Sam | Ares

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-¿Cómo te encuentras hoy?- me preguntó nuevamente el hombre mientras sacaba de su escritorio la misma fastidiosa libreta marrón de cuero y se sentaba en una silla frente a mí. No me agradaba, nada de esto me agradaba, ¿qué hacía aquí?

-Siempre me haces la misma pregunta.- musité.- y sigue siendo la misma respuesta.

Y aquí iba de nuevo, comenzó a apuntar algo para volver a hablar.

-He notado que te encuentras a la defensiva últimamente , ¿sabes la razón?

-No estoy a la defensiva.- respondí cansado. El hombre dudó de mí con su mirada, pero no dijo nada de eso, nunca decía nada.

-Bueno, está bien.- se acomodó en su silla y me miró fijamente.- cuéntame qué tal tu semana.- Negué. Cayendo en que lo único qué tal vez había sucedido era el beso, y justo ahora no quería hablar de eso.- bien, no hay prisa en lo absoluto.-  trató de animarme. Supongo que después de varias sesiones nos conoceríamos más; porque no había preguntado nada sobre mi pasado- ¿qué te dicen tus amigos sobre todo esto?

Me quedé en completo silencio, pensando en todo y nada al mismo tiempo. Mi mente me dijo en un acto cobarde que yo estaba más solo que mi sombra, y la otra se negaba a aceptarlo.
Tenía a Nilak, solo que nos habíamos besado, y según yo los amigos no hacían eso. Todo era extraño con él.

¿Entonces quién? ¿Claudia contaba como mi amiga?

-¿No tienes amigos Sam?

Volví a agarrarme los dedos en un acto nervioso y arranqué los pequeños trozos de carne que sobresalían. El hombre volvió su lápiz hasta la libreta.

Esto era horrible.

-Quisiera tenerlos.- susurré, sorprendiéndome hasta a mí mismo ya que hace unas semanas ni siquiera me importaba el estar solo. Pero ahora solamente quería alguien para confiar.

-Entonces hazlos.

-¿Cómo?

-Habla.- giré los ojos, no era tan sencillo, nunca era tan sencillo.- escucha, Sam. Los amigos llegan, solamente mantente abierto a la posibilidad de que tienes que confiar en las demás personas. Ahora mismo te vendrían bien más centros de apoyo que no sean Nilak ni Claudia.

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Iba absorto en mis pensamientos y caminando sin rumbo alguno por los pasillos de la escuela como era común, hasta que un impacto en mi hombro derecho hizo que me tambaleara y todo lo que sujetaba entre mis brazos cayera al suelo.

-Lo siento.- dijo el chico preocupado mientras miraba los lápices de diversos tipos y libretas mías en el suelo. Ambos nos quedamos en silencio unos segundos hasta que entre las risas de todos los presentes me arrodillé en el suelo dispuesto a recoger mis cosas.

Esto era cosa de todos los días, la gente tiraba lo que sea que esté entre mis manos, rayaban mi casillero, hasta mojaban mi ropa de deporte con las intenciones de molestarme. No había sucedido desde que Nilak había peleado con Matt, pero justo ahora no estábamos juntos, ¿habrá sido eso?
Ni siquiera noté cuando el chico ya se había arrodillado y me había apoyado a recoger todo el desastre.

-No te molestes.- le dije serio mientras elevaba mi rostro y lo miraba detenidamente. Era un chico pelirrojo de unos ojos azules bastantes bonitos para ser exactos, nunca lo había visto por aquí, pero eso no me molestaba ya que nunca miraba detenidamente a nadie.

-De hecho, no me molesta.- también me miro. Y extrañamente el chico sonrió, eso generó una extraña sensación en mi mente debido a que era la primera vez que alguien que no me conocía sonreía al mirarme.

NilakOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz