Nilak | ¿Amigos?

1.2K 128 5
                                    

"¿Qué ha sido eso?"

Fruncí el ceño ante el pequeño pedazo de papel que había dejado sobre mi escritorio Sam.
Aún mi mano temblaba ligeramente ante lo que había sucedido en el pasillo, pero quería hacerle saber al chico que me tenía y podía contar conmigo para todo lo que se le ofreciera. Un piquete en mi pecho apareció en cuanto recordé su rostro asustado y unas inmensas ganas de haber golpeado a ese idiota también llegaron.
Tomé la pluma y escribí sin musitar.

*No te voy a dejar solo Sam*

El chico a mi derecha cubrió delicadamente su rostro con su mano y una ligera sonrisa se situó en el mío cuando distinguí sus mejillas ligeramente sonrojadas.
Cuando recibí respuesta, muy en el fondo sabía lo que estaba sucediendo, pero me negué a aceptarlo.

Solamente eso.

"Está bien, pero no lo vuelvas a hacer"

Apreté el pequeño papel sobre mis manos delicadamente, observando la curveada y bonita letra del rubio. Por primera vez ignore las miradas curiosas de todos los presentes en el salón y simplemente me dediqué a vivir mi momento intercambiando notitas con el chico de a un lado.

_______\\\\\\_________\\\\\\\_______

El día había empezado bien. Bastante bien; inusualmente con una sonrisa en mi rostro, me senté sobre mi cama analizando cuál sería mi primera acción. No me costó demasiado tomar el cambio de ropa que había dejado a mis pies y levantarme para tomar una ducha rápida.
Una razón inexplicable me hacía creer que el día de hoy me veía mejor que los anteriores. Por primera vez en tres días había dormido bien, además de que sonreía más de lo habitual.
Bajé hasta la planta baja corriendo y tomé una manzana de un pequeño trasto con frutas que se encontraba en la cocina. No iba tarde, pero algo me pedía que pasara a la casa de Claudia antes de ir a la escuela.
A paso veloz, me dirigí hasta la casa de la mujer, la cual quedaba a pocos minutos de la mía; como era de costumbre, varias personas me miraban cuando pasaba por la calle debido a mi altura. No le tomé demasiada importancia y apresuré mi paso hasta el lugar indicado. Me tomó menos de un minuto llegar.
Di dos leves toques en la puerta de la mujer quien después de esperar muy poco tiempo, la abrió delicadamente. Llevaba en sus brazos un tazón con masa que seguía revolviendo de manera monótona, y le sonreí curiosamente, ¿desde cuando le sonreía a las personas?

-Nilak, cariño.- me devolvió la sonrisa un tanto sorprendida.- pasa, pasa.- la mujer se hizo a un lado para dejarme entrar. La casa se veía exactamente igual que hace unos días, solamente que ahora habían varias cosas de Sam por todos lados al igual que su olor impregnado. Parecía como si el chico hubiera estado viviendo aquí desde siempre, y eso me alegraba.

-Vine por Sam, Claudia.- le dije de manera calma. Ella solamente asintió mientras caminaba delicadamente a la cocina con el tazón sobre sus manos; sin saber muy bien qué hacer, solamente la seguí hasta el pequeño cuarto en donde habían trastes y ollas por todos lados.

-El está preparando su mochila.- me sonrió mientras me tendía el trasto con masa, indicándome que le ayudara a revolver. Sin mayor problema lo tomé y comencé a repetir los mismos movimientos que hasta hace poco ella era la encargada de hacer.- seguramente no tarda en bajar.- asentí serio a la vez que observaba a Claudia tomar una tabla de cortar y comenzar a desmenuzar un trozo grande de carne.- sabes.- volvió a hablar, pero ahora de una manera un tanto amarga.- no sé el ambiente en el que este chico vivía, tampoco cómo se llevaba antes contigo, pero supongo que ya sabes lo que le sucedió hace poco.- asentí nuevamente sin decir una palabra, recordando todos los hematomas en su rostro que hasta hoy seguían sin desaparecer.- sé que ahora todo va bien entre ustedes, y que ahora Sam está bien, pero...- suspiró, cansada.- el es un poco inestable y lo oigo llorar por las noches.- mi piel se erizó un poco ante lo ultimo. Sentía como la felicidad de mi día iba disminuyendo poco a poco, pero mi mano al batir la masa no paró ni un segundo.- quería que me ayudaras, el otro día hablé con Sam sobre ir a un psiquiatra, pero el se niega a ir. Yo sé que necesita ayuda, y si tú no se lo pides...

-Claudia, me voy ya.- se escuchó la voz del rubio en la puerta de la cocina, obligando a la mencionada a guardar un completo silencio. Me vi forzado a girar la mirada y mirar a Sam, quien curiosamente casi me hizo olvidar la conversación al conectar mis ojos con sus orbes azules; el chico se vió un tanto sorprendido ante mi presencia, pero una sonrisa diminuta en sus labios me dió a entender que no le molestaba en lo más mínimo.

-Claro cariño.- la mujer le sonrió amistosamente, para después dedicarme una mirada fugaz, dándome a entender que lo que habíamos estado hablando hace poco todavía estaba pendiente.
Le sonreí un tanto embobado para después salir del pequeño cuarto junto al rubio, el cual podía observar que había tomado una ducha rápida. Sus hematomas estaban bajando y casi se podía notar su rostro; una curiosidad por verlo completamente sano me llenó, y decidí quedarme con ese sentimiento mientras caminábamos en dirección a la escuela.

Iba a preguntarle qué tanto había estado haciendo en la mañana, pero el chico me interrumpió.

-Quiero volver a trabajar.- su delicada voz llamó mi atención, por lo que giré mi vista hasta él. Sam solamente miraba un punto en el vacío. Un extraño sentimiento de alegría cuando el me contó un asunto que le estaba sucediendo me invadió e intente darle mi completa atención.

-Creo que deberías.- salió de mis labios, como un sonido ronco. Tal vez tuve que haber sido más cálido, pero fue lo único que se me ocurrió en ese momento.

-Tal vez debería.- suspiró.- no sé qué ha sido de Rosa, ella se preocupaba por mí desde el inicio. Y yo solo la dejé.- la voz del chico flaqueó e inmediatamente vino a mi mente la imagen de la chica pelirroja que abrazó a Sam cuando este llegó llorando. Sabía que ella era una buena persona, y que lo cuidaba.
En eso, una idea llegó a mi cabeza repentinamente.

-Podemos ir hoy.- por primera vez el rubio me miró un tanto esperanzado. Nunca me había preocupado por hacerle un favor a alguien y no entendía porqué con el no me costaba en lo más mínimo.

-¿En serio?- le sonreí.

-En serio.

NilakWhere stories live. Discover now