si quería protegerlos.

-Claro Claudia, lo que me pidas.

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-¿No crees que lo que te haya hecho tu padre durante toda tu vida generó un tipo de trauma en ti?- preguntó en cuanto terminé de contarle toda mi historia a Ron. Mi cuello había empezado a doler desde hace mucho debido a la tensión que ejercía sobre mi cuerpo y las interrogativas que el mayor me hacía no ayudaban en lo absoluto.

-No lo sé, ¿no estoy aquí para que usted me diga eso?- pareció que al hombre le dió gracia porque solo se retiró los lentes y me miró con una sonrisa en el rostro.

-Estas aquí para que tú mismo lo descubras, yo solo te estoy ayudando.

-Pues no se esfuerza mucho.- sabía que estaba siendo grosero, pero solo me quería ir de aquí lo más pronto posible.

-Está bien.- el contrario me sorprendió cuando tomó una hoja que estaba sobre sus piernas y me la tendió sin decir palabra alguna. Yo solo la miré un tanto desconfiado pero al final terminé por tomarla y leerla seriamente.

-Tomarás esta medicación.- me explicó lo que significaban los raros nombres de medicinas que estaban apuntados en la hoja y sacó de su escritorio una pequeña caja de pastillas, para después pararse de su silla y tenderme otra botella en donde supongo venían más de ellas.- creo que con esto empezarás a sentirte mejor. Tus emociones te impiden querer sentirte bien y será un gran paso tomarlas, pero creo que ni siquiera estás intentando avanzar. Y yo no puedo ayudarte si no me dices la verdad.- conecté sus ojos con los míos, y sus frías y directas palabras me llegaron como un golpe.- cuando estes dispuesto por lo menos a intentarlo, vuelve, te veo la siguiente semana.

Todo estaba pasando muy rápido, en menos de un minuto ya tenia el diagnóstico y las medicinas sobre mi mano, ¿qué no tenía que insistir para intentar saber más de mí?
¿Entonces porqué me estaba corriendo de esta manera?

-No creo volver a venir.- musité molesto.

-Bueno, esa es tu decisión, pero a nadie le gustaría vivir roto toda su existencia.

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Había algo que no me gustaba de todo esto, y era el rostro de pocos amigos que Sam tenía al salir del consultorio de Ron. Parecía que acababan de discutir o simplemente no se habían llevado bien.
Claudia lo notó también, porque me dirigió una mirada preocupada cuando el rubio llegó a un lado nuestro.

-Una cita.- me miró serio en cuanto se paró a un lado de donde yo estaba sentado.- dije que lo haría y lo hice, no pienso volver ahí.- y salió del lugar apurado. Claudia y yo intentamos seguirlo pero la voz de la secretaria nos detuvo en seco:

-¿Supongo que no agendarán su siguiente cita?

-Creo que no será nece...- interrumpí a Claudia.

-Agéndela.- la mujer me miró confundida, más no dijo nada en cuanto empezó a escribir en su agenda el nombre de Sam.

-Pero Nilak...- me dijo Claudia nuevamente un tanto preocupada.

-Cuando empiece a tomar su medicación el comenzará a pensar diferente y a sentirse diferente. Es lo que hace Ron, empieza por querer hacer que los pacientes quieran cambiar antes de cambiarlos a ellos.

-¿Estás seguro?

No había duda, lo sabía sin titubear ni un poco.

Porque...

-El lo hizo conmigo.

NilakWhere stories live. Discover now