Nilak | Una tarde solo

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Apenas y podía creer esto.

Me sentía tan raro y feliz al mismo tiempo.

Miré a la derecha distraídamente cuando un semáforo se puso en rojo, y admiré al rubio que dormía delicadamente en el asiento del copiloto. Todo su rostro estaba rojo debido a los rayos solares, al igual que sus hombros.

Sonreí y acaricié su nariz delicadamente.

Le quería tanto, y al fin estaba a mi lado. Todo el esfuerzo pasado, ahora ya tenía una recompensa.

Jamás le fallaría. No lo perdería.

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Me sentía nervioso a un lado de toda esta situación, muy nervioso realmente.

-Tranquilo, voy a estar bien.- susurró el rubio mientras soltaba mi mano y me sonreía de una manera hermosa. Aunque esas palabras no me convencieran, en el fondo sabía que tenía que confiar en él más que en cualquier otra persona, sino esto no funcionaría.

-Lo sé.- musité serio.- es solo que no quiero que me dejes solo.

El contrario rió y se acercó a mí para dejar un pequeño beso sobre mis labios a modo de despedida.

-Son solo cuatro horas.- me dijo alegre.- después pasaremos todo el tiempo que quieras juntos.- inflé las mejillas sintiéndome algo malhumorado.

-Si ocupas algo, sabes que voy a estar aquí, ¿cierto?

-¿Ahora me acosas?- bromeó.

-Solo....- guardé silencio, pensando en si decirle lo que había estado pensando era lo correcto.- llámame en cuanto salgas.

Sam asintió con la cabeza de manera sonriente y ahora realmente se dió la vuelta para comenzar a alejarse de mi lado. Lo observé entrar a el establecimiento en el que antes trabajaba, y cuando Rosa se acercó para saludarlo con un fuerte abrazo por fin pude descansar.
Era cierto que él no era el mismo de antes, a mí y a todos los demás nos costaba reconocer al Sam de antes con el de ahora; pero eso no me dejaba libre de preocupaciones, simplemente el pensar en la vez que llegó sangrando me ponía la piel de gallina.

En serio, me ponía demasiado ansioso.

Cuando mis pies por fin se movieron por la acera y me dirigí a algún lugar en el mapa, mis labios no evitaron sonreír. Parecía un novio preocupado sin siquiera serlo, y eso solo me había dejado pensando otro rato, ¿cuándo se supone que tenía que pedírselo?
Todas mis relaciones pasadas simplemente fueron no correspondidas de mi parte, y hasta hace unos meses me parecía imposible el que yo estuviera pensando en cómo proponérmele a alguien. Y menos que ese alguien fuera un chico.

¿Estaba loco? ¿En serio me estaba volviendo loco?

Mi celular vibró dentro de mi bolsillo y tardé menos de un segundo en sacarlo de él, con mi tonta mente enamorada esperando a que Sam haya olvidado algo, o simplemente se arrepintiera de volver a trabajar en ese sitio.

Claro que ese no era el caso, lo sabía de antemano. Solo que tampoco esperaba que la vida me odiara tanto.
Tanto demasiado.

"Hijo, tenemos que hablar".

NilakWhere stories live. Discover now